En 1991 el Cardenal Francis Arinze, Prefecto del Vaticano para el Diálogo Inter-Religioso, utilizó el término de nuevos movimientos religiosos en contraposición a la palabra sectas, pues describía así mejor el fenómeno religioso y espiritualista que estaba sucediendo después de la Segunda Guerra Mundial, es decir, durante la segunda mitad del Siglo 20. Los llamó nuevos para significar su difusión y proliferación a partir del final de la Segunda Guerra Mundial. Y, aunque algunos tienen su origen mucho antes, su mayor difusión ha tenido lugar a partir de 1950. Los llamó religiosos, porque pretenden ofrecer una visión de lo sagrado o religioso. Distinguió cuatro tipos de estos movimientos:
Como veremos a continuación, ubicar los nuevos movimientos en sólo una de estas cuatro categorías resulta difícil, pues estos grupos suelen ser sincretistas, es decir, que toman elementos de varias fuentes diferentes. Así, los Mormones provienen del Cristianismo, pero usan el ocultismo. La Santería presenta una fachada cristiana, pero es pagana. Sin embargo, la clasificación resulta muy útil para el análisis. Pero sería más práctico decir que los Nuevos Movimientos Religiosos toman rasgos de una o más de esas cuatro fuentes.
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