Daniel 14:
7. Daniel se echó a reír y dijo: «No te engañes, rey; ese ídolo por dentro es de barro, y por fuera, de cobre, y no ha comido jamás.»
8. Al escucharlo el rey se enojó, mandó llamar a sus sacerdotes y les dijo: «Si no me dicen quién es el que come por todo este dinero, morirán; pero si demuestran que el que lo come es Bel, morirá Daniel, por haber blasfemado contra Bel.»
9. Daniel dijo al rey: «Que se haga como has dicho.» Los sacerdotes de Bel eran setenta, sin contar las mujeres y los niños
10. El rey se dirigió, pues, con Daniel al templo de Bel
11. y los sacerdotes de Bel le dijeron: «Nosotros vamos a salir de aquí; tú, rey, manda poner la comida y el vino preparado; luego cierra la puerta y séllala con tu anillo; si mañana por la mañana, cuando vuelvas, encuentras que Bel no se lo ha comido todo, moriremos; en caso contrario, morirá Daniel, que nos ha calumniado. 12. Ellos estaban tranquilos, porque se habían hecho una entrada secreta debajo de la mesa y por ahí penetraban siempre y venían a comerse las ofrendas.
13. En cuanto salieron y el rey mandó poner la comida ante Bel,
14. Daniel mandó a sus criados que trajeran ceniza y la desparramaran por todo el suelo del templo, sin más testigos que el rey. Luego salieron, cerraron la puerta, la sellaron con el anillo real y se fueron.
15. Los sacerdotes vinieron por la noche, como de costumbre, con sus mujeres y sus hijos, y se lo comieron y bebieron todo
16. El rey se levantó muy temprano y Daniel también.
17. El rey preguntó a Daniel: «¿Están intactos los sellos?» «Intactos», respondió él.
18. En cuanto abrieron la puerta, el rey echó una mirada a la mesa y gritó en alta voz: «¡Grande eres, Bel, y en ti no hay engaño!»
19. Daniel se puso a reír y, deteniendo al rey para que no pasara más adentro, le dijo: «Mira, mira el pavimento y observa de quién son esas pisadas.»
20. Veo huellas de hombres, de mujeres y de niños», dijo el rey
21. Se enojó muchísimo y mandó detener a los sacerdotes con sus mujeres y sus hijos. Ellos le mostraron entonces las puertas secretas por las que entraban a apoderarse de lo que había en la mesa.
22. Entonces el rey mandó matarlos a todos y entregó Bel a Daniel, que lo destruyó juntamente con su templo. |