Ex. 14:
19. El Ángel de Dios que iba delante de los israelitas pasó detrás de ellos; también la nube en forma de columna vino a colocarse detrás,
20. poniéndose entre el campo de los israelitas y el de los egipcios. Esta nube era para unos tinieblas y para otros iluminaba la noche; y no se acercaron los unos a los otros durante la noche.
21. Moisés extendió su mano sobre el mar y Yavé hizo soplar durante toda la noche un fuerte viento del oriente que secó el mar. Se dividieron las aguas.
22. Los israelitas pasaron en seco, por medio del mar; las aguas les hacían de murallas a izquierda y a derecha.
23. Los egipcios se lanzaron a perseguirlos, y todo el ejército de Faraón entró en medio del mar con sus carros y caballos.
24. Llegada la madrugada, Yavé miró a los egipcios desde el fuego y la nube, y provocó el desorden en el ejército de Faraón.
25. Atascó las ruedas de sus carros, que no podían avanzar sino con gran dificultad. Entonces los egipcios dijeron: «Huyamos de Israel, porque Yavé pelea con ellos contra nosotros.»
26. Pero Yavé dijo a Moisés: «Extiende tu mano sobre el mar, y las aguas volverán sobre los egipcios, sus carros y sus caballos.»
27. Moisés extendió su mano sobre el mar. Al amanecer, el mar volvió a su lugar. Mientras los egipcios trataban de huir, Yavé arrojó a los egipcios en el mar.
28. Las aguas al volver cubrieron los carros, los caballos y su gente, o sea, todo el ejército de Faraón que había entrado en el mar persiguiéndolos: no se escapó ni uno solo.
29. Los israelitas, en cambio, habían pasado en medio del mar; las aguas les hacían de murallas a derecha e izquierda.
30. Aquel día, Yavé liberó a Israel del poder de los egipcios; e Israel vio a los egipcios muertos en la orilla del mar. Israel vio los prodigios que Yavé había obrado contra Egipto, y el pueblo temió a Yavé. Creyó en Yavé y en Moisés, su siervo. |