¿SON IGUALES TODAS LAS RELIGIONES?
RELIGIONES MONO-TEISTAS

OBJETIVO

  • Revisar la Declaración “Dominus Iesus” sobre la Iglesia Católica y las demás Iglesias y Religiones.

  • Comparar la Religión Católica con las demás Religiones mono-teístas.

PREGUNTAS

  1. ¿Cuáles son las Religiones mono-teístas y cómo se comparan con la Religión Católica?

  1. ¿Existe el monoteísmo dentro de las religiones orientales?

  2. APENDICES:

ORACION

Ilumina, Señor, nuestro corazón y nuestra mente para que,
al estudiar otras creencias y otras religiones,
nos demos cuenta del privilegio de ser católicos,
pues en tu Iglesia nos has dejado la
plenitud de los medios de salvación.
Danos una Fe viva y operante,
indubitable y segura,
de manera de mejor convencernos de tu Verdad,
que es una, porque eres Tú mismo, Jesús,
y que, siguiendo tu mandato de
evangelizar y siguiendo la instrucción
del Papa Juan Pablo II, tu Representante
en la tierra.
podamos comunicar esa, Tu Verdad,
a los que deseen oírla.
Tú nos has dicho que eres ‘Camino,
Verdad y Vida’.
Que esta definición tuya que Tú mismo
nos has dejado
nos lleve a seguir tu Verdad por el Camino hacia la Vida Eterna. Amén.


DECLARACION “DOMINUS IESUS” sobre la Iglesia Católica y las demás Iglesias y Religiones.

Como marco de referencia para revisar si son iguales todas las religiones, vamos a revisar algunos párrafos del documento más reciente de la Santa Sede sobre el tema de la Iglesia Católica y las demás Iglesias y Religiones. Se trata de la Declaración “Dominus Iesus” de Septiembre del 2000. He aquí lo que nos dice este documento al respecto:

“En conexión con la unicidad y la universalidad de la mediación salvífica de Jesucristo, se debe creer firmemente como verdad de fe católica la unidad de la Iglesia por El fundada. Los fieles están obligados a profesar que existe una continuidad histórica entre la Iglesia fundada por Cristo y la Iglesia Católica. En efecto, la única Iglesia de Cristo ‘subsiste en la Iglesia Católica, gobernada por el sucesor de Pedro y por los Obispos en comunión con él’ (Vat. II, Lumen Gentium #8).

“En relación a la existencia de numerosos elementos de santificación y de verdad fuera de su estructura visible en las Iglesias y Comunidades eclesiales que no están todavía en plena comunión con la Iglesia Católica, es necesario afirmar que su eficacia ‘deriva de la misma plenitud de gracia y verdad que fue confiada a la Iglesia Católica’ (Vat. II, Unitatis et redintegratio #3).

“Las Iglesias que no aceptan la doctrina católica del primado del Obispo de Roma permanecen unidas a la Iglesia Católica por medio de estrechísimos vínculos, como la sucesión apostólica y la Eucaristía válidamente consagrada. Por eso, también en estas Iglesias está presente y operante la Iglesia de Cristo, si bien falte la plena comunión con la Iglesia Católica.

“Por el contrario, las comunidades eclesiales que no han conservado el episcopado válido y la genuina e íntegra sustancia del misterio eucarístico, no son Iglesia en sentido propio; sin embargo, los bautizados en estas comunidades han sido incorporados por el Bautismo a Cristo y, por lo tanto, están en una cierta comunión, si bien imperfecta con la Iglesia Católica. ‘Por consiguiente, aunque creamos que las Iglesias y comunidades separadas tienen sus defectos, no están desprovistas de sentido y de valor en el misterio de la salvación, porque el Espíritu de Cristo no ha rehusado servirse de ellas como medios de salvación’ (Vat. II, Unitatis redintegratio #3)”.

  1. ¿Cuáles son las Religiones mono-teístas? ¿Cómo se comparan con la Religión Católica?

JUDAISMO:
Dios: sí - Cristo Dios: no

El Judaísmo es la religión más antigua revelada por Dios, la cual comenzó con la llamada de Dios a Abraham para que dejara su tierra, su familia y su gente y marchar a una tierra que El le mostraría, prometiéndole que haría una gran nación de sus descendientes (ver Gn. 12, 1-3).

El Judaísmo cree como premisa básica el amor a Dios (ver Dt. 6, 5) y, adicionalmente, el amor al prójimo (ver Lev. 19, 18). La forma de expresar este amor se encuentra descrita en los Diez Mandamientos (ver Ex. 20, 1-17).

La Sagrada Escritura es para los Judíos lo que para los Cristianos es el Antiguo Testamento, salvo algunos pasajes que no fueron escritos en el idioma hebreo, sino en arameo. Lo que para nosotros es el “Pentateuco” (o los primeros cinco libros de la Biblia) para los Judíos es la “Torah” o el libro de la Ley de Dios.

Pero, aparte del Antiguo Testamento, los Judíos tienen otros escritos que contienen la enseñanza oral del Judaísmo: el “Talmud” que es un comentario a la escritura hebrea y el “Midrash”, que explica el significado del Talmud.

Sin embargo, la religión judía no es sólo Antiguo Testamento o sus respectivos comentarios, sino que también incluye ideas y costumbres, basadas en tradiciones rabínicas, las cuales fueron criticadas por Jesucristo. Tal es el caso, por ejemplo, del lavatorio de las manos antes de cada comida, convertido en una acción meramente ritual (ver Mt. 15, 1-7). Y otras costumbres que los jefes religiosos judíos imponían al pueblo y que Jesucristo condenó severamente (ver Mt. 23, 1-39).

Pero lo más serio del Judaísmo es que aun está esperando el Mesías prometido, pues no cree que Jesucristo es Dios, y aunque creen en el Antiguo Testamento de la Biblia como Palabra inspirada por Dios, pasan por alto las profecías que sobre Jesús están allí y que se cumplieron ya:

Su nacimiento en Belén (Miq. 5, 1-2), su nacimiento de una Virgen (Is. 7, 14), los grandes milagros que realizaría (Is. 35, 5-6), el rechazo de su propia gente (Is. 53, 3), la traición de uno de sus amigos y el precio pagado (Sal 41, 10; Zac. 11, 12-13), los eventos de su pasión y muerte (Is. 53, Is. 50, 6; Sal. 22, 17).

