LECCION # 13 DE LA FE A LA INCREENCIA
1. ¿Qué conclusiones podemos sacar de los temas que hemos visto a lo largo de este pensum de la Iglesia constructora de la Civilización Occidental? Hemos estado viendo un lado de la Iglesia poco conocido: su influencia determinante en la construcción de la Civilización Occidental. Vimos también lo que en realidad fue la mal llamada oscura Edad Media. También vimos las tres leyendas negras de la Iglesia: Galileo, la Inquisición y las Cruzadas. Ahora vamos a ver la evolución de la historia de la Fe desde la Edad Media hasta nuestros días, pasando por varias etapas de la historia humana. Etapas que, por cierto, nos han vendido como muy buenas, a ver si de veras fueron positivas. Y vamos a llegar al momento que estamos viviendo en la historia de la Fe, el cual vamos a describir como un tiempo de increencia.
Increeencia no es lo mismo que incredulidad. Incredulidad es no creer en algo. Increencia quiere indicar algo mucho más profundo y extendido. Increencia es esa falta de fe en que se encuentra el mundo de hoy, que nos ha llevado a niveles impensados de desorden moral, familiar, cívico, nacional e internacional. La gente ya no cree. Y los que creen, quieren creer lo que no está contra lo que quieren hacer y lo que quieren creer. Es muy grave la situación de increencia en que estamos, católicos incluidos. Vamos a tratar de entender, entonces, cómo hemos llegado a la presente etapa de la humanidad, esta etapa de increencia, que nos ha llevado a la situación en que estamos.
Todos tenemos que dirigir en algún momento una familia, una empresa, un grupo determinado. Algunos podrían llegar a cargos de importancia a nivel nacional o internacional. A los que les toca dirigir y orientar personas, bien sea en sus familias, en sus comunidades, en sus sitios de trabajo, en sus países y hasta internacionalmente, es importante que sepan lo que van a tener que afrontar. ¿Cómo es que ha sucedido un cambio tan profundo desde la Edad Media hasta nuestros días? ¿Qué ha sucedido a nivel personal y mundial para que hayamos pasado de un mundo centrado en Dios, a un mundo que rechaza a Dios o que vive como si Dios no existiera?
ESTADISTICAS EN USA ¿Qué piensan los Católicos ASISTENCIA A IGLESIA
o
Hay un 28% de personas que no saben lo que es la vida en la Iglesia. ASISTENCIA SEMANAL A IGLESIA ESPAÑA: En 2013 70% se declaran católicos, pero sólo el 15% de los españoles va a Misa todos los domingos. (aci) Resto de EUROPA: No hay estadísticas disponibles, pero los turistas reportan que las Iglesias están prácticamente vacías. ESTADISTICAS (Pew Research Center): - No afiliados: “El perfil religioso del mundo está cambiando rápidamente, debido principalmente por diferencias en tasas de fertilidad y el tamaño de las poblaciones entre las principales religiones del mundo, así como las personas que cambian de credos”. “Dentro de las próximas cuatro décadas, los cristianos seguirán siendo el grupo religioso más grande, pero el Islam crecerá más rápido que cualquier otra religión” indicó la organización estadounidense.
En la Edad Media la vida de las personas, de los grupos sociales, de los pueblos estaba referida al Cristianismo. Se denomina la Era Cristiana, y la expresión religiosa, cultural, social, política y hasta económica se denominaba la Cristiandad. En películas y en libros hemos visto los caballeros con sus armaduras, las ciudades amuralladas, los reyes, los castillos, las callejuelas donde transitan mujeres y hombres con los trajes austeros de la época, los niños corren y juguetean. En este tiempo, la organización política, social, económica, cultural estaba basada sólo en los principios cristianos. El cristianismo influía todos los aspectos de la vida de los habitantes.
El centro de la vida de cada pueblo se desarrollaba alrededor de la Catedral. Sabían que esa era la Casa de Dios. Dios estaba presente allí en el Santísimo Sacramento del Altar. Así todo giraba en torno a Dios. El arte era para Dios: arquitectura, escultura, pintura y música (la música gregoriana que dura hasta nuestros días y está en resurgimiento últimamente). El cristianismo permeaba de tal manera la vida de los habitantes, que en esa época el gobernante no buscaba tener más poder y más dinero, sino que gobernar de veras significaba servir. Es lo que justamente dice el Cristianismo sobre el poder. El nombramiento de un rey venía de Dios, y así era consagrado ese gobernante real, que manejaba los asuntos temporales del pueblo. La Edad Media fue época de reyes santos: San Luis Rey de Francia, San Fernando de España, San Eduardo de Inglaterra, San Enrique de Baviera, Santa Margarita de Escocia, Santa Isabel de Hungría, San Esteban de Hungría. Reyes todos que fueron admirados y queridos por sus súbditos, reyes que buscaban el bien de sus pueblos: su bienestar físico, pero también su salvación eterna.
La familia era el centro de la vida social. El matrimonio era sacramental, indisoluble ante Dios y ante los hombres. Eran familias fecundas, pues los hijos se consideraban un don inmenso de parte de Dios. Las relaciones entre las personas eran basadas en la justicia: precios justos, búsqueda del bien común, los mercaderes no eran usureros. Se condenaba la especulación y el lucro indebido y se respetaba la propiedad privada. Todos los habitantes eran importantes y cada uno tenía lugar en la sociedad de la Edad Media: artesanos, maestros y aprendices, campesinos, cortesanos y aldeanos. La literatura medieval estaba llena de Dios, promovían las virtudes cristianas. Los juglares, que eran artistas del entretenimiento, presentaban un humor sano y decente. Entonces … ¿como que no existía el pecado en la Edad Media? Por supuesto que sí. Igual que en todas las épocas, hubo grandes pecadores: mentirosos, ladrones, egoístas, infieles, asesinos, adúlteros. El demonio no estuvo ausente en la Edad Media. Existían las tentaciones y existía el pecado. Ah! Pero había una diferencia: en aquella época los criterios cristianos prevalecían. Lo normal, lo natural, lo que estaba de moda era ser buen cristiano. Los otros, los pecadores, ésos eran los raros, los impopulares. No andaban por allí mostrando y presumiendo de sus pecados, sino que se sentían desubicados de la sociedad, porque la gente se avergonzaba de ellos. ¡Qué diferente sería nuestra época si los pecadores no se sintieran cómodos! Sin embargo, en la Edad Media no fue todo color de rosa y de impecabilidad. A pesar de que esta era fue la flor de la Cristiandad, hacia su final, en el siglo 13, momento culmen del cristianismo medieval, incluidos sus lados oscuros (Cruzadas e Inquisición), Dios le pide a San Francisco de Asís reconstruir su Iglesia que está en ruinas. Muestra de que el Demonio no estuvo de vacaciones en la Edad Media es esa petición de Jesús a San Francisco.
San Francisco creyó que debía reparar iglesias viejas, pero el Señor no tardó en mostrarle que debía reconstruir la Iglesia viviendo una vida evangélica de pobreza total, en imitación a Cristo pobre. Este testimonio franciscano de pobreza era necesario en un momento en que la Iglesia se estaba haciendo rica con el flujo de riquezas venidas del oriente y algo de corrupción había en su seno. De igual manera, si una herejía penetra la Iglesia, algún descuido ha habido. Tal fue el caso de la herejía albigense que le tocó a Santo Domingo combatir, fundando la Orden de Predicadores en la misma época que San Francisco fundó su congregación. Habían signos negativos que comenzaron a notarse hacia el final de la Edad Media: superstición, abandono de la piedad y de la contemplación, pérdida del afán pastoral de gran parte del clero que ahora se estaba ocupando de cosas mundanas, políticas y de poder familiar. Todo esto sazonado de suntuosidad y lujo.
