AMOR ES.....

Amor es… ¿estar juntos… tomarnos un selfie… pensar todo el día en ti… ser feliz contigo…?  Amor es… eso y mucho más!

Y es mucho más porque…¿de dónde viene el Amor?  Viene de Dios.  Es decir, nosotros no podemos amar por nosotros mismos, sino que es Dios Quien nos ama.  Y con ese Amor con que Dios nos ama es que nosotros podemos amar.  ¿Amar a quién?  Amar primero a quien nos da la capacidad de amar.  Amar a Dios y luego también a los demás.

Profundizando un poco más:  el Amor es una virtud, o sea, una costumbre o hábito que es espiritual, pues lo ha infundido Dios en nuestra alma.  ¿Para qué?  Para que lo amemos a El y para que amemos a los demás.

Amor es… también un mandamiento…o dos Mandamientos:  Amor a Dios y amor al prójimo.  Y esos dos Mandamientos están unidos.  Uno es consecuencia del otro.  No podemos amar a los demás sin amar a Dios.  Y no podemos decir que amamos a Dios si no amamos a los demás (1 Jn 4, 19-21).

Por eso el Amor no puede depender de si uno quiere amar o no, de los lazos de sangre, o de preferencias que tengamos.  Puede incluir todo eso, pero no depende de esas condiciones. Jesucristo mismo nos recuerda:  “Si amas a los que te aman ¿qué mérito tienes? Hasta los malos aman a los que los aman” (Lc. 6, 32-34).

Por eso el Amor -el Amor Caridad- no depende del sentimiento.  Es más bien una disposición de la voluntad.  Es un deseo de hacer el bien porque Dios nos ama y El desea que nosotros amemos como El nos ama.  Y esto incluye amor entre novios, amor entre esposos, amor entre padres e hijos y entre hermanos…y amor entre todos:  familiares y extraños, amigos y enemigos, buenos y malos, ricos y pobres, cercanos y lejanos.

Jesucristo trató de explicarnos eso con la Parábola del Buen Samaritano (Lc. 10, 25-37).  El extraño y lejano fue el “prójimo” que “amó” al herido del camino.  Quiere decir que el prójimo que debemos amar es aquél que Dios nos presenta en nuestro camino.  Puede ser un familiar…o un extraño.

Amor es… estar atentos a las necesidades de los demás, necesidades que pueden ser espirituales o corporales.  Espirituales:  enseñar al que no sabe, dar buen consejo al que lo necesita, corregir al que se equivoca, perdonar las injurias, consolar al triste, sufrir con paciencia los defectos de los demás, rogar a Dios por vivos y difuntos.  Corporales:  dar de comer al hambriento, dar techo al que no lo tiene, vestir al desnudo, visitar a los enfermos y presos, enterrar a los muertos, redimir al cautivo, dar limosna a los pobres.

Amor es … hacer éstas y otras obras de caridad, no por quedar bien o por sentirnos bien nosotros mismos, sino hacerlas porque Dios así nos lo ha pedido.  ¿Amamos?

 

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