Profecías del Antiguo Testamento sobre Jesús
(Presentación de Power Point)

JUDAISMO

 

CATOLICISMO

Dios Creador

no

Cristo Dios

no

Santísima Trinidad

sólo A.T.

Biblia

A.T. y N.T.

Diez Mandamientos

ISLAM:
Dios: sí
Cristo Dios: no

Otra religión monoteísta (un solo Dios) es el Islam, fundada por Mahoma, que cree en un dios distinto al Dios del Judaísmo y del Cristianismo, y tampoco cree que Jesucristo es Dios, sino un profeta inferior a Mahoma.

Es cierto que en el Islam se adora a un único Dios, pero no a el único Dios del Cristianismo

El dios del Islam no es el Dios Amor del Cristianismo, origen de todo amor, que ama a los seres humanos independientemente de si le aman o no (1 Jn. 4, 9-10 y 16). Según el Corán, el dios del Islam ama condicionalmente: ama a quien lo ama y lo siga, y no ama a quien no lo ame. “En verdad Alá es enemigo de los incrédulos (II-92). Alá ama a los benefacientes”(II-191). “En verdad, Alá no ama a los infractores” (II-186).

El Dios Amor perdona a todo aquél que se arrepienta. El Dios del Islam es selectivo, pues escoge a quien perdonar: “¿Por ventura no sabes que Alá, suyo es el reino de los cielos y de la tierra, que castiga a quien quiere y perdona a quien quiere?” (V-44).

El Dios Amor del Cristianismo ama a todos y nos ordena amar a todos, pero el Dios del Islam es excluyente: “No toméis a los judíos y a los cristianos por amigos. Algunos de ellos son amigos de los otros, y quien de vosotros se amista con ellos, ciertamente es de ellos. En verdad, Alá no encamina al pueblo de los inicuos” (V-56).

 

ISLAM

 

CATOLICISMO

no

Cristo Dios

alma inmortal

no

Santísima Trinidad

no

Sacerdocio

no

Eucaristía

eternidad

no

Visión Beatífica

oración

monoteísmo

 

ISLAM

 

CATOLICISMO

vengativo
excluyente
violento
selectivo
perdona sólo a algunos

DIOS

Amor

profeta inferior a Mahoma

CRISTO

Dios

reverenciada como
madre de un profeta

SS VIRGEN MARIA

Madre de Dios

creados por Dios como demonios

demonios y ángeles malos

(CIC #391) creados por Dios como Angeles Buenos,
que se hicieron malos

 

Aunque el Islam acepta la Biblia como revelación divina, el Corán está por encima de la Biblia. Lo interesante es observar de dónde proviene el Corán.

Según cuenta Mahoma, se encontraba él meditando en una cueva en las afueras de Mecca, en el año 610, y, según dice, se le presentó el “ángel Gabriel” con un mensaje para toda la humanidad, el cual le fue revelando a lo largo de 20 años.

Lo curioso es que le revela que Cristo no es Dios, que María -a quien el Angel Gabriel había anunciado 610 años antes que sería la “Madre de Dios” y de hecho lo es- es sólo madre de “un profeta”.


JESUS Y MAHOMA EN EL CORAN:

  A pesar de esto, en el Corán hay menciones muy importantes sobre Jesús.   Actualmente hay estudiosos -mahometanos incluidos- que usan el Corán para comprobar las diferencias que en éste hay entre Jesús y Mahoma.

En el ámbito cristiano protestante, el teólogo y apologeta evangélico Norman L. Geisler suele señalar estos 6 puntos de comparación entre ambos “profetas” según el Corán.

1) El Corán reconoce que Jesús nace de una mujer virgen, pero que Mahoma no (la tradición islámica conoce bien a los padres de Mahoma, Abdulá  y Amina)

2) El Corán reconoce que Jesús no pecó, no tenía pecado en él, mientras que recoge que Mahoma sí era pecador.

3) En el Corán, Jesús es llamado el "Mesías", es decir, el Ungido, un título muy elevado que Mahoma no recibe.

4) En el Corán Jesús es llamado "la Palabra de Dios", un título poderoso y elevado, que Mahoma no recibe.

5) En el Corán se declara varias veces que Jesús hacía milagros, mientras que en este libro Mahoma no los hace.

6) Jesús en el Corán es ascendido al Cielo con su cuerpo; cosa que el Corán no recoge acerca de Mahoma.

Otro testimonio importante es el de Mario Joseph, quien fue imán musulmán y ahora es predicador católico.  Lo que inquietó a Mario Joseph fue cuán grande resultó Jesús al comparar lo que se dice de El y lo que se dice de Mahoma precisamente en el Corán.  En su libro Encontré a Cristo en el Corán dice cosas como éstas:

Mario Joseph, cuando aún era imán musulmán y se llamaba Suleimán, sin conocer nada de Geisler y su exposición, ya había notado estos aspectos que le inquietaban.

Y cuando preguntaba a sus maestros si eso no significaba que Jesús era más grande que Mahoma, quizá mucho más grande, ellos no sabían responder con razones. Pero Mario Joseph señala algunos detalles más.

7) El nombre de Mahoma aparece en el Corán sólo 4 veces, bajo dos denominaciones: Ahmed y Mohammed. En cambio, Jesús es mencionado en el Corán con 4 títulos poderosos: Kalimathullahi (Palabra de Dios), Ruhullahi (Espíritu de Dios), Isá al-Masih (Jesús el Mesías) y, finalmente, Ibnu Mariam (hijo de María, título poderoso porque María es la más excelsa de las mujeres, protegida de Dios, modelo para todos, etc...)