Ya hemos visto cómo el mismo nombre de esta era, renacimiento, pretendía indicar que había que salir de una etapa para nacer a otra mucho mejor. Inclusive dentro del descrédito de lo anterior, hubo rechazo y burla de la Edad Media. Pero, aunque los libros de historia nos digan otra cosa, el Renacimiento, en vez de ser un avance del hombre en su humanidad, fue un retroceso. ¿Cómo podemos afirmar esto? Lo podemos afirmar, porque el Renacimiento fue un regreso a las ideas y formas de actuar y de gobernar de la Antigüedad, cuando prevalecía el paganismo: la forma de gobierno era opresiva o autocrática, entre las clases sociales existían unas muy inferiores (plebeyos y esclavos), la economía funcionaba por opresión de los esclavos, y se desarrolló una clase social dedicada a los negocios (comerciantes, prestamistas, etc.)
Veamos la similitud de lo prevalente en la Antigüedad con lo que sucedió en este tiempo renacentista. Los príncipes y doncellas estaban trajeados lujosamente, adornados de piedras preciosas, viviendo también en lujosos palacios y eran llevados en carruajes forrados de marfil. (Comparemos con el ambiente de sobriedad y austeridad en la Edad Media).
Los turcos invadieron a Europa. Entonces llegaron personas de oriente con nuevas ideas y nuevas modas, telas lujosas y encajes, cajas musicales, jarrones, alfombras, etc. que comienzan a vender a las personas del pueblo. Con los comerciantes ambulantes va surgiendo una nueva clase social: la llamada burguesía. Era una sección de la población,que se considera acomodada, culta y a la moda, y con cierto aire de superioridad. Eran mercaderes, artesanos o ejercían profesiones liberales (es decir, actividades diferentes a las serviles, que eran ejercidas por trabajadores manuales de las clases más bajas).
La característica principal de esta nueva clase emergente, era el menosprecio por las otras personas: se burlaban de la vida contemplativa de los Monjes, menosprecian al artesano y al agricultor, ridiculizan a la caballería… todos ellos, decían los burgueses, “se quedaron en la Edad Media”. Para los burgueses ya no era importante estar bien con Dios, lo único importante es quedar bien con los hombres, verse bien, lucir bien ante los demás. Para tener una idea del cambio mental que estaba ocurriendo en la población, veamos esto: En la Edad media se construían casas para vivir, sillas para sentarse, mesas para comer, camas para dormir y vestidos para abrigarse. Existía una artesanía utilitaria. Eso cambia en el Renacimiento, ya deja de importar la utilidad de las cosas, lo importante es que sean lujosas, llamativas y caras, aunque sean incómodas e inútiles. Sucede un cambio radical: el hombre cambia el tener cosas necesarias y vivir bien ante Dios por el vivir, para poder tener cosas y poder lucirlas ante los hombres”. El pensamiento burgués comienza a influir a los gobernantes. Del Teocentrismo, en que Dios es el centro, se va pasando al humanismo, en que el ser humano pasa a ser el nuevo centro de la sociedad. Antes los reyes se sentían responsables ante Dios. Ahora, ya el gobernante no ve su trabajo como un servicio a los demás, sino como un servicio al desarrollo humanista de la gente. Ese ambiente, lamentablemente, influyó a los jerarcas de la Iglesia, que cayeron también en el lujo y algunos excesos, lo cual sirvió de chispa a la Reforma Protestante.
Lutero y todos sus seguidores vieron los excesos en los que había caído parte de la jerarquía eclesiástica durante el Renacimiento. Pero cometió un error gravísimo. En vez de tratar de proponer soluciones y de sanar esos problemas, como lo hicieron en un momento San Francisco de Asís y en otro Santa Catalina de Siena, Lutero decidió protestar (de ahí viene el nombre de Protestantes) y formar su propia Iglesia. Se le olvidó que la Iglesia Católica había sido fundada por Jesucristo mismo. ¡Vaya equivocación!
Así sucedió una ruptura dolorosísima y gravísima de la Iglesia. Separación insólita de creer en Cristo y no en su Iglesia. Iglesia y Cristo son inseparables, porque la Iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo. Y Cristo dejó fundada su Iglesia y no varias iglesias. Tampoco dejó establecida la potestad de que aquél que estuviera en desacuerdo con algo, podía fundar una iglesia aparte. Al romper con la Iglesia, rompieron también con los Sacramentos por los que nos llega la Gracia Divina o Vida de Dios al alma. Así, al querer tener a Cristo sin su Iglesia, se quedaron con una iglesia sin Cristo, porque no tienen la Presencia Real de Cristo en la Eucaristía. Protestaron y se quedaron Protestantes. Y hoy ya son unas 35 mil iglesias y grupos eclesiales o denominaciones diferentes. ¿Por qué? Porque también decidieron que la opinión personal está por encima de la Verdad, y cuando alguien tiene una opinión diferente, pues va y funda su propia iglesia.
Sin una doctrina firme como es el Magisterio de la Iglesia Católica y con una libre interpretación de la Biblia, terminan siendo guiados por ideas e intereses personales, como fue el caso de Enrique VIII que fundó su propia iglesia también: la Iglesia Anglicana. (Inicio de la Masonería 9. 4ª Etapa –LA REVOLUCION FRANCESA: Como el error va llevando a más errores, después de un Cristo sin su Iglesia, en la Revolución Francesa con las ideas de la Ilustración o Iluminismo (prevalencia de la razón), nace un evangelio sin Cristo. No creo en Cristo, pero sí creo en Dios. Por supuesto, un dios fabricado a la medida de estos pensadores del Iluminismo, nada tiene que ver con el Dios Verdadero, Todopoderoso, Creador y Padre, Redentor y Salvador. Se proclamaba la libertad y la igualdad, además de la fraternidad, pero esto tampoco lo dicen los libros de Historia: la Revolución Francesa nos hizo volver al politeísmo. ¿Cuáles son los ídolos? La diosa Naturaleza, la diosa Razón, la diosa Libertad, las diosas Ideas. Y basados en esos ídolos se desarrollaron nuevas filosofías y corrientes de pensamiento.
Todo esto suena muy bien organizado y articulado. Pero ¡vaya desorden y desastre!
¡Qué caos! La Revolución Francesa llevó a la humanidad a un supuesto progreso basándose en dos grandes errores: la bondad natural del hombre y la infalibilidad de la razón.
¿Será cierto que el hombre es bueno por naturaleza y que sólo basta la razón, y que ésta no se equivoca? ¿Cómo puede asignarse infalibilidad a la razón? ¿No conocen a nadie que se haya equivocado en sus razonamientos? ¿Tú mismo no te has equivocado alguna vez? Todos nos hemos equivocado en un momento u otro. ¿Por qué? Porque la razón es muy útil y necesaria, Dios nos dio la capacidad de razonamiento. Pero la razón no es infalible, yerra, puede llegar a conclusiones falsas, sobre todo si anda aislada de la Revelación. Y con respecto a la bondad natural del ser humano, es cierto que Dios nos ha comunicado la Ley Natural, por la que sabemos lo que es bueno y lo que es malo. Pero el hombre no es bueno por naturaleza. Nos basta con ver un niño malcriado, en el sentido de la palabra: ha sido criado mal, no ha sido corregido. ¿Cómo es? Egoísta, desobediente, altanero, gritón, exigente, destructor, acaparador, déspota, egocéntrico (el mundo gira alrededor de él).
