Resumen Bíblico EZEQUIEL |
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Hijo del noble Buzi, fue llevado a Babilonia en la segunda deportación, cuando fue deportado también el rey Joaquim (598 a. C.). Vivía tranquilo con los demás judíos que se habían asentado en Tel-Abib, de Caldea, con la ilusión de volver pronto a su patria. Estando junto al río Kebar fue llamado por Dios a la misión profética mediante una magnífica y misteriosa visión (593 a. C.) El tema central del mensaje de Dios, a través de Ezequiel, fue la denuncia de los vicios, tanto de los que vivían en el destierro, como de los que residían aún en Jerusalén. Los pecados que más frecuentemente censuraba con gran realismo eran la idolatría, el adulterio, el perjurio (falsos juramentos), el asesinato y la opresión de los pobres. Anunció al pueblo que las amenazas se cumplirían inevitablemente. Que su obstinación en el pecado era tan firme que no le cabía el arrepentimiento, y por esto Dios lo había dejado a merced de sus enemigos. Visiones, parábolas y acciones simbólicas son la manera de comunicar Dios sus mensajes a Ezequiel. Un día le mandó que, a la vista de todos los de la colonia, preparara su equipaje como si fuera a emigrar; que perforase el muro y cargando el equipaje saliera en la oscuridad por el boquete abierto. A la mañana Dios le habló: «Hijo del hombre, ¿ninguno de esta raza rebelde te ha preguntado por lo que acabas de hacer? Diles...» Dios, con esta acción simbólica, quiso anunciarles que el rey de Jerusalén, Sedecías, se escaparía así de la ciudad, abandonándola a la destrucción (pocos años después ocurrió de esta forma). La destrucción de la ciudad santa con su templo y la definitiva deportación a Babilonia, fue ocasión de reflexión para muchos. Ezequiel los invitó al arrepentimiento; les recordó que Dios es el pastor de Israel, y ellos las ovejas de su rebaño. Los abrió a la esperanza anunciando que llegaría un día en que regresarían a la patria para ser semilla de la futura restauración del Pueblo de Dios.
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