8) El capítulo 19 del Corán, titulado "María", canta excelencias asombrosas de Jesús que Mario no veía atribuidas en Mahoma, a saber:
-           Jesús es la Palabra de Dios.
-           Jesús es el Espíritu de Dios.
-           Habló desde su cuna (el bebé Jesús, casi recién nacido, explica a unos      maledicentes que su madre no ha tenido trato con varón)
-           Dio vida a pájaros hechos de barro (historia que el Corán toma del           evangelio apócrifo de Tomás, o de la Infancia, del siglo II).
-           Curó enfermedades incurables.
-           Dio vida a los muertos.
-           Es omnisciente.
-           “Reveló todos los secretos”
-           “Ascendió al Cielo”
-           “Todavía está vivo”
-           “Cristo volverá a venir”

¿Cómo encajar todo esto con la supuesta autoridad de Mahoma?

Y eso se refiere sólo a lo que se encuentra en el Corán: en los hadices y otras fuentes de tradición islámica, se ve claramente, por ejemplo, que los demonios no se acercaban siquiera a Jesús y María, tal era su pureza y santidad, mientras que sí hostigaban a Mahoma. ¿No hace eso de Jesús alguien muy superior?

Mahoma peca, Jesús no.  Mahoma ha de pedir perdón por sus faltas. Y es que aunque el clero musulmán y los líderes religiosos islámicos hablen maravillas de Mahoma, en el Corán se ve, por ejemplo, como en la Sura 47 se dice al "profeta": "sabe, pues, que no hay más dios que Alá y pide perdón por tus faltas"; y más adelante, "que Dios te perdone por tus  faltas” (en 48, 2)

En cambio, Jesús, ni en el Corán ni en el Evangelio pide nunca perdón a Dios; Él, que insiste en la humildad, nunca reconoce haber pecado. Ni cristianos ni musulmanes atribuyen pecado alguno a Jesús.

Mahoma es sólo apóstol, Jesús en Ungido.  Y el título de "Mesías" ("Ungido") de Jesús, puede sonar mucho más fuerte que el de Mahoma, que para el Corán es sólo "enviado" (es decir "apóstol", en griego), o profeta (si bien el Corán le llama "el Apóstol de Dios y el sello de los Profetas", en 33,45).

Por otra parte, el título de que Jesús es la Palabra de Dios resuena con fuerza, ya que Mahoma no es nunca llamado así. Un cristiano que hable con un musulmán e insista en que Jesús es el Logos, la Palabra, algo eterno que está eternamente unido a Dios, no un mero hombre, podrá avanzar bastante.

El cuerpo de Mahoma está en La Meca; el de Jesús, en el Cielo

Por otra parte, los musulmanes no dudan de que el cuerpo de Mahoma está enterrado en La Meca, y allí peregrinan. También peregrinan a las tumbas de muchos otros profetas y hombres santos y milagrosos. Pero saben que no hay tumba de Jesús, que el cuerpo de Jesús no está en ningún sitio, y que en el Santo Sepulcro no hay ningún cadáver ni resto, como bien saben también los cristianos. El Corán mismo dice que Dios elevó a Jesús hacia Él (al Cielo). Añade -eso sí- que "no lo mataron ni lo crucificaron, aunque eso les parecía a ellos” (Sura 4:157-158)

Para entender a Alá, Mario Joseph acude a la Biblia.  En su apasionante testimonio, Mario cuenta que rezó a Alá pidiéndole guía sobre cómo debía entender y tratar a Jesús; después acudió al Corán y leyó: "Si tienes alguna duda acerca de lo que te hemos revelado, pregunta a quienes antes que tú ya leían la Escritura" (Sura 10, Jonás, verso 94). Mario entendió, asombrado, que ¡quien tenga dudas sobre el Corán es remitido por el mismo Corán a los que leían las escrituras previas, cristianos y judíos! Es decir, para obtener la perfección del Corán, debe obtenerse de la Biblia.

Ahora bien, al Islam se le suele considerar como una de las tres grandes religiones monoteístas. Pero veamos lo que nos dice un conocido historiador católico del siglo XX, Hillaire Belloc. En su libro “Las Grandes Herejías”, escrito en 1938, incluye al Islam como una herejía y lo descarta como religión.

En realidad se considera “herejía” la negación o duda de una verdad de la fe, hecha por un bautizado. Y Mahoma no era bautizado. Pero este autor insiste en que el Islam comenzó como una herejía y no como una nueva religión. “No era pagano en contraste con la Iglesia ... Fue una perversión de la doctrina Cristiana. Su vitalidad y su permanencia le dio pronto la apariencia de una nueva religión, pero los contemporáneos de su surgimiento lo vieron como lo que fue: no una negación, sino una adaptación y un mal uso de la cosa Cristiana”.

Se diferenció de la mayoría (no de todas) las herejías en que no surgió dentro de los límites de la Iglesia Cristiana”, ya que Mahoma no era Católico. Nos habla este autor del origen pagano de Mahoma, pero nos hace ver que lo que enseñaba era tomado de las doctrina central Católica. Ciertamente, tomó algunas cosas del paganismo de donde provenía, pero lo que más enfatizaba era un conjunto de ideas muy propias del Catolicismo: la omnipotencia de Dios, la bondad, la eternidad, la providencia divina, su poder creador como origen y sustento de todas las cosas, etc. Sin embargo, eliminó la Santísima Trinidad al negar la Encarnación. También eliminó la Eucaristía y el Sacerdocio. Decía que la doctrina Católica era cierta, pero que se había desvirtuado por muchos anexos, incluyendo la idea que su fundador era Dios. (cfr. Hillaire Belloc, The Great Heresies, 1938)

 

Algunos sostienen que el Judaísmo, el Cristianismo y el Islam tiene la misma raíz en Abraham, pues las tribus del desierto que Mahoma unificó y reunió alrededor de su nueva doctrina, eran descendientes de Abraham vía Ismael, hijo de la esclava Agar (cfr. Gn. 16, 10). Ciertamente, como raza, esas tribus son descendientes de Abraham, pero Mahoma rechazó y el Islam rechaza la tradición y las enseñanzas de Abraham y Moisés, que Judíos y Cristianos sí siguen.