Principalmente de dos personas: Rousseau y Voltaire. Rousseau influye con un libro que se puso de moda entre los lectores de la época, Emilio, el hombre nuevo. El tal Emilio logra liberarse de sus prejuicios, es decir, de sus valores. Y el autor afirma que como el hombre es bueno por naturaleza, todos sus impulsos son buenos. Luego arrastra esta idea desde en individuo hasta la sociedad: si el hombre es bueno por naturaleza, el pueblo también es bueno por naturaleza, y lo que el pueblo sienta es bueno por naturaleza. Y de allí surge la idea de la revolución. Por otro lado, Voltaire es directamente anti-cristiano. Estaba relacionado con la masonería y tenía una gran influencia en los reyes. Sus panfletos y folletos buscaban desprestigiar el Cristianismo. Se burla en ellos de las cosas sagradas. La Biblia la considera un libro lleno de desgracias y falsedades, el Evangelio como una serie de preceptos tiránicos e inhumanos. La Iglesia -más precisamente, la jerarquía eclesiástica- la pinta como una organización llena de corrupción, los dogmas como cadenas que limitan la libertad. Como vemos, acusaciones sin base, pero como estaba escrito amenamente, logró influir en la sociedad entera. Tremendamente atrevido, llegó a decir: “Jesucristo necesitó doce apóstoles para difundir el cristianismo. Yo demostraré que hace falta uno solo para acabar con él: Voltaire”. Y, como podemos observar, las ideas de Rousseau y Voltaire aún están presentes en nuestros días, sobre todo entre los que quieren parecer modernizados. Eso lo corrobora en Mayo 2015 el Sacerdote Exorcista Cesar Truqui: “el padre de la mentira” también engaña a los fieles oponiendo “un Jesús bienhechor” con “una Iglesia mala que no dejaría al hombre la libertad de hacer lo que quiere”. El sacerdote afirmó que hay “un demonio especializado en el ataque a la familia, citado también en la historia de Tobías, se llama ‘Asmodeo’” -que mató a siete maridos a Sara y que fue encadenado en el desierto por San Rafael-, y que “se hace presente” en muchos exorcismos. En ese sentido, el sacerdote añadió que el diablo también busca atacar a la familia a través de las ideologías y de los estilos de vida y pensamiento individualistas que han seducido a la sociedad, y entre los cuales se encuentra la difusión del divorcio. Santa Teresa de los Andes, en un ensayo por el cual fue galardonada y que escribió muy jovencita, antes de su entrada al Carmelo de Chile, dijo esto de esos autores: “El enemigo acecha siempre a la Iglesia. La tempestad es más terrible que nunca en el siglo XVIII. Los corifeos (directores de coro) de la maldad, Voltaire y Rousseau, se muestran, el primero con la sonrisa burlesca en los labios y la blasfemia en la pluma, el segundo con el sofisma (razonamiento de algo falso) y la confusión en las ideas, y ambos con la corrupción en el corazón. Los pretendidos filósofos quieren explicarlo todo racionalmente, y proclaman a la faz del mundo que no hay Dios, y arrancan a Cristo del corazón”.
De las ideas de Rousseau se pasa casi directamente a las ideas de Marx. El hombre es bueno por naturaleza y el pueblo es bueno por naturaleza, dice Rousseau. Pero Marx especifica que sólo un sector del pueblo es bueno: el proletariado, clase baja que no tiene propiedades, ni recursos, que sólo trabajan y tiene hijos (prole). Y por eso plantea para la solución de los problemas del hombre, el llamado paraíso comunista, escenario imaginario marxista. Pero antes hay que pasar por la dictadura del proletariado. Y a ésta se llegará por la lucha de clases. De hecho la situación económico-social en Rusia a comienzos de siglo 20 no era muy buena. Y eso facilitó el establecimiento de la dictadura comunista. Había cierto desarrollo industrial, no muy pujante, y la creciente clase obrera estaba ubicada principalmente en las ciudades. La prosperidad escapaba a la mayoría de la población, porque la economía no se había adaptado al desarrollo industrial. A esto se une la incorporación del ocultismo en el gobierno zarista a través de la Zarina, vía Rasputín, lo cual debilitó el imperio moralmente. Por eso existía descontento en la población, y ya habían habido varios intentos de protesta contra la monarquía de los zares. En Febrero de 1917 se presentaron todas las características necesarias para una revuelta popular: invierno duro, escasez de alimentos, hastío hacia la guerra (1ª Guerra Mundial). Esta fue la circunstancia que Lenin aprovechó. Y la caída del Zar suscitó en el país una ola de entusiasmo y liberación. Entonces Lenin, con su Partido Bolchevique se hizo portavoz del descontento y se convirtió en el guía de las aspiraciones populares. Pero al comenzar a gobernar, comenzó también la coerción. Ahora bien, las aspiraciones de Lenin sobrepasaban los límites de Rusia. Tenía la intención de extender su poder a otros países. Veía la de Rusia como la primera victoria de una serie de revoluciones en los países industrializados de Europa. Lograron, entonces, fundar la Unión Soviética en diciembre de 1922 con la fusión de Ucrania, Bielorrusia y Transcaucasia (Georgia, Armenia, Azerbayan, Ubekistan, Turmekistan, etc). A Lenin lo sucedió Stalin, que dirigió el país a través de un extrema represión política, fomentando la industrialización a gran escala y estableciendo definitivamente un gobierno comunista. Luego Stalin ocupó Lituania, Letonia, Estonia y Polonia en 1939. Moscú consideraba a Europa oriental como una zona tapón de sus fronteras occidentales. Por eso aseguró el control de la región transformando los países de Europa del este en Estados satélites: Hungría, Checoslovaquia, Rumania, Bulgaria, Albania, Yugoslavia (Eslovaquia, Bosnia, Croacia, Serbia, Montenegro, Macedonia, etc.) Alemania Oriental, la mitad de la ciudad de Berlín, etc. Ahora bien, todo el mundo sabe que ese sueño de Marx quedó en sueño: no se ha podido hacer funcionar, y en vez de dictadura del proletariado, han establecido donde han podido una dictadura del partido, o simplemente una dictadura. Inclusive, como ha sucedido recientemente, dictaduras con disfraz de democracia. Lo que sí han logrado es tener un pueblo sin Dios, al someterlo a esa dictadura.
