Resumén Bíblico

TOBIAS

Tobit, como otros muchos israelitas, fue de­portado a Nínive con su esposa Ana. Desde su mocedad amó y sirvió al Señor y vivía en su presencia constantemente.

En una ocasión de un nido le cayeron ex­crementos a los ojos y se quedó ciego.
Tobit tenía un hijo, llamado Tobías, al que le dijo que buscara un hombre cono­cedor de las rutas para que le acom­pañara a cobrar un dinero. Tobías en­contró a un joven decidido y dispues­to a guiarle.

Tobit les dio los recibos, y em­prendieron la primera jornada; les acompañaba el perro. Acam­paron junto al río Tigris. To­bías fue a bañarse los pies cuando un enorme pez le amenazó con la boca abierta. Gritó. El joven acompañante le dijo que sacara al pez del agua.

-Sácale el corazón, el hígado y la hiel; guárdalos, que son medicina provechosa -le dijo el joven.

Anduvieron algunas jornadas más. El acompañante pro­puso que debían hacer noche en casa de Ragüel, pariente de Tobías; y le aconsejó que pidiera la mano de su hija Sara, di­ciéndole que Dios la había guardado para él.

Mientras se celebraban los días de fiesta por la boda, el joven, para ganar tiempo se fue con los recibos a la ciudad y cobró los diez talentos de plata.

Emprendieron el regreso a Nínive. Tobías, siguiendo el consejo de su guía, aplicó sobre los ojos de su padre la hiel del pez y milagrosamente recuperó la vista. En la casa no cabía más gozo. Tobit veía; su hijo había regresado con una encantadora esposa, y tenían dinero para vivir. Dios había sido generoso con ellos. Cuando Tobit habló al joven para darle como salario la mitad de lo que habían traído, éste les dijo:

-Yo soy Rafael, uno de los siete ángeles que presentan las oraciones de los santos ante Dios.

Y desapareció.

 

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