De acuerdo al Corán, el Islam debe promoverse e implantarse por la fuerza, a través de la “jihad”, que significa “lucha”, la cual consiste en oponerse a “los infieles”, “los incrédulos”, “los inicuos”, “los infractores”, “los amigos de Satán”, que son todos los que no aceptan el Islam. Así se lee en el Corán:

“Y combatid en la senda de Alá a los que os combaten a vosotros y no infrinjáis. En verdad Alá no ama a los infractores” (II-186).

Y matadlos dondequiera que los encontréis, y echadlos de donde ellos os echaron a vosotros” (II-187).

Y matadlos hasta que no haya discordia, y haya la ley de Alá; pero si se abstienen, entonces, no haya enemistad, sino con los inicuos” (II-189). Los que creen combaten en la senda de Alá y los que no creen, combaten en la senda de Tagut. Combatid, pues, a los amigos de Satán” (IV-78).

Combate a los infieles y a los hipócritas, y ensáñate en ellos. Y su morada sera chehennam, y ¡qué mal paradero!” (IX-74).

De hecho, el Islam tuvo una difusión de grandísimas proporciones en cantidad de adeptos y en extensión de territorios. Nos dice Hillaire Belloc que por un momento pareció como si iba a conquistar y a degradar toda la cultura Cristiana. Pero nuestra civilización se salvó, a pesar de que la mitad del Mediterráneo se perdió.

La lucha entre el Islam y la Iglesia Católica continuó por un milenio (entre los años 700 y 1700). El encuentro definitivo fue la Batalla de Lepanto en 1571, entre las fuerzas cristianas muy inferiores a los ejércitos turcos otomanos. El Papa San Pío V atribuyó este triunfo a intercesión de la Santísima Virgen María, por lo que declaró la fecha del 7 de octubre como Nuestra Señora de la Victoria, celebración que fue posteriormente cambiada a la Fiesta del Rosario por el siguiente Papa, Gregorio XIII.

Al final de este período pareció que la cultura Cristiana prevaleció definitivamente, al menos por un tiempo, pues durante el siglo 18 y 19, el Islam pareció haber decaído. No podía alcanzar los descubrimientos en el área de la ciencia, de las comunicaciones, propias de la civilización occidental.

A raíz de esto y de las conquistas de occidente en territorios Mahometanos, la generación del siglo 20 comenzó a pensar que el Islam era algo lejano, atrasado, fosilizado, que no presentaba mayor problema.

Esto es ciertamente un error”, nos alertaba Belloc en 1928. “Tendremos que enfrentarnos al Islam en un futuro cercano. Tal vez si nuestra Fe (la Fe Católica) decae, el Islam resurgirá”.

Hay dos cosas preocupantes del Islam, dice este autor: la primera es que su fundamentación espiritual ha resultado inamovible. “Creo decir con verdad que el Islam es la única fuerza espiritual en la tierra en la que el Catolicismo ha encontrado una fortaleza inexpugnable”, la cual no ha logrado penetrar. La segunda consideración es que, su área de ocupación no ha disminuido, sino más bien ha ido creciendo lentamente. “El Islam progresa en masas, en hordas. Mientras la religión Católica progresa por conversiones individuales, el Islam lo hace por colonizaciones y movimientos masivos”. (cfr. Hillaire Belloc, Survivals and New Arrivals, 1928).

Hoy sabemos que el Islam es la religión de mayor crecimiento en el mundo y que para el 2010, si siguen las actuales tendencia, será religión con mayores adeptos, incluso por encima de todos los Cristianos y Católicos juntos.

Actualmente se puede observar dos corrientes en el Islam: los fundamentalistas, que siguen al pie de la letra o muy de cerca las enseñanzas de Mahoma y del Corán, y los modernistas, los cuales buscan re-interpretar el Islam para poder adaptarse a la civilización occidental.

ORTODOXIA:
Iglesia de Cristo: sí
Papa: no

En el año 1054 sucede la primera división en la Iglesia de Cristo: el llamado “Cisma de Oriente”. Los Obispos de Oriente se auto-proclaman “ortodoxos” (ortodoxia: verdadera doctrina) y se separan de Roma. Durante 1000 años habían reconocido la autoridad del Sucesor de San Pedro, el Obispo de Roma, pero a raíz de esta división, lo desconocen.

Cuando el Imperio de Occidente cae en manos de los pueblos Bárbaros (año 476), los Católicos de Oriente, siendo más importantes políticamente, comienzan a sentirse incómodos al tener que prestar obediencia al Obispo de Roma, quien carecía de importancia política. A este hecho, se unieron las diferencias culturales entre Roma y Constantinopla, entre Occidente y Oriente.

La Iglesia de Occidente fue declinando junto con el Imperio de Occidente. Inclusive, hubo un intento de cisma entre el Papa y los Obispos de Oriente del año 858 al 879. La división surgió en parte por una discusión de territorio entre ambas Iglesias, pero más grave fue la discusión sobre la “filoque” del Credo. (“Creo en el Espíritu Santo, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria”, rezamos en el Credo Niceno-Constantinopolitano, incorporado oficialmente a la Liturgia en el siglo 11).

El Patriarca de Oriente acusaba a la Iglesia de Occidente de no ser ortodoxa por sostener que el Espíritu Santo procedía tanto del Padre como del Hijo, además de la doctrina del Purgatorio y algunos otros supuestos errores. Este Patriarca terminó por retractarse y se reconcilió con el nuevo Papa. Pero los temas en discusión nunca fueron resueltos definitivamente.

Poco a poco las incomprensiones y malos entendidos se fueron ahondando hasta que sucedió el hecho más triste en la historia de la Iglesia hasta ese momento: el Gran Cisma de Oriente en el año 1054, cuando el Patriarca de Constantinopla rechazó rotundamente la costumbre latina de consagrar panes ázimos (sin levadura) durante la Misa. Así se llegó a la ruptura completa, mediante mutuas excomuniones.