A finales del siglo 20 y durante el 21 las ideas marxistas que han prevalecido han sido las de un filósofo italiano, llamado Gramsci, quien no es tan conocido ni renombrado como Marx. Las ideas de Gramsci son las que más han influido en la situación de increencia que padecemos actualmente. Gramsci se ocupó de buscar el camino y la estrategia que debería seguirse para poder establecer el Comunismo en Europa Occidental y en los países de América Latina. Recordemos que ya el Comunismo se había establecido en Europa Oriental, pero Gramsci veía que no podía difundirse a otros países de la misma manera que había sido en los países de la cortina de hierro. Estaba pensando especialmente en Latinoamérica y también en el resto de Europa. Como para instaurar la dictadura del estado se necesitaba la colaboración de parte de la población para luego adoctrinarla en el pensamiento materialista, Gramsci veía que era imposible instaurar el Comunismo en otros sitios con los mismos métodos que usó Lenin en Rusia, debido a las creencias religiosas muy arraigadas en Europa Occidental y en Latinoamérica. Entonces, para lograr esto en los países católicos, primero había que acabar con sus creencias y costumbres religiosas. ¿Cómo podía lograrse esto? Diseñó un plan maligno: destruir la Iglesia y la familia. ¡Nada menos! La estrategia de Gramsci era en una secuencia distinta a la de Lenin. Lenin se adueñó del poder y luego tomó lo que en el Marxismo se llama la “superestructura”: educación, economía, política, etc. Y desde allí adoctrinó al pueblo en el pensamiento materialista. Gramsci propone, para los latinos, un camino mucho más largo, pero que considera necesario para que el comunismo llegue a tener éxito en esos lugares. Plantea adueñarse primero de la mente del pueblo y, una vez realizado esto, tomar el gobierno, cuando ya el pueblo esté preparado. Su receta es: “hay que primero adueñarnos del mundo de las ideas, para que las nuestras lleguen a ser las ideas del mundo”. El testimonio de una marxista conversa ecuatoriana coincide con esta estrategia: "los grupos comunistas y socialistas saben que la única institución que puede romper sus mentiras es la Iglesia Católica. Entonces –confiesa- lo primero que buscas son argumentos que puedan destrozar la poca fe que tienen los católicos. Ves las noticias o vas detrás de ese sacerdote que no está viviendo su vida en gracia con Dios… Lo publicas y lo sacas en la prensa… Y lo que sí hay que callar es que en Ecuador, el 60% de las obras de ayuda a la gente pobre están en manos de la Iglesia, pues se silencia". (EWTN, Entrevista a Amparo Medina)
1ª META: Táctica I: Sembrar la duda. Ridiculizar todas las creencias y tradiciones, haciéndolas aparecer como algo tonto, ridículo, pasado de moda. De este modo, haremos dudar a los creyentes de sus convicciones más íntimas o, por lo menos, los haremos sentirse avergonzados de ellas. Por cierto es la táctica de los exponentes del nuevo ateísmo: la burla de los cristianos y de sus creencias. Táctica II: Sembrar nuevas ideas sobre la duda. No hablar de materialismo, pues los creyentes conocen el término y se pondrán en guardia. Hay que hablar de un hombre nuevo que piensa y vive sólo para el aquí y para el ahora. Eso es lo moderno, lo actual, lo revolucionario. Táctica III: Silenciar. Se silencia a través de la calumnia, la crítica abierta, la burla, la ridiculización y el desprecio social a todo el que se atreva a defender las ideas de un más allá o de una vida trascendente. 2ª META: Crear una nueva cultura donde no quepa la trascendencia. Táctica I: Infiltrarnos en la superestructura. Meternos en la Iglesia y en las instituciones educativas para reforzar desde ahí las ideas de que lo que es moderno y actual es lo de aquí y lo de ahora. Lo trascendente es ridículo y pasado de moda. Erradicar de los programas educativos todo lo que hable de tradiciones familiares y de una vida eterna. Táctica II: Conseguir, por cualquier medio (incluidos el soborno y el chantaje) a personajes que apoyen estos principios y que sean famosos dentro de la superestructura, para que sean ellos mismos los que ridiculicen sus propias instituciones y difundan así nuestras ideas. El mundo católico ya no sabrá qué creer, si logramos que algunos curas y obispos famosos difundan nuestras ideas desde dentro de la Iglesia y en las escuelas. Ejemplo emblemático y de suma importancia en esta táctica fue la creación de la Teología de la Liberación en Latinoamérica. Y parecía una ideología y praxis autóctona, ciertamente teñida de marxismo, como lo indicaba la Instrucción sobre la Teología de la Liberación de 1984 del Vaticano, firmada por el entonces Cardenal Ratzinger. Hoy sabemos que la muy “autóctona” Teología de la Liberación provenía de la cuna del Marxismo. (Noticias relacionadas): Ex espía de la Unión Soviética: ¿La Iglesia necesita Del mismo modo, no importa cuál método se use, habrá que conseguir artistas, pensadores, periodistas y escritores que ridiculicen la fe, las tradiciones y a todo aquél que se atreva a defenderlas. 3ª META: Ahora sí, adueñarnos de la sociedad política, que influirá por fuerza, a través de las leyes y normas, a esa sociedad civil que ya piensa como nosotros o ya no sabe ni qué piensa o, por lo menos, le da miedo decir lo que piensa. 4ª META: Tomar el gobierno y cerrar el plan. Lograremos así la dictadura del pueblo, pues el pueblo pensará como nosotros y apoyará todas nuestras iniciativas como si fueran propias. CONCLUSION: Estas estrategias tenían como único fin el de sacar a Dios de la vida del hombre, para poder, entonces, manipularlo a su antojo.
En América Latina, surge una figura carismática que llega al poder con la aplicación de las tesis de Gramsci, pero que propone variables a éstas. Utilizando el marxismo, da la impresión de no oponerse al cristianismo, pues cubre al marxismo con un manto pseudo-cristiano, al que le agrega ingredientes mágicos, entre los que está la difusión amplia de la santería (esto también con la segunda intención de minar las bases de la Iglesia Católica). También toma rasgos nacionalistas (y nacional-socialistas), con lo que logra una mezcla explosiva a la que le asigna el nombre del libertador de su país. Tal ideología genera una gran confusión, corrompe al pueblo y engendra división y odio entre los habitantes. Como vemos, el resultado es aún peor que las metas que propuso Gramsci. Y esto lo difunde por toda América. Pero no se limita a ésta, sino que en un afán de difusión mundial, hace algo inusitado para el continente: lo vincula al mundo islámico. Se sella así un pacto terrible contra el mundo cristiano del continente americano, que tiene por objeto su destrucción. Parece cristiana la propuesta, el pueblo ignorante lo cree así, pero encierra el germen de la destrucción del cristianismo. Destruye a un país e intenta destruir gran parte del continente, pero también desea destruir la fe del pueblo, y la Iglesia también. Y ya no es sólo el culto a los ídolos de la santería, sino que el líder carismático ahora lo venden como el nuevo cristo a quien hay que adorar. Y sus sucesores continúan destruyendo el país y destruyendo la fe del pueblo.
PUEDE DIVIDIRSE LA LECCION
Ya se han adueñado de la mente de la gente, 17. 6ª Etapa – LA REVOLUCION SEXUAL: Una parte muy importante para ir llevando a la humanidad a la increencia, también estrategia de Gramsci, es la destrucción de la familia. Y para eso diseñaron lo que ahora conocemos como la revolución sexual. Pero ¿por qué atacar a la familia? Porque en el seno familiar es donde se le inculca a la persona, su fe, sus creencias, sus tradiciones. Y esa destrucción de la familia, de manera de interrumpir la difusión de las ideas cristianas en su seno, le interesaba mucho a los comunistas, pero también por ejemplo, a la masonería. Además se unían a esta estrategia intereses comerciales. Por eso contó con un apoyo económico inmenso y se difundió amplia y rápidamente. Sin embargo, era complicado diseñar una campaña de destrucción de la familia. Porque ¿cómo hacer para que las familias firmes en sus creencias y valores cristianos se disolvieran? No podían recomendar de repente a los maridos que abandonaran a sus esposas, o que las mamás mataran a sus hijos, o hijos que mataran a sus padres enfermos. Nadie hubiera hecho caso a semejante locura. Antes no, ya sí. Las metas sonaban de locura, pero las lograron. ¿Cómo? Fue una campaña a largo plazo, pero que tuvo gran éxito. Pensaron: ¿Qué es lo más sagrado en la familia, lo que más aprecian los padres? Sin duda, los hijos. Eso es lo que vamos a atacar. Pero ¿cómo? Vamos a convencerlos de que tener hijos es un problema. Y usaron dos falacias: 1ª FALACIA: Una disfrazada de ciencia. Inventaron una verdadera amenaza para el mundo, y la relacionaron con el bienestar económico, el llamado Maltusianismo. ¿Qué es el Maltusianismo? Es una teoría demográfica que alertaba contra la sobrepoblación y el peligro que había de que no hubieran suficientes productos para una población muy grande. ¿La recuerdan? El Maltusianismo viene del nombre de su inventor Robert Malthus, iluminado inglés, que declaró que “el poder del aumento de la población es indefinidamente mayor que el poder de la tierra de producir medios de subsistencia para el hombre” = “Si sigue creciendo la población, no habrá alimentos para todos”. La historia había demostrado lo contrario, pero propagaron esa mentira en todo el planeta y por todos los medios posibles, usando imágenes y gráficos llamativos y desgarradores. Así esta falacia pareció una verdad y todo el mundo la creyó. ¿Qué ha sucedido con esto? Los resultados han sido catastróficos: Se invirtió la pirámide poblacional y ahora vemos cómo, sobre todo en Europa, la población está constituida principalmente por gente mayor que no tiene juventud que la soporte. Y como bono adicional: los musulmanes se han adueñado de Europa. Y no sólo Europa, sino también América está sintiendo las consecuencias de la inversión de la pirámide. Según el Presidente Piñera, la tasa de fertilidad en Chile ha pasado de los 2,6 hijos por mujer en 1990 a los 1,8 en 2013. (ver Apéndice sobre Chile al final) Se sabe que para sostener una pirámide poblacional medianamente aceptable, el mínimo de crecimiento debiera ser de 1,5 hijos por familia. Y eso no es lo ideal, es aún insuficiente.
