Daniel 14:
23. Había también un gran dragón (una gran serpiente) que los habitantes veneraban.
24. Y dijo el rey a Daniel: «Al menos de éste no dirás que es de bronce; mira, está vivo y come y bebe; no negarás que es un dios viviente.
25. Adóralo, pues.» Respondió Daniel: «Yo adoro al Señor, mi Dios, porque El es un Dios vivo. Dame autorización y yo mataré a este dragón sin espada ni palo.»
26. El rey le dijo: «Puedes hacerlo.»
27. Entonces Daniel tomó resina, grasa y pelos y lo coció junto, hizo unas bolas y las metió en el hocico de la serpiente, que reventó en cuanto las tragó. Y Daniel dijo: «Esto es lo que ustedes adoraban.
28. Al enterarse los babilonios de esto, se indignaron y se amotinaron contra el rey, diciendo: «El rey se ha hecho judío, destruyó a Bel, mató a la serpiente, y suprimió a los sacerdotes.»
29. Se presentaron luego al rey y le dijeron: «Entréganos a Daniel; si no, te mataremos a ti y a todos los tuyos.
30. Entonces el rey, al verse en peligro por su violencia, se vio obligado a entregarles a Daniel.
31. Ellos lo echaron en el foso de los leones, donde estuvo seis días.
32. En ese foso había siete leones a los que daban diariamente dos cuerpos humanos y dos ovejas; pero entonces no les dieron nada con el fin de que devoraran a Daniel. |