Así la cristiandad quedó dividida entre la Iglesia Católica que reconocía al Papa como su cabeza visible en la tierra y la Iglesia Ortodoxa dirigida por sus Patriarcas.

La autoridad del Papa y la filioque siguen siendo dos trabas en el diálogo con los Ortodoxos hoy en día. Estos piensan que todos los Patriarcas, inclusive el Obispo de Roma son iguales en autoridad. El Papa es sólo el primero entre iguales (primus inter pares). El Espíritu Santo procede sólo del Padre, y para la Eucaristía hay que usar panes con levadura.

Las excomuniones de ambas partes que tuvieron lugar en el momento del Cisma fueron levantadas en 1965 cuando el Papa Pablo VI viajó a Constantinopla -uno de los primeros viajes papales en el siglo 20- a encontrarse con el Patriarca Atenágoras.

El diálogo con los Ortodoxos ha procedido, no sin ciertos problemas, como se vió en algunos de los viajes del Papa Juan Pablo II a ciertos países de mayoría ortodoxa, como Grecia y Rusia. 

ORTODOXIA

 

CATOLICISMO

Cristo Dios

sí,
(menos filioque)

Santísima Trinidad

Iglesia de Cristo

no

Papa

Obispos, Sacerdotes,
Diáconos
(“Sucesión Apostólica”)

Concilios Ecuménicos

Eucaristía

Santísima Virgen María

LA REFORMA PROTESTANTE
(cf. Alan Schreck, The Compact History of the Catholic Church)

Antecedentes:

Hacia finales de la Edad Media (siglos 14 y 15), la Iglesia comenzó a vivir una etapa de declinación de la Teología Escolástica (la de las Escuelas y Universidades), cuyo mayor exponente fue Santo Tomás de Aquino (1225-1274), el cual escribió esa obra maestra de la Teología, la Suma Teológica (1266-1274).

A pesar de que en esta época hubo algunos grandes y santo Teólogos, la Teología comenzó a declinar, al apartarse del estudio de la Biblia y de la Tradición Patrística. Comenzaron los Teólogos a dedicarse mayormente al estudio y el comentario de sus propios comentarios. Muchos se dedicaron a especulaciones sobre temas sin importancia, como “cuántos ángeles pueden posarse en la cabeza de un alfiler”, cuestiones que parecían un reto a la mente, pero que enfriaban el alma.

Comenzó, así, una nueva corriente teológica, denominada “Nominalismo”, que separaba la Fe de la razón, opuesta a toda la enseñanza de Santo Tomás de Aquino y de los Escolásticos, quienes sostenían que la Fe y la razón eran complementarias.

Sin embargo, mientras la Teología se iba convirtiendo en algo seco y lejano a la gente, una respuesta espiritual comienza a sucederse: surge, entonces, un movimiento místico que trata de buscar a Dios en el corazón, más que en el intelecto. Una de las obras místicas de esta época es La nube del no saber. Otra respuesta que surge en esa época es la meditación práctica de la vida de Jesús y su imitación, sin que tampoco mediaran razonamientos teológicos. De esta corriente hemos heredado la famosa Imitación de Cristo de Tomás de Kempis.

Causas remotas:

Esta gracia de renovación espiriual enviada por Dios no encontraba resonancia en su Iglesia, pues se enfrentaba obstáculos por parte de los Papas y de la mayoría de las personas, y así, este resurgimiento espiritual renovador realmente no caló en la Iglesia.

Esa fue la tragedia que nos llevó a la Reforma. Los Papas estaban ocupados en mejorar la situación económica de la Iglesia, la cual había decaído enormemente. Entre diversos procedimientos inconvenientes e inmorales para lograr ingresos económicos, estuvo la venta de indulgencias

Las indulgencias eran antes, como las conocemos ahora: un reconocimiento a la oración y el arrepentimiento del cristiano. Pero en esa época se vendían como mercancía.

El Católico común no fue tocado por la renovación espiritual que estaba teniendo lugar en algunos ambientes, sino que mantenía devociones exteriores a los Santos y la la Virgen, haciendo peregrinaciones y ganando indulgencias, sin una verdadera comprensión de las verdades básicas de la fe cristiana.

Además de lo económico, los Papas estaban ocupados también de la cosa política y de las artes. Los Papas del Renacimiento querían demostrar que la Iglesia apoyaba el arte, la música, la literatura, etc. El Papa Julio II comenzó la construcción de San Pedro Vaticano y la contratación de Miguelangel, Rafael y Bernini, los mejores artista del mundo del momento, costaba dinero. Además, estas actividades -muy laudables desde el punto de vista artístico- distraían la atención del Papa de la peligrosa situación en que se encontraba la Iglesia.

Hubo un intentode reforma de esta situación, por lo que se convocó al V Concilio de Letrán en Roma, el cual concluyó en 1517, la víspera de la Reforma Protestante. Este Concilio pasó muchas reformas que, de haberse implementado, hubieran tal vez impedido el cisma. Ya era tarde. Comienza la Reforma Protestante.

 

Martín Lutero:

Siendo Sacerdote Agustino, Lutero estuvo en Roma durante 1510 y lo que pudo observar allí influyó negativamente en él. Después de estudiar Sagrada Escritura en Alemania, encuentra en San Pablo esta cita: “Dios nos hace justos mediante la fe en Jesucristo, y eso vale para todos los que creeen sin distinción de personas. Pues todos pecaron y a todos les falta la Gloria de Dios. Pero él, en forma gratuita, les regala su perdón mediante el rescate que se dio en Cristo Jesús” (Rm. 3, 22-25).

Interpretó de esta cita que sólo nos justifica y sólo basta para justificarnos, la fe en Cristo. Movido por este “novedoso” principio y reaccionando en contra de la venta de las indulgencias, Lutero fija sus Noventa y Cinco Tesis sobre las Indulgencias en las puertas de la Catedral de Wittenberg.

Algunos historiadores eclesiásticos sostienen que Lutero era un monje con un gran grado de culpabilidad, de escasa preparación teológica, de tendencia nominalista, por lo tanto, convencido de que era imposible una síntesis entre Fe y razón.

