Harry Potter es un proyecto Harry Potter… |
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El mundo está habitado por tres razas. Los que tienen pureza de sangre son los hijos de brujas y magos. Los de sangre impura son los muggles (léase, humanos). Los que tienen pureza de sangre a medias son magos a medias. Se necesita sangre y miembros amputados como el sacrificio indispensable para restaurar el cuerpo del verdadero héroe del mal, Voldemort, ante el cual Harry se doblega. La mezcla de racismo, violencia y ocultismo no es algo tomado de una película sangrienta, sino el contenido mismo del quinto volumen de la serie escrita por Joanne K. Rowling, Harry Potter y la Orden de Fénix. Todo mundo ha oído hablar del éxito de los libros de Harry Potter. Nunca antes se había vendido un libro para niños con tanta facilidad. ¿Es una inocente y entretenida historia de hadas? ¿O es un libro que no deberían leer los niños? En febrero del 2004, después de que apareció el quinto volumen, la Comisión de Jóvenes de Munich publicó un reporte que hizo olas. La agencia responsable de proteger a los niños en la ciudad juzgó que el libro de Harry Potter no era adecuado para los niños. “La novela relata una oscura y complicada historia que deja en los lectores un estado mental parecido a un sentimiento entre la rabia y la ansiedad, estado que se resuelve en escenas tanto brutales como sangrientas. Los jóvenes lectores no tienen las armas para disolver esta tensión ni para descargar las preocupaciones y ansiedades recolectadas en su lectura”. Recientemente, apareció un libro dedicado a explicar este fenómeno: “Harry Potter, Good or Evil?” (Harry Potter, ¿bueno o malo?), por Gabriele Kuby. La autora es socióloga y escritora. Propone la tesis de que Harry Potter es un proyecto a largo plazo “que ha formado a una generación entera y como resultado a toda una realidad social”. Responde a la pregunta: ¿es Harry Potter bueno o malo? Su respuesta no es ambigua: contesta que es malo. Analiza los tomos, paso a paso, en sus 160 páginas, y refuerza sus conclusiones con citas del texto de la novela. Kuby examina la técnica de J.K. Rowling desde una perspectiva cristiana. Explica cómo se modifica el estado normal de conciencia en el curso de la lectura, rompe inhibiciones para participar en la magia y modifica puntos naturales de orientación; especialmente, el criterio que distingue entre bien y mal es disuelto con confusión mental y desarme emocional. Describe lo que sucede cuando el mundo humano es denigrado y cuando el mundo de brujas y magia es glorificado. G. Kuby desacredita la guerra aparente entre el bien y el mal, en la que Harry Potter está involucrado. Rechaza los argumentos de muchos críticos que opinan que Harry Potter es pedagógicamente valioso porque está comprometido en la guerra entre el bien y el mal. Potter no lucha contra el mal; de un libro a otro su afinidad con Voldemort crece, y Voldemort es resueltamente malo. En el quinto volumen Voldemort toma posesión del mago, lo que lleva a la total destrucción de su personalidad. Estos libros asumen que el mal es parte de toda existencia humana. Pongamos un ejemplo: durante un juego de Quiddich, el maestro Quirrel quiere asesinar a Harry con una maldición. El profesor que odia a Harry, Snape, lo salva a través de una contra-maldición. Dumbledore le explica: “Tu padre le hizo algo a Snape que no puede perdonar. Él salvó su vida. Snape no puede soportar estar en deuda con tu padre... Con la deuda saldada puede continuar odiando a tu padre con una conciencia más clara”. Esto provoca una gran confusión: alguien que odia a Harry le salva la vida. Lo hace a través de una maldición, y lo hace con la intención de poder seguir odiándole. Además, llevan a sus lectores a un mundo plagado de monstruos crueles, de espíritus manchados de sangre, de maestros malévolos y sádicos, de horribles hechizos y maldiciones, sin hacerles saber que hay vías para vivir fuera de ese mundo. Más aún, no hay la menor insinuación o pista de que alguno esté buscando salir de allí. El temor de Harry y de sus grandes amigos es ser expulsados de Hogwarts, la escuela de magia y brujería, pues entonces tendrían que entrar al mundo de los humanos (muggles), lo que es presentado como un prospecto detestable. El libro carece de una dimensión trascendental. Todo lo sobrenatural es demoniaco en él. Los símbolos divinos están pervertidos. La habilidad del lector para distinguir el bien del mal trata de ser mutilada a través de la manipulación emocional y de la confusión intelectual. Gabriele Kuby se pregunta cómo los padres de familia, que dicen querer