IGLESIA
CATOLICA y otras RELIGIONES
(Resumen Explicativo de este Documento)
Clarificación doctrinal
aprobada por el Papa,
fundamental para el diálogo ecuménico
Se contiene en un documento de la Congregación
para la Doctrina de la Fe
CIUDAD DEL VATICANO, martes, 10 julio 2007
(ZENIT.org).- Para un diálogo ecuménico
verdaderamente constructivo es clave la fidelidad a la identidad de la
fe católica, un aspecto cuyas tergiversaciones se encarga de despejar
un nuevo documento de la Congregación vaticana
para la Doctrina de la Fe.
Se trata de las «Respuestas
a algunas preguntas acerca de ciertos aspectos de la doctrina sobre la
Iglesia» -texto aprobado por Benedicto XVI y firmado por
el presidente y el secretario del citado dicasterio, el cardenal William
Levada y el arzobispo Angelo Amato, respectivamente-.
Tal documento se acompaña de un «artículo
de comentario», igualmente difundido este martes por la
Oficina de Prensa de la Santa Sede.
El dicasterio, en sus «Respuestas»,
retoma en esencia la enseñanza conciliar y el Magisterio post-conciliar
recalcando cuál es la doctrina católica sobre la naturaleza
de la Iglesia; descarta «visiones inaceptables» y brinda importantes
indicaciones «para la continuación del diálogo ecuménico».
Parte recordando la afirmación según
la cual «la Iglesia de Cristo subsiste en la Iglesia católica»
[«subsistit in», según su expresión latina].
En la Constitución dogmática
Lumen gentium «la subsistencia es ésta perenne continuidad
histórica y la permanencia de todos los elementos instituidos por
Cristo en la Iglesia católica» -«gobernada por el sucesor
de Pedro y por los Obispos en comunión con él»-, «en
la cual, concretamente, se encuentra la Iglesia de Cristo en esta tierra».
Iglesias y comunidades separadas
Usar la expresión «subsiste en
ella» «indica la plena identidad entre la Iglesia de Cristo
y la Iglesia católica», recoge el documento; aclara «que
existe una sola “subsistencia” de la verdadera Iglesia».
Fuera de su estructura visible «existen
sólo "elementa Ecclesiae", los cuales —siendo
elementos de la misma Iglesia— tienden y conducen a la Iglesia católica».
Los padres conciliares intentaron así reconocer la presencia de
elementos eclesiales propios de la Iglesia de Cristo en las Comunidades
cristianas no católicas en cuanto tales.
«En consecuencia –apunta el Comentario-,
la identificación de la Iglesia de Cristo con la Iglesia católica
no se puede entender como si fuera de la Iglesia católica hubiera
un "vacío eclesial"».
La expresión «subsistit in»
«no significa que la Iglesia católica renuncie a su convicción
de ser la única verdadera Iglesia de Cristo»; «indica
más bien –aclara el Comentario- una mayor apertura a las
exigencias del ecumenismo».
En este contexto, en el caso de las Iglesias
Orientales que no están en plena comunión con la Iglesia
católica, el Concilio aceptó el nombre de «Iglesias
particulares» porque «permanecen unidas a la Iglesia católica
a través de la Sucesión Apostólica y de la Eucaristía
válidamente consagrada».
Pero «dado que la comunión con
la Iglesia universal, cuya cabeza visible es el Obispo de Roma y Sucesor
de Pedro, no es un simple complemento externo de la Iglesia particular,
sino uno de sus principios constitutivos internos, aquellas venerables
Comunidades cristianas sufren en realidad una carencia objetiva en su
misma condición de Iglesia particular»
En cuanto a las Comunidades cristianas nacidas
de la Reforma del siglo XVI, «la herida es todavía más
profunda»: «no han conservado la sucesión apostólica
ni la Eucaristía válida»; «no son Iglesia en
sentido propio», sino "Comunidades eclesiales", como dice
la enseñanza conciliar y post-conciliar, recogida en el documento.
«A pesar de que estas claras afirmaciones
hayan creado malestar en las Comunidades interesadas e incluso en campo
católico –recalca el Comentario-, no se ve, por otro lado,
cómo se les puede atribuir el título de "Iglesia"»,
«puesto que no aceptan el concepto teológico de Iglesia en
sentido católico y carecen de elementos que la Iglesia católica
considera esenciales».
De toda formas, «en cuanto tales, dichas
Comunidades poseen realmente muchos elementos de santificación
y verdad, por lo que, sin duda, tienen un carácter eclesial y un
consiguiente valor salvífico», reitera.
Más pasos en el diálogo
ecuménico
De aquí se desprende la indicación
que representa el documento para la continuación del diálogo
ecuménico, una de las prioridades de la Iglesia católica,
como ha subrayado en varias ocasiones Benedicto XVI.
«Para que el diálogo pueda ser
verdaderamente constructivo, además de la apertura a los interlocutores,
es necesaria la fidelidad a la identidad de la fe católica»
-alerta el Comentario.
«Sólo así se podrá
llegar a la unidad de todos los cristianos en “un solo rebaño
y un solo pastor” (Jn 10, 16), y sanear de esta forma la herida
que aún impide a la Iglesia católica la realización
plena de su universalidad en la historia», concluye.
¿Cuál
es la Unica Iglesia
fundada por Dios mismo ?
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