Poco a poco va elaborando un sistema de fe adaptado a sus dificultades personales: “Los pecados del hombre, así se lo aseguraba su alumbrado descubrimiento, no son culpa del hombre ... se deben a una corrupción universal y esencial a su naturaleza, consecuencia del pecado original. No sólo no puede el hombre evitar el pecado: ni siquiera puede obrar bien, aunque lo desee. Sus acciones tienen que ser pecaminosas, aunque él no tiene la culpa de que lo sean. De las penas que en justicia le corresponden por ese cúmulo de maldades, el hombre es redimido por la gracia de Dios; y la condición para obtener la gracia de Dios es la fe, es decir, el hombre habrá de creer que Dios quiere salvarle y habrá de poner su confianza en ello. Tal es la teoría revolucionaria llamada técnicamente “justificación por la fe sola” (Philip Hughes, Síntesis de Historia de la Iglesia).

Si esto es verdad, se sigue que toda la estructura tradicional del cristianismo es una mera ficción, vacía e inútil. Así, Lutero eliminó los Sacramentos, aunque conservó el Bautismo. Dejó la confesión como un acto entre Dios y la persona. Admite que la presencia real de Cristo en la Eucaristía se da por la consagración y por la fe de los fieles. La Iglesia como institución jerárquica es pura obra humana. La única fuente de verdad es la Sagrada Escritura, interpretada libremente por cada uno. Niega las indulgencias, el Purgatorio, la intervención de los Santos y la validez de las oraciones por los difuntos.

Adicionalmente convoca a los príncipes germanos a iniciar sus propias iglesias nacionales. La mayoría responde al llamado de Lutero, pues desearon escapar la autoridad y los impuestos de Roma. Así comienzan a nombrar sus propios obispos, con lo que se da inicio a la iglesia Luterana.

En 1521, Lutero es excomulgado. Pero sigue adelante, afirmando que la Iglesia es una sociedad invisible, de la cual puede apartar solamente el pecado y no el castigo de la autoridad eclesiástica.

Más y más divisiones:

Basándose en el principio luterano de la libre interpretación de la Biblia, pronto empezaron a surgir un sin fin de opiniones diferentes -que por cierto aun persisten- las cuales dieron origen a un elevado número de divisiones. Así fueron surgiendo las demás denominaciones protestantes y subsecuentes divisiones desde 1517 hasta nuestros días, siendo las más recientes los Pentecostales y los Evangélicos.

PROTESTANTISMO:
Cristo: sí
Iglesia de Cristo: no

En 1517 Martín Lutero da inicio a su inconformidad con Roma. Su enseñanza fundamental es la siguiente:

Basta la fe en Cristo para alcanzar “la justificación” (perdón de los pecados y amistad con Dios). No hace falta la Iglesia visible de Cristo, la que viene desde su fundación con el Papa, Obispos, Sacerdotes, Diáconos, Sacramentos, Concilios Ecuménicos, etc. Lo importante es la Iglesia espiritual, a la que pertenecen los que creen en Cristo. El estar vinculado a una entidad eclesiástica no tiene mayor importancia, pues esta pertenencia sirve solamente para ayudar a vivir la fe en comunidad.

Por supuesto, basándose en estos principios, los Protestantes comenzaron a dividirse y dividirse en otras iglesias, religiones, grupos, comunidades, etc., etc.

De allí que, solamente a raíz de la Reforma de Lutero, se originan los Luteranos (en 1521), los Calvinistas (en 1532), los Presbiterianos (1560), los Bautistas (1611), los Metodistas (1784) ... quienes fundamentalmente siguen las ideas de Lutero, con ligeras variaciones entre ellos.

PROTESTAN-
TISMO

 

CATOLICISMO


Cristo Dios

Santísima
Trinidad

la fe basta

Salvación

Fe y obras (*)
(respuesta
a la Fe)

no

Iglesia de Cristo

no

Papa

no

Obispos,
Sacerdotes, Diáconos
(“Sucesión
Apostólica”)

no

Concilios
Ecuménicos

presencia simbólica

Eucaristía

presencia real

libre interpretación

Biblia

interpret. a/c Iglesia

AT y NT excepto:
Tobías, Judit, Sabiduría,
Eclesiástico, Baruc, (**)
1 y 2 Macabeos,
partes de Ester y Daniel

Biblia (Canon)

AT y NT
completos

no

Tradición
Eclesiástica

Bautismo

no

María siempre
Virgen

no

Culto a la
Santísima Virgen
María

no

Culto a los
Santos

no

Sacramento de la
Confesión

ANGLICANOS
(en Inglaterra)
o EPISCOPALIANOS
(en EEUU):

En 1534 el Rey Enrique VIII de Inglaterra se aparta de la Iglesia de Roma, pues el Papa no le concede la anulación del matrimonio con su legítima esposa, para casarse con Ana Bolena. La historia de este perverso Rey es conocida: mandó a matar a la nueva esposa, para casarse con otra y así continuó con sucesivas uniones.

El Jefe de la Iglesia Anglicana es el Rey de Inglaterra. Lo demás es muy parecido a la Iglesia Católica, salvo en algunas diferencias importantes en algunos Sacramentos: el Matrimonio no es indisoluble, admitiéndose el divorcio. La Confesión es una mera declaración de perdón concedida por Dios. Jesucristo está sólo espiritualmente presente en el pan y en el vino consagrados.

En cuanto a la autoridad, después del Rey o la Reina, viene el Parlamento y, seguidamente, el Arzobispo de Canterbury.

Al independizarse Estados Unidos de Inglaterra, los Anglicanos de Norteamérica no pudieron reconocer al Rey o a la Reina de Inglaterra como su jefe, por lo cual adoptaron el nombre de “Episcopalianos”, al reconocer al Arzobispo de Canterbury como su coordinador.