Eso lo alertaron desde el comienzo los medios científicos serios y de los medios católicos. Nadie les creyó. Y ya quedó desenmascarada la falacia del maltusianismo con sus nefastas consecuencias. Inclusive se sucedió una consecuencia no prevista por sus críticos: la invasión pacífica del Islam a Europa. ¿Qué dirá San Pío V y todos los que lucharon física y espiritualmente por detener la pretensión islámica de ocupar toda Europa?
2ª FALACIA: La segunda campaña falaz era ésta: “La familia pequeña vive mejor”. Y eso lo repitieron tanto, tanto, que los jóvenes que se casaban comenzaron a pensar así. Una campaña simple y fácil de ser aceptada, porque ya existía mucho interés por poseer cada vez más cosas materiales. Era una frase muy bien pensada, que contenía dos fines importantes para la estrategia diseñada: . Que la gente relacionara e igualara que “vivir mejor” = “tener más cosas”. Esto contradecía lo que había sido por mucho tiempo un concepto bien arraigado en la familia cristiana: Antes, “vivir bien” = “ser bueno” y/o “portarse bien”. . Que la gente empezara a ver a los hijos como enemigos de ese nuevo bienestar que se buscaba. Así los hijos dejaron de ser un don maravilloso de Dios, para convertirse en los enemigos de ese nuevo bienestar familiar. El haber abrazado estos nuevos conceptos de bienestar trajo una consecuencia moral que era de esperarse: como ya vivir bien no significaba ser bueno, las virtudes personales y familiares se fueron olvidando. Y eso era precisamente lo que perseguía la estrategia de Gramsci: acabar con las virtudes personales y familiares. En palabras textuales de Gramsci: “acabar con las creencias, tradiciones y costumbres que hablen de la trascendencia del hombre y crear una nueva cultura donde no quepa la trascendencia.” Ya la gente había aceptado que si quería vivir bien, debía tener pocos hijos para poder tener más cosas. ¿Qué hacer, entonces? Ahh! Ya la industria de anti-conceptivos estaba preparada. Y ya la sociedad de consumo estaba lista para proveer todas esas cosas que iban a hacer felices a las familias pequeñas. Así, cuando la píldora hizo su debut en la sociedad al comienzo de los años 60, la Iglesia Católica era el único sector cristiano que sostenía la enseñanza milenaria de oposición a cualquier forma artificial de control de natalidad. Pero fue tan efectiva la campaña a favor del control de natalidad y tan abrumadora la promoción de la píldora, que en los 30 años comprendidos entre 1930 y 1960 esa enseñanza milenaria comenzó a ser considerada arcaica y hasta absurda. Lo más grave es que esa campaña también había penetrado las bases de la Iglesia Católica Sin embargo, el Papa Pablo VI impresionó al mundo en 1968 reafirmando la enseñanza tradicional contra la anti-concepción en la Encíclica Humanae Vitae. Humanae Vitae cayó como un plomo. Han pasado casi 50 años y el desacuerdo de muchos en la Iglesia a esta encíclica lamentablemente permanece hasta nuestros días. Pero … ¿sería que el Papa Pablo VI estaba fuera de la realidad? ¿No sería más bien que estaba recordando una verdad inmutable, ciertamente difícil para un mundo ya vendido a la hábil campaña anti-natalista que tuvo lugar en la primera mitad del siglo 20? ¿Qué estaría pensando el Papa Pablo VI cuando lanzó su Encíclica? El sabía que sería difícil para el mundo moderno comprender la inmoralidad de la anti-concepción. Con la hábil y fuerte campaña de los enemigos de la Iglesia, enemigos también de la religión y de la familia, los hombres y mujeres de la época habían perdido de vista la grandeza, la dignidad y la finalidad divina de la vida humana (humanae vitae). Cuando eso sucede, ya no se ve la unión sexual como un gran misterio, que proclama el Amor de Dios por la humanidad y que preludia el Cielo. El sexo queda reducido a un proceso biológico que puede ser manipulado de cualquier manera, como se manipula por ejemplo el color del cabello. Termina considerándosele similar a la cópula de los animales. Y sucede que hasta personas que creen en Dios y tratan de practicar su religión tienen creencias y actitudes incorrectas acerca de cómo Dios quiere que hagamos uso de las potencias sexuales. Veamos ahora ¿qué predicciones hizo Pablo VI en su Encíclica, si llegara a suceder que no se escucharan sus planteamientos? Papa Pablo VI predijo en 1968 que si la utilización de anticonceptivos se extendía, sucederían estas cosas:
No pasó mucho tiempo sin que comenzaran a cumplirse estas predicciones. De hecho hoy vemos la siguiente situación:
Hoy, hasta los críticos de la Humanae Vitae admiten que la enseñanza de Pablo VI fue profética. Como vemos, todo este cuadro trajo muchas ganancias para la industria farmacéutica y muchas ganancias para todos los demás fabricantes de tantísimas cosas que las nuevas familias "abreviadas" comprarían a montón. Pero aún no se ha destruido la familia: sólo la encogieron, la disminuyeron de tamaño. Faltaba completar algo. Algo que iba a complementar la anterior campaña: “Pocos hijos para darles muchas cosas”. (Familias formadas en los años 1940 ¿de qué tamaño eran? ¿qué juegos tenían los niños?) Esta segunda campaña duró unos 20 años, mientras se iba reforzando la primera de que el hijo era un enemigo y lo que regían eran los valores materiales. Los padres de estas nuevas generaciones se sintieron obligados y presionados por las propagandas comerciales, de darles mucho (es decir, darles muchas cosas) a sus pocos hijos o a sus hijos únicos, que ahora necesitaban muchos más juegos. Una de las causas de esta necesidad implacable de juegos y más juegos es que no tenían hermanos o no había suficientes hermanos con quienes jugar y compartir. Las cosas que les compraban compensaban su soledad. Así crecieron niños egoístas, exigentes, acostumbrados a recibir mucho (todo lo que quisieran) y a no dar nada. Eso venía complementado de una educación psicologista de no exigencia y falta de corrección. Ya estamos viendo los resultados: estos niños que ya son adultos y se están casando con niñas de esa misma generación, igual de egoístas y exigentes, que no saben dar, sino que quieren seguir recibiendo mucho (todo lo que quieran), terminan originando matrimonios que duran dos años y hasta menos. Una verdadera epidemia de divorcios. Ya se logró la destrucción de la familia. Las ideas de Gramsci dirigiendo la humanidad. Las tácticas del demonio quedan desenmascaradas para los Exorcistas. Eso lo corrobora en Mayo 2015 el Sacerdote Exorcista Cesar Truqui: “el padre de la mentira” también engaña a los fieles oponiendo “un Jesús bienhechor” con “una Iglesia mala que no dejaría al hombre la libertad de hacer lo que quiere”. El sacerdote afirmó que hay “un demonio especializado en el ataque a la familia, citado también en la historia de Tobías, se llama ‘Asmodeo’” -que mató a siete maridos a Sara y que fue encadenado en el desierto por San Rafael-, y que “se hace presente” en muchos exorcismos. En ese sentido, el sacerdote añadió que el diablo también busca atacar a la familia a través de las ideologías y de los estilos de vida y pensamiento individualistas que han seducido a la sociedad, y entre los cuales se encuentra la difusión del divorcio. Otra consecuencia de esta campaña de pocos hijos fue una generación de mamás ociosas, “irrealizadas”, caldo de cultivo para la plaga del feminismo.
El feminismo es otra de las agendas, que tiene como fin descomponer y fragmentar a la sociedad, creando conflictos artificiales entre los hombres y las mujeres, haciendo creer que la mujer está oprimida por el hombre. También quiere borrar las diferencias entre ambos sexos, insistiendo que hombres y mujeres son iguales y que la mujer es capaz de desempeñar cualquier tipo de función que desempeñan los hombres. Todo esto disfrazado bajo el lema de la “reivindicación de los derechos de la mujer”, propuesta muy bien aceptada, que impide a la sociedad en general captar el peligro que encierra el feminismo. Junto a esta supuesta “igualdad sexual”, a las mujeres se les ha convencido que son psicológicamente iguales que los hombres, pero que han sido condicionadas para ser sólo esposas y madres, en vez de investigadoras científicas, jefes de industrias y presidentas de empresas. Así las mujeres han llegado a creer que criar, cuidar y educar a la siguiente generación era menos importante que sudar en una línea de producción o trabajar en el último rango de una cadena de ejecutivos o, inclusive, presidir una empresa. Pero, peor aún, han sido llevadas a menospreciar el rol indispensable e insustituible de esposa y madre. Se ha dado el caso de que para comenzar un colegio de jóvenes varones en Alemania en 2013, ha tenido que intervenir un tribunal para sentenciar que el principio de igualdad entre hombres y mujeres también puede conseguirse en clases diferenciadas, pues el Ministerio de Educación de Brandeburgo rechazaba el proyecto, alegando que la educación diferenciada se oponía al objetivo de la igualdad de los sexos. Las nuevas exigencias económicas ya expuestas se han unido a las concepciones feministas para forzar a las esposas y madres a entrar en el mercado de trabajo. Así la familia ha quedado completamente re-estructurada: padres ultra-ocupados, tal vez en dos trabajos, madres trabajando fuera del hogar e hijos solos o a cargo de terceros que -en la mayoría de los casos- no son idóneos. Eso sí: madres ahora auto-realizadas, pero también extenuadas.
Efectivamente en la década de los 50 y 60 con el tema de la liberación femenina las mujeres comenzaron a salir de sus hogares para comenzar a buscar la independencia económica y su propia satisfacción profesional, lo que trajo como consecuencia dos situaciones desfavorables para la humanidad.
Las madres jóvenes se están comenzando a dar cuenta de este problema y algunas reclaman: Ocho jóvenes hispanohablantes se presentaron en un evento paralelo a la 57ª sesión de la Comisión de la ONU sobre la Condición Social y Jurídica de la Mujer (NY, Marzo 2013) para expresar sus inquietudes y solicitar que se apliquen medidas que concilien la vida laboral de la mujer sin que deba renunciar a su vocación a ser madre y formar una familia. "Queremos vivir en un mundo donde se nos permita ser madres y profesionales, que estar embarazada no sea motivo de discriminación”.
El contador automático de abortos que aparece en el programa pro-vida de EWTN muestra una estadística de unos 3 abortos cada 2 segundos. Este número es algo inconmensurable. ¿Cómo hemos llegado a este horror, un verdadero genocidio? Fácilmente: una vez que la mente del pueblo aceptó que el hijo es el enemigo del bienestar, será fácil hacer creer a los matrimonios que los hijos, no sólo hay que evitarlos, sino que también hay que eliminarlos cuando no se desean. La gente convencida que puede tener sexo sin consecuencia, al tener una relación que tiene consecuencia, la tendencia es a tratar de eliminar esa consecuencia. Es decir, si se procreó sin querer el fruto de esa relación, la consecuencia directa es tratar de eliminar el fruto de esa relación que se pretendía no tuviera consecuencia. Por eso es que las estadísticas actuales muestran que la anti-concepción artificial ha sido la gran promotora de la generalización del aborto, tal como lo había predicho Pablo VI en la Humnae Vitae. Parece contradictorio, pero es así. Eso muestran las estadísticas y lo que estamos viendo a nuestro alrededor: a más anti-concepción, mayor número de abortos.
Bueno, si el niño por nacer significa un estorbo para el bienestar, mucho más lo será un anciano, un enfermo o un niño deforme. Eugenesia… selección de embriones… Y Eutanasia: mamás que matan a algunos hijos y se quedan sólo con los sanos; nietos que matan a sus abuelos enfermos… Como vemos, ya quedó destruida la familia cristiana. Y con esto, ya los países hispanoamericanos están condicionados a aceptar las leyes que aprueben todo ese desastre:
Aquí también es elocuente lo que dijo la ecuatoriana conversa Amparo Medina a EWTN: Como brazo ejecutivo de la ONU en Ecuador dice que "en ocasiones les ofrecíamos dinero a los sacerdotes y a las religiosas para que pudieran reconstruir, mejorar sus centros educativos con la única condición de que nos dejaran impartir clases de educación sexual y reproductiva en sus colegios". "¿Qué hay detrás de Naciones Unidas? Detrás de los proyectos de la ONU, detrás de las palabras bonitas que usan cuando hablan de salud reproductiva, en realidad hay toda una promoción del aborto y de los anticonceptivos. Es el único objetivo para toda América Latina. Amparo en la cadena de televisión norteamericana EWTN, denunciaba que en el libro "Cuerpos, tambores y huellas", editado por las propias Naciones Unidas, se reconoce la promoción de las relaciones sexuales en niños desde los 10 años. Y que en él se explica claramente tres cosas:
Entrevista a Amparo Medina en EWTN Ahora sí, con la “Revolución Sexual”, la sociedad latina está lista para la toma de la sociedad política y para aceptar la fuerza coercitiva. Leyes que aprueben todo lo anterior: divorcio, anticoncepción (salud reproductiva), homosexualidad (ideología de género), concubinato, aborto, eugenesia y eutanasia. Sobre la ideología de género (aprobación de la homosexualidad como estado de vida familiar) hay que destacar que, al lograr presentar las uniones homosexuales como un "derecho civil", ya no hay forma de enfrentar el problema desde el punto de vista legal. Y eso impide también el enfrentarlo desde el punto de vista ético. Y en este planteamiento está la estocada final para la destrucción de la familia y para la destrucción de la religión, y tal vez, de la misma civilización occidental, porque ataca la médula de lo que es la más básica institución de la sociedad (la familia), pero también ataca la institución que nos viene desde la creación del hombre en la Biblia. Es decir, ataca la misma visión del mundo que Dios ha dispuesto y que la Biblia plantea desde el Génesis. Y sobre el trato a personas de tendencia homosexual, el Catecismo de la Iglesia Católica nos da claras indicaciones: "Las personas homosexuales están llamadas a vivir la castidad. Mediante virtudes de dominio de sí mismo que eduquen la libertad interior, y a veces mediante el apoyo de una amistad desinteresada, de la oración y la gracia sacramental, pueden y deben acercarse gradual y resueltamente a la perfección cristiana (cfr. Catecismo, n. 2359)". Ya la estrategia neo-marxista de Gramsci ha surtido efecto y ha logrado su objetivo en cuanto a la familia cristiana. Ya está destruida la familia. Pero la destrucción no ha terminado: faltaba la destrucción de la Iglesia para poder instalar el Comunismo en los países latinoamericanos.
El término “Modernismo” fue utilizado por la jerarquía eclesiástica para designar a un conjunto de ideas promovidas por escritores católicos, que pretendían transformar la Iglesia fundada por el mismo Jesucristo, en una institución despojada de su carácter sagrado. Modernismo también es la tendencia en un cierto pensamiento católico a considerar a la Iglesia como institución humana y a su Magisterio como enseñanzas humanas. Y también se expande hacia fuera de la Iglesia como una ambición de eliminar a Dios de toda la vida social. Cuando comenzó a surgir esta tendencia le tocó enfrentarla al Papa San Pío X, quien gobernó a la Iglesia entre 1903 y 1914. San Pío X emprendió una campaña para combatir el Modernismo y en 1907 escribió la Encíclica Pascendi Dominici gregis contra los errores de esta nefasta corriente. Estableció el Juramento anti-modernista en 1910 con objeto de neutralizar la herejía modernista, la cual ya había desenmascarado, definido y condenado en su encíclica Pascendi. La situación era grave, pues esta herejía se había infiltrado en todos los estratos de la Iglesia. El juramento debía prestarlo "todo el clero, los pastores, confesores, predicadores, superiores religiosos y profesores de filosofía y teología en seminarios". El juramento anti-modernista se mantuvo vigente desde esa fecha hasta 1967. Sin embargo, el Papa Juan Pablo II, a través de la Congregación de la Doctrina de la Fe, presidida por quien luego fue su sucesor, estableció en 1988 un Juramento de Fidelidad a la Iglesia para los Obispos. Luego en 1998 se extendió para todo el que fuera a ejercer una función en nombre de la Iglesia. y para esto hasta se modificaron cánones del Código de Derecho Canónico. Comienza así: “Yo, N., al asumir el oficio..., prometo mantenerme siempre en comunión con la Iglesia católica, tanto en lo que exprese de palabra como en mi manera de obrar…” Los fieles llamados a ejercer un oficio en nombre de la Iglesia están obligados a emitir la «Profesión de fe», según la fórmula aprobada por la Sede apostólica (cf. canon 833). Además, la obligación de un especial «Juramento de fidelidad» respecto a los deberes particulares inherentes al oficio que se va a asumir, y que antes estaba prescrito sólo para los obispos, se ha extendido a las personas enumeradas en el canon 833, números 5-8. 833 Tienen obligación de emitir personalmente la profesión de fe, según la fórmula aprobada por la Sede Apostólica:
Código de Derecho Canónico - De la Profesión de Fe Uno que otro Obispo lo requiere para sus catequistas. (Ejemplo Diócesis de Arlington, Virginia).
Comienza con un sacerdote jesuita irlandés, George Tyrrel (1861-1909), quien al no aceptar las correcciones que le fueron hechas por parte de la autoridad eclesiástica, hubo de ser expulsado de la Compañía de Jesús y excomulgado en 1906. Tyrrell sostenía, entre otras ideas secularistas, liberales y relativistas, la evolución de los dogmas, la necesidad de ajustar el cristianismo a los retos contemporáneos. Cuestionaba la autoridad papal, proponiendo un papa que fuera solamente un vocero del Espíritu Santo, sin autoridad suprema. Luego de la suspensión de Tyrrell, siguió la penetración de la herejía, pero de manera escondida, pues los que continuaron tratando de introducir el Modernismo en la Iglesia se organizaron en lo que llamaron “hermandades epistolares”, o correspondencia que mantenían en secreto continuando el intercambio de ideas modernistas, pero evitando el riesgo de ser disciplinados. ¡Una verdadera infiltración! Eso era justo lo que se necesitaba para intentar destruir la Iglesia: ya se estaba ridiculizando desde fuera, ahora venía la infiltración y subversión interna para destruirla desde dentro. En los años de la década de 1930 se veían pequeños brotes de disidencia dentro de la Iglesia: declaraciones de teólogos rebeldes criticando al Papa y a la Jerarquía. Pero las dos guerras mundiales evitaron la expansión franca y abierta de la corriente modernista. El Modernismo quedó como escondido por un tiempo hasta que resurgió con fuerza después del Concilio Vaticano II, como el neo-modernismo, el cual ha dado lugar a una crisis religiosa en la Iglesia, latente pero real, debido a que han creado, a lo largo de estos cincuenta años, “un magisterio paralelo”, que discrepa en muchas cosas con el Magisterio de la Iglesia. Pasan de la promoción de una postura a otra, según vaya perdiendo vigencia la que tienen en un momento dado, pero sin olvidar la anterior. Y mientras tanto, van dejando una estela maligna a través de ese “magisterio paralelo”. Así ha sido la secuencia que ha seguido la promoción de errores dentro de este peligroso magisterio paralelo.
Otro Jesuita, el P. Horacio Bojorge, sabio sacerdote además de excelente escritor, llama a estas doctrinas, las “teologías deicidas”. Entre éstas, el empeño de separar a Cristo Dios del Cristo Hombre, con la consecuente des-divinización de Jesús. Es lo que se llama la separación entre el Cristo histórico y el Cristo de la fe, lo cual Benedicto XVI (Joseph Ratzinger) ha tratado de corregir con sus tres libros sobre Jesús de Nazaret, que -aunque no los quiso escribir con el peso del magisterio papal- serán su gran legado anti-modernista a la Iglesia de hoy. Muchos de los seguidores de estas corrientes ni siquiera se han dado cuenta de que trabajan para una estrategia, pues lo que predican es simplemente lo que aprendieron en el Seminario o en su centro de formación, lo que les dijo su director espiritual o su párroco. Siguen transmitiendo los errores y siguen destruyendo, sacando a Dios de la vida de la Iglesia, sin ni siquiera darse cuenta. Si a esto le sumamos que hemos pasado 50 o 60 años sin catequesis a los niños y jóvenes o con enseñanzas psicologistas, New Age o cualquier cosa menos la sana doctrina de Jesucristo y de su Iglesia, los resultados están a la vista.
Ya tenemos una cultura sin Dios, un mundo en confusión. Hay necesidad, entonces, de ordenar la confusión. Hay que dar cierta apariencia de coherencia. Los organismos internacionales están a cargo de este ordenamiento: . la Carta de la Tierra sustituirá los Mandamientos de la Ley de Dios, el Evangelio, la Fe y la trascendencia. En ella se presenta la naturaleza como buena y el hombre como depredador de la misma. La Carta de la Tierra afirma que la protección medioambiental, los derechos humanos, el desarrollo igualitario y la paz son interdependientes e indivisibles. La Iniciativa de la Carta de la Tierra es la traducción a la práctica para lograr una sociedad mundial sostenible, solidaria, justa y pacífica en este siglo 21. . un desarrollo sustentable, en el que se acepta matar a los niños, si es necesario, pero hay que salvar a las ballenas. . Un dios impersonal y cósmico que se confunde con el universo (panteísmo) y la igualación de todas las religiones. . Bienestar es “sentirme bien conmigo mismo” y lograr la armonía con el universo. ¿Y el bienestar moral: el ser bueno, el cumplir los Mandamientos, el estar a tono con la Voluntad de Dios, dónde quedó? En el olvido. Así hemos llegado a esta situación del mundo en nuestros días.
“Es inútil que se reúnan las cancillerías, que se organicen asambleas internacionales. No lograrán poner en orden y concierto al mundo hasta que lo arrodillen ante Cristo, ante Aquél que es la Luz del mundo; hasta que, plenamente convencidos todos de que, por encima de todos los bienes terrenos y de todos los egoísmos humanos es preciso salvar el alma, se pongan en vigor en todas las naciones del mundo, los Diez Mandamientos de la Ley de Dios. Con sola esta medida se resolverían automáticamente todos los problemas nacionales e internacionales que tienen planteados los hombres de hoy. Y sin ella será absolutamente inútil todo cuanto se intente”. (P. Antonio Royo Marín). . ¿Entonces, qué hacer? 1º. Ante todo, tenemos que volver a leer la descripción que San Pablo hace del combate espiritual y sus remedios. Ef 6: 2º. La oración es medio indispensablepara, primeramente, poder darnos cuenta de la situación en que estamos sumergidos. Y San Pablo nos habla de la oración constante: Oren en todo tiempo. No se puede bajar la guardia con la oración, para poder resistir las maniobras del diablo. La falta de oración es una de las deficiencias de nuestro tiempo. Como no se ora, las personas no se dan cuenta de que estamos bajo una lucha frontal entre el Bien y el Mal. Y, aunque a veces no sea con plena conciencia, terminan alineadas con las fuerzas del Mal. 3º. No basta sólo la oración. Esta tiene que estar acompañada y fortalecida por los Sacramentos:
4º. La oración y los Sacramentos nos ayudan a estar alertas ante las herejías para no caer en esto que ya anunciaba San Pedro, nuestro primer Papa: "Habrá entre vosotros falsos maestros que introducirán herejías perniciosas, negando al Señor que los redimió ... Muchos los seguirán en sus liviandades, y por causa de ellos será desprestigiado el Camino de la Verdad ... Os explotarán con palabras engañosas ... Mejor les fuera no haber conocido el Camino de la Santidad que, después de conocerlo, abandonar los santos preceptos que les fueron dados" (2Pe 2, 1 -2 y 21). Y San Pablo también advertía algo parecido, llamando la atención que herejes que enseñarían herejías saldrían de dentro de las comunidades eclesiales: “Se introducirán entre ustedes lobos voraces que no perdonarán al rebaño. De entre ustedes mismos surgirán hombres que enseñarán doctrinas falsas e intentarán arrastrar a los discípulos tras sí.” (Hech 20, 28-29) San Pedro, el primer Papa de la cristiandad, nos advierte sobre el peligro de un resurgimiento del paganismo, resurgimiento ya evidente en nuestros días, pero que a diferencia del mundo que no conocía a Cristo, nuestro mundo actual sí Lo conoce, sí conoce Su Evangelio: sí conoce la Verdad, sí conoce el camino de la santidad! Por eso tan grave sentencia: mejor les hubiera sido no haber conocido el Camino de la Verdad que abandonarlo después de haberlo conocido. Hay que abrir los ojos y henchir los oídos con la oración, para no tener ceguera y sordera espiritual. Dios nos podría acusar hoy a su Iglesia, nuevo Pueblo de Israel, como acusó al Pueblo de Israel de antaño: «Oye pueblo estúpido y tonto, que tienes ojos y no ves, orejas y no oyes.» (Jeremías 5, 21) Abrir los ojos y henchir los oídos para poder ver todos los errores que nos rodean, estar alertas y rechazarlos.
Sí. Nuestro reto es difícil, pero no imposible. Ya Dios lo dijo desde el Antiguo Testamento, en uno de los mandamientos explicativos de la Ley: No sigan a las mayorías en su error (Ex 23, 2). Juan Pablo II nos aconsejó que debemos remar contra la corriente. “Ser cristiano en el mundo de hoy implica ir contracorriente”, nos dejó dicho también Benedicto XVI. ¿Vamos a dejar que seamos arrastrados por la corriente de los errores? Eso sería justamente seguir a las mayorías en su error. El término remar contra la corriente indica que es difícil, que necesita más esfuerzo que seguir la dirección de la corriente. Pero contamos con la gracia divina: sin Mí, no pueden hacer nada (Jn 15, 5), pero todo lo puedo en Aquél que me fortalece (Fil 4, 13). Además tenemos la advertencia del Señor: Ancha es la puerta y espacioso el camino que conduce a la ruina, y son muchos los que pasan por él. Pero ¡qué angosta es la puerta y qué escabroso el camino que conduce a la salvación! y qué pocos son los que lo encuentran. (Mt 7, 13-14) La puerta ancha y el camino espacioso es la corriente fácil de seguir, pero que nos lleva a la perdición. El camino difícil y la puerta angosta es remar contra la corriente.
Sí. Nos van a decir fanáticos y tontos. Se van a burlar de nosotros por eso. Jesús ya lo sabía y ya lo advirtió: Serán odiados por todos a causa de mi nombre. Con todo, ni un cabello de su cabeza se perderá. Manténganse firmes y se salvarán. (Lc 21, 18-19) El servidor no es más que su patrono. Si a Mí me han perseguido, también los perseguirán a ustedes. (Jn 15, 20) Pero también nos dijo qué hacer: Yo les aseguro: Si alguno se avergüenza de Mí y de mis palabras en medio de esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del Hombre se avergonzará de él cuando venga con la Gloria de su Padre rodeado de sus santos ángeles.» (Mc 8, 38)
Nada. Los cristianos no debemos tener miedo ni a las críticas, ni a las humillaciones. Y un poquito más avanzado: ni a la muerte, ni al martirio, pues sabemos que nuestra recompensa será grande en el Cielo. Ese ha sido el ejemplo de tantos Santos que nos han precedido.
Preocupa al Presidente Piñera La baja de la natalidad ha ido acompañada de una mejora de la esperanza de vida, lo que ha provocado un envejecimiento de la población chilena efe 6 de junio 2013 - 05:27 pm El presidente chileno, Sebastián Piñera, dijo hoy que le preocupa el "terremoto demográfico" que, a su juicio, vive el país debido a la baja tasa de natalidad y al progresivo envejecimiento de la población. "Me preocupa más el terremoto demográfico que el del 27 de febrero" de 2010, dijo Piñera en alusión a una catástrofe que dejó 534 muertos. El presidente participó en un acto en el que mencionó algunas de las iniciativas realizadas por su Gobierno para aumentar la natalidad y subrayó que "el tema de la fertilidad está en el corazón de las prioridades" del Ejecutivo. Según Piñera, la tasa de fertilidad en Chile ha pasado de los 2,6 hijos por mujer en 1990 a los 1,8 en 2013. "Si se hubiesen mantenido las tasas de los noventa, tendríamos un millón de niños adicionales y Chile sería distinto, sería mejor", apuntó Piñera. La baja de la natalidad ha ido acompañada de una mejora de la esperanza de vida, lo que ha provocado un envejecimiento de la población chilena. "El progreso de la medicina, ciencia y calidad de vida, están extendiendo la expectativa de vida de las personas", dijo el presidente, quien añadió que actualmente hay cerca de medio millón de ciudadanos de más de ochenta años y "antes esa cifra era insignificante". Piñera recordó que ha impulsado diversas iniciativas para favorecer la natalidad, como la ampliación del periodo posnatal para las madres de tres a seis meses. Además, dijo, en la rendición de cuentas ante el Congreso del pasado 21 de mayo hizo dos anuncios que apuntan en la misma dirección. La primera iniciativa, que aún debe ser enviada al Congreso para su aprobación, es la entrega de un bono de 100.000 pesos (unos 200 dólares) a las familias que tengan su tercer hijo. También anunció que se ampliará la cobertura y el acceso a los tratamientos de fertilización, para que este año se alcancen los 2.000 casos.
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