ATRIBUTOS DIVINOS
JUSTICIA INFINITA DE DIOS

Dios premia todo lo bueno y castiga todos los malos actos. Pero hay que tener claro que nos premia o nos castiga sólo parcialmente durante nuestra vida terrena, porque el premio o castigo pleno tendrá lugar en la otra vida.

La Sagrada Escritura tiene muchísimos ejemplos de castigos en esta vida:

El Diluvio (Gn. 6, 5-7; 10; 17; 22-23).

La destrucción de Sodoma y Gomorra (cf. Gn. 18, 20-21; 19; 13; 24-25).

Muerte del Sumo Sacerdote Helí y de sus hijos (cf. 1 Sam.3, 12-14; 4, 11, 17-18).

Muerte del hijo de David con Betsabé (cf. 2 Sam. 12, 14-19).

Muerte de otro hijo de David, Absalón, quien originó una guerra civil, pero fue derrotado por las milicias del rey (cf. 2 Sam. 17, 1; 12, 14; 18, 9-10, 14b-15).

Pero hay que tomar en cuenta que la Justicia Infinita de Dios será plena sólo en la vida eterna, pues es frecuente la objeción de que los malos no son castigados aquí y por el contrario los que tratan de obrar bien pueden sufrir una serie de inconvenientes y calamidades.

Ante esta argumentación hay que decir que Dios nunca prometió que los rectos recibirían su recompensa en esta vida. Lo que sí nos dijo fue que éstos recibirán felicidad eterna en el Cielo y que los malos serán castigados.

Dios en esta vida da bienes y males a unos y otros, premios y correcciones a unos y otros. Bien lo dice el Señor: “Hace lucir el sol sobre buenos y malos, y hace llover sobre justos y pecadores” (Mt. 5, 45).

 

Sin embargo, tenemos que creer firmemente que Dios es infinitamente Justo y que su justicia sobrepasa nuestros humanos juicios y las apariencias en esta vida, y que El premiará justísimamente a los buenos y castigará justísimamente a los malos.

“Si ustedes quieren obedecerme, comerán lo mejor de la tierra; pero si ustedes insisten en desobedecerme, será la espada la que los devore” (Is. 1, 19).

Por eso hay que recordar siempre que esta vida no es el final, es sólo pasajera y muy breve: lo verdaderamente importante y perdurable viene después, y es en ese después cuando Dios ejecutará su justicia definitiva.

“El pagará a cada uno de acuerdo con sus obras. Dará Vida Eterna a quien haya seguido el camino de la gloria, del honor, de la inmortalidad, siendo constante en hacer el bien; y, en cambio, habrá sentencia de reprobación para quienes no han seguido la verdad, sino más bien la injusticia. Habrá sufrimientos y angustias para todos los seres humanos que hayan hecho el mal … La gloria, en cambio, el honor y la paz serán para todos los que han hecho el bien” (Rom. 2, 6-10).

Dios premia la más pequeña buena acción y castiga el más pequeño pecado. Ninguna acción, buena o mala, por pequeña que sea quedará fuera del juicio divino.

“El que dé un pequeño vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, no quedará sin recompensa” (Mt. 10, 42).

“Yo les digo que en el día del juicio tendrán que dar cuenta hasta de lo dicho que no podían justificar” En otras traducciones: “hasta de las palabras ociosas” “hasta de lo dicho inútilmente” (Mt. 12, 36).

 

Dios juzga según la intención de cada cual. Dios ve el corazón y no la apariencia. Y así será su juicio.

“Los hombres juzgan por las apariencias, pero Dios juzga el corazón” (1Sam. 16, 7).

“Porque todos ésos han dado de lo que les sobra, mientras que ella, no teniendo recursos, ha echado todo lo que tenía para vivir” (Lc. 21, 4).

“Este servidor conocía la voluntad de su patrón: si no ha cumplido las órdenes de su patrón, recibirá un severo castigo. En cambio si es otro que hizo, sin saber, algo que merece azotes, recibirá menos golpes” (Lc. 12, 47-48).

Ahora veamos citas bíblicas sobre la Justicia Divina:

“Porque eres justo en todo lo que haces, todos tus caminos son rectos, tus obras son verdaderas y todos tus juicios son irreprochables” (Dn.3, 27).

“Tú eres justo, Señor, y rectos son tus juicios” (Sal. 119, 137).

“Porque el Señor es justo y ama la justicia, los que son rectos contemplarán su rostro” (Sal. 11, 7).

“Hermanos: no se tomen la justicia por su cuenta, dejen que sea Dios quien castigue, como dice la Escritura: ‘Mía es la venganza, Yo daré lo que se merece’, dice el Señor” (Rm. 12, 19).

ORACION

Dios de Justicia. Dios de salvación.
Tú que ves mi corazón,
deseo acogerme a tu Justicia que es perfecta.
Hazme recto(a) según tu plan.
Sé que has dispuesto de todas las gracias necesarias para que así sea.
Y así, el día de tu Justicia definitiva pueda gozar de tu gloria para siempre.
Amén.

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