Con respecto a la “Sucesión Apostólica”, el Papa León XIII la declaró oficialmente interrumpida en 1880, ya que desde 1559 la Reina Isabel I había nombrado titular de la sede de Canterbury a uno que no era Obispo. Al no serlo, no podía legítimamente ordenar Sacerdotes, ni consagrar a otros Obispos, ni mandar sobre ellos.

Con respecto al Orden Sacerdotal, recientemente los Episcopalianos han causado un malestar interno al ordenar mujeres sacerdotisas, por lo cual muchos han pedido integrarse a la Iglesia Católica.

EVANGELICOS:
Cristo: sí
Iglesia de Cristo: no

Los grupos llamados “Evangélicos” en Latinoamérica, son procedentes de los distintos grupos protestantes, especialmente de los Bautistas de Norteamérica, pero sobre todo (en un 70%) de los Pentecostales, los cuales proceden remotamente de los Metodistas.

El Pentecostalismo es considerado como “una reforma dentro de la reforma protestante”. Le dan una importancia vital al Espíritu Santo para la vida del cristiano. Hablan del bautismo del agua y del bautismo en el Espíritu, como un nuevo nacimiento en el Espíritu Santo.

La presencia del Espíritu Santo se manifiesta exteriormente en carismas, especialmente el don de lenguas, aunque con frecuencia no es una oración en lenguas auténtica. Ofrecen curaciones mediante la imposición de manos, pero se muestran milagreros, dando un sentido mágico a la oración, tratando de obligar a Dios a hacer tal o cual milagro. Pregonan un mundo sin dolor y, además, prometen la prosperidad y el éxito a los que se entregan a Cristo. Ambas cosas el no sufrir y el éxito son posturas anti-evangélicas.

Tienen muchas cosas en común con sus orígenes protestantes, pero también difieren en algunas. Por ejemplo, con respecto a la justificación sólo por la fe, cuestión tan central en el Protestantismo, los Pentecostales la predican en teoría, pero en la práctica exigen la conversión y la fe con obras.

Toman el precepto de evangelizar de Cristo como una cuestión independiente y cada cual puede comenzar -hasta en una habitación - su propia “iglesia”, de la cual será el o ella el jefe(a). Esto ha dado por consecuencia una proliferación de muchísimos grupos Pentecostales: para 1980 sólo en Estados Unidos se podían contar unos 25 mil grupos.

2. ¿Existe el monoteísmo dentro de las religiones orientales?

Sorprendentemente, sí existe el monoteísmo dentro del Hinduísmo. Es la prueba de cómo el Espíritu Santo esparce sus semillas de verdad donde sea, pues el Espíritu Santo es como una suave brisa que sopla donde quiera y no se sabe de dónde viene ni a dónde va (ver Jn. 3, 8).

El Hinduísmo es un sistema religioso amplísimo y variadísimo, abrazando una diversidad de creencias y prácticas religiosas. Entre esta amplia gama, los hindúes pueden ser teístas o no-teístas, mono-teístas o poli-teístas.

En la literatura hindú existen dos grandes épicas, una de las cuales incluye la más difundida de las escrituras hindúes: el Bhagavad Gita (Canto del Señor Bendito),

La importancia de esta historia es que promueve la devoción a un dios específico como camino para lograr la salvación. El héroe de la historia coloca a ese dios por encima de sus propios deseos.

Otra semilla de verdad se consigue en escritos del Siglo 9, los cuales formulan que el alma humana y la de Dios son de la misma sustancia. Y otros escritos del Siglo 12, los cuales no sólo sostienen que Dios y el alma humana son de las misma esencia, sino que el alma mantiene en una relación eterna con Dios.

(Cuadro Religiones)

APENDICE(*):
Declaración Conjunta
de Católicos y Luteranos
sobre la Doctrina de la Justificación (1999)

A partir de la Reforma Protestante, iniciada por Lutero,el tema de la justificación (perdón de los pecados y amistad con Dios) ha sido un tema muy conflictivo entre Católicos y Protestantes.

De hecho, los Protestantes siempre han sostenido que nada podemos hacer para ganar el Cielo, sino que simplemente hay que aceptar lo que Jesucristo ha hecho por nosotros. Sostienen que no importa cuántas obras buenas hagamos o cuántas oraciones digamos por los muertos, ni las unas ni las otras, pueden ayudar a nadie a llegar al Cielo. El Protestantismo sostiene que la salvación y el Cielo son un don que Dios nos ofrece y que para recibir este don sólo hace falta que la persona lo acepte por medio de la fe.

Los Protestantes hablan de que sólo basta la fe y los Católicos de que la fe sin obras no vale, pues se requiere nuestra cooperación a la gracia divina para ser salvados.

Sin embargo, en Noviembre de 1999, Católicos y Luteranos firmaron una Declaración Conjunta sobre la Doctrina de la Justificación. De este documento copiamos a continuación algunos párrafos que, aunque no ha resultado en un ecumenismo efectivo, son muy esclarecedores tanto para Católicos como para Luteranos y causan mucha alegría entre estos seguidores de Cristo:

“En la fe juntos tenemos la convicción de que la justificación es obra del Dios trino ... Juntos confesamos: ‘Sólo en la gracia mediante la fe en Cristo y su obra salvífica y no por algún mérito nuestro, somos aceptados por Dios y recibimos el Espíritu Santo que renueva nuestros corazones, capacitándonos y llamándonos a buenas obras’ (#15).

“Juntos confesamos que en lo que atañe a su salvación, el ser humano depende enteramente de la gracia redentora de Dios ... y es incapaz de volverse hacia El en busca de redención, de merecer su justificación ante Dios o de acceder a la salvación por sus propios medios. La justificación es obra de la sola gracia de Dios. Puesto que Católicos y Luteranos lo confesamos, es válido decir que: (#19)

“Cuando los Católicos afirman que el ser humano ‘coopera’, aceptando la acción justificadora de Dios, consideran que esa aceptación personal es en sí un fruto de la gracia y no una acción que dimana de la innata capacidad humana. (#20)

“Juntos confesamos que el pecador es justificado por la fe en la acción salvífica de Dios en Cristo ... Dicha fe es activa en el amor y, entonces, el cristiano no puede ni debe quedarse sin obras (#25)

“Juntos confesamos que las buenas obras, una vida cristiana de fe, esperanza y amor, surgen después de la justificación y son fruto de ella. Cuando el justificado vive en Cristo y actúa en la gracia que le fue concedida, en términos bíblicos, produce buen fruto. Dado que el cristiano lucha contra el pecado toda su vida, esta consecuencia de la justificaición también es para él un deber que debe cumplir. Por consiguiente, tanto Jesús como los escritos apostólicos amonestan al cristiano a producir las obras del amor. (#37)

“Según la interpretación católica, las buenas obras, posibilitadas por obra y gracia del Espíritu Santo, contribuyen a crecer en gracia para que la justicia de Dios sea preservada y se ahonde la comunión en Cristo. Cuando los Católicos afirman el carácter ‘meritorio’ de las buenas obras, por ello entienden que, conforme al testimonio bíblico, se les promete una recompensa en el Cielo. Su intención no es cuestionar la índole de esas obras en cuanto a don, ni mucho menos negar que la justificación siempre es un don inmerecido de la gracia, sino poner el énfasis en la responsalibidad del ser humano por su actos. (#38)

“Los Luteranos ... consideran que las buenas obras del cristiano son frutos y señales de la justificación y no de los propios ‘méritos’, también entienden por ello que, conforme al Nuevo Testamento, la vida eterna es una ‘recompensa’ inmerecida en el sentido del cumplimiento de la promesa de Dios al creyente” (#39).

APENDICE (**):
Biblia Católica y Biblia Protestante

La Iglesia que Cristo fundó, guiada por Pedro (primer Papa de la Iglesia, seguido por 265 Papas posteriores que llegan hasta Francisco en nuestros días) tiene el poder de decidir cuestiones que afectan a los miembros de la Iglesia en cuanto a la fe y la moral, las cuales están de antemano ratificadas por Dios, según las palabras de Cristo: “Tú eres Pedro (o sea, Roca-Piedra), y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia; los poderes del Infierno jamás la podrán vencer. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos: lo que ates en la tierra quedará atado en el Cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el Cielo” (Mt. 16, 18-19).

Es así, entonces, como la Iglesia de Cristo ha tomado decisiones importantísimas a lo largo de sus casi dos mil años de existencia. Una de estas muy importantes decisiones fue haber escogido los escritos que formarían parte de la Biblia y declarar que la Biblia era Palabra de Dios.

Los libros del Antiguo Testamento, 45 en total, fueron coleccionados y preservados por las más altas autoridades religiosas de los Judíos. Jesucristo y los Apóstoles confirmaron la creencia general de los Judíos de que estos libros eran de origen divino.

La Iglesia, entonces, agregó al Antiguo Testamento los libros que componen el Nuevo Testamento (27 en total): los cuatro Evangelios, el libro de los Hechos de los Apóstoles, las Cartas escritas por los Apóstoles a varias comunidades cristianas y a particulares, y el último de todos los libros de la Biblia, el Apocalipsis, que contiene las revelaciones hechas por Dios a San Juan Evangelista.

Así fueron reunidos y preservados por la Iglesia los libros que conforman la Biblia (72 en total).

La primera aprobación de los libros de la Biblia fue hecha por el Concilio de Hipona en el año 393, confirmada por el Concilio de Roma en el 394, y más tarde ratificada por el Concilio de Trento en el siglo XVI.

Los Concilios Generales de Florencia (1442) y de Trento (1545-1564) proclamaron que Dios era el Autor del Antiguo y del Nuevo Testamento, y en 1870 el Concilio Vaticano I declaró que los libros de la Biblia, “habiendo sido escritos bajo la inspiración del Espíritu Santo, tienen a Dios por Autor y han sido trasmitidos como tales a la Iglesia”.

Ahora bien, Lutero rechazó varios libros del Antiguo Testamento -Tobías, Judit, Sabiduría, Eclesiástico, Baruc, 1 y 2 Macabeos y partes de Daniel y Ester- porque contenían demasiadas verdades que entraban en conflicto con sus tesis equivocadas. Por ejemplo: “Es bueno y santo orar por los muertos, para que puedan quedar libres de sus pecados” (2 Mac. 12, 46).

Todas las Biblias de cualquier denominación protestantes, siguiendo a Lutero, carecen de estos libros del Antiguo Testamento (si los tienen los colocan como Apéndice).

Del Nuevo Testamento, Lutero también rechazó Hebreos, Santiago, Judas y el Apocalipsis. Criticó la Epístola de Santiago, porque contradecía su enseñanza sobre la justificación por la sola fe: “¿Qué provecho saca uno cuanod dice que tiene fe, pero no la demuestra con su manera de actuar? ... As como el cuerpo sin el espíritu está meurto, del mismo modo la fe que no produce obras está muerta” (St. 2, 14-26).

Sin embargo, posteriormente estos libros inicialmente rechazados fueron aceptados por los Protestantes y el Nuevo Testamento de la Biblia Protestante tiene los mismos libros que la Biblia Católica. (TEMA # 10 punto 2).

ORACION

Te damos gracias, Señor, por mostrarnos
que la plenitud de la Verdad la encontramos
en nuestra Fe Católica.
Te damos gracias por las semillas de Verdad
que tu Espírtu Santo esparce donde quiere.
Te pedimos que muchos puedan llegar
a la plenitud de la Verdad
y te damos gracias por la salvación
que Tú nos has regalado
como un don para todos,
porque tu deseo es que todos nos salvemos.
No merecemos tus gracias, Señor,
pero ya que nos las das
sin mérito de nuestra parte,
queremos aprovecharlas
para dar buenos frutos de salvación
para nosotros mismos y para otros.
Que siempre recordemos
que la aceptación
que hacemos de tus gracias
es también gracia tuya,
pues nada podemos sin Tí.
Amén.

 
Temario
Círculos
Teológicos

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Tema # 7
¿Son iguales todas las religiones?
Religiones no-teístas y poli-teístas

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