¿DIOS BAUTIZADO?

 

San Juan Bautista bautizaba en el Jordán.  Pero el Bautismo de Juan no era igual al Sacramento del Bautismo que nosotros hemos recibido.  El de Juan era un bautismo de conversión.

Entonces… ¿qué hace Jesús, el Hijo de Dios en la ribera del Jordán, como cualquier otro de los que se estaban convirtiendo?  San Juan Bautista le discute: “Soy yo quien debe ser bautizado por Ti, ¿y Tú vienes a que yo te bautice?”   (Mt. 3, 13-17).

No nos parece adecuado que Dios sea bautizado, pero en realidad esto calza con el propósito de su venida a la tierra.  Es que Jesús en el Jordán nos estaba representando a cada uno de nosotros, pecadores todos.

En Él no había pecado alguno: por eso San Juan Bautista se opone.  Pero si Jesús se iba a identificar con la humanidad tenía entonces que compartir y asumir nuestra culpa.  Por eso es que vemos a Dios bautizado.

En el Jordán el Hijo quiso presentarle al Padre los pecados del mundo y asumirlos Él  ¡Todo un Dios, en Quien no puede haber pecado alguno, se pone en lugar de la humanidad pecadora!

Y esos pecados, los pecados del mundo, Él los toma sobre sí en la Cruz y nos redime de ellos.  Es por ello que posteriormente, cuando San Juan Bautista ve a Jesús acercarse, lo reconoce como el nuevo Cordero que sustituiría al cordero que se sacrificaba en cada cena de Pascua, y dice esto de Él: “Ahí viene el Cordero de Dios, el que carga con el pecado del mundo”  (Jn. 1, 29).

En el Jordán Jesús desea mostrarnos el sentido y la necesidad del arrepentimiento.  En eso consistía el Bautismo de Juan: arrepentirse de los pecados primero.  Luego el agua venía a confirmar ese arrepentimiento.

Y la significación del Bautismo deCristo no queda allí: al entrar Dios a las aguas del Jordán, le dio significación especial al agua.  De allí que el agua sea la materia del Sacramento del Bautismo.

Pero el Sacramento del Bautismo es mucho más que el Bautismo del Jordán...  Juan Bautista ya lo había dicho: “Yo los bautizo con agua, pero ya viene el que es más poderoso que yo… El los bautizará con el Espíritu Santo” (Lc. 3, 16).

En el Sacramento del Bautismo, por obra del Espíritu Santo -del Espíritu de Dios- el ser humano recibe la vida de Dios que es la Gracia, la cual borra el Pecado Original.  Además, por medio del Bautismo Sacramento, somos hechos -nada menos- que hijos de Dios y pasamos a formar parte de la Iglesia que Cristo estableció.

La Fiesta del Bautismo del Señor nos invita, entonces, a reconocernos pecadores y, como tales, a arrepentirnos, y así renovar esa vida de Dios que un día recibimos en nuestro Bautismo.  Que así sea.


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