º Lección 16, citas bíblicas. Ester 6, 1-14. 7, 1-9

Citas Bíblicas
LECCIÓN # 16

Ester 6, 1-14 y Ester 7, 1-9

Ester 6
1. Esa misma noche, como no podía quedarse dormido, pidió el rey que le trajeran el libro de las Memorias o Crónicas para que le leyeran algo.
2.     Y entonces salió lo que Mardoqueo había hecho cuando denunció a los dos guardias de palacio que trataban de asesinar al rey.

3.     Este preguntó si se le había premiado a Mardoqueo por eso con alguna distinción o cargo. Los jóvenes que lo atendían le respondieron que no se había hecho nada. Precisamente en ese momento entraba Amán al patio del palacio para pedirle al rey que mandara colgar a Mardoqueo de la horca que él había ordenado levantar.
4.      El rey, al oírlo, dijo: «¿Quién anda en el patio?»  

5.     Los jóvenes salieron a ver y volvieron diciendo que era Amán. «Díganle que entre», les ordenó el rey. 6. Apenas hubo entrado, le hizo esta pregunta: «¿Qué se debe hacer con una persona a quien el rey quiere honrar?» El pensó que no podía ser nadie más que él y contestó:      
7.     «Si el rey quiere honrar a alguien de un modo especial, que uno de sus principales ministros tome del ropero del rey uno de sus trajes de fiesta        
8.     y lleve un caballo de los que monta el rey, adornado con los emblemas reales,  
9.     luego revista con ese traje al hombre que el rey desea distinguir, hágalo montar en el caballo y vaya por la plaza de la ciudad anunciando delante de él: «¡Miren, señores, cómo trata el rey a la persona que desea distinguir!» «Muy bien, añadió el rey.
10.     Toma inmediatamente el traje y el caballo y haz todo lo que has dicho con el judío Mardoqueo, que está sentado en la puerta del palacio. Y ¡cuidado con olvidar algo siquiera!»  

11.     Fue, pues, Amán, revistió con el traje a Mardoqueo, y haciéndolo montar a caballo, lo paseó por la plaza de la ciudad, anunciando: «¡Así distingue el rey a las personas que él estima!»       
12.     Luego Mardoqueo volvió a la puerta del palacio, mientras que Amán regresaba rápidamente a su casa, deprimido y tapándose la cara de vergüenza.         
13.     Al contarles a su mujer y a sus amigos lo que le había ocurrido, éstos dijeron: «Si ese Mardoqueo es judío, nada podrás hacerle, pues el que se mete con esa gente está liquidado.»
14.    Estaban todavía conversando, cuando llegaron los emisarios del rey a buscarlo para que fuera en seguida al banquete que le había ofrecido Ester.

Ester 7
1.     Después de haber compartido el banquete ofrecido por Ester, el rey volvió a preguntarle:   
2.     «Dime, reina Ester, ¿qué es lo que deseas para que te lo conceda? ¡No temas decírmelo, pues aunque sea la mitad de mi reino, te la daré!»
3.     La reina, entonces, le dijo: «Si realmente me quieres, ¡oh rey!, y no lo tomas a mal, perdóname mi vida y la de mi pueblo.
4.     Eso es lo que quiero y te pido. Pues todos nosotros hemos sido condenados al exterminio, a la matanza y al aniquilamiento. … El rey la interrumpió para preguntarle:       
5.     «¿Quién es ese individuo que piensa hacer tamaña barbaridad?» Ester, indicando a Amán, respondió:
6.     «¡Ese es nuestro enemigo, nuestro perseguidor! ¡Ese miserable!...» Al oír estas palabras, Amán quedó helado de terror.         
7.     El rey, por su parte, se levantó furioso de la mesa y salió al jardín del palacio. Amán, entretanto, se quedó al lado de Ester para pedirle que le perdonara la vida, pues se daba cuenta que el rey ya había decidido su muerte. 8.    Cuando regresó el rey del jardín, vio que Amán estaba inclinado sobre el sofá donde descansaba Ester. «¡¿Y todavía te atreves a violentar a la reina en mi propio palacio?!», gritó. Y a una orden suya le echaron a Amán un paño sobre la cabeza.
9.     Jarboná, uno de los funcionarios de palacio, que estaba presente, indicó que en el patio de la casa de Amán había una horca de veinticinco metros levantada por éste para Mardoqueo, que había salvado la vida del rey.
10.     «¡Cuélguenlo allí!», mandó el rey. Y Amán fue colgado de la horca que tenía preparada para Mardoqueo
. Con esto quedó tranquilo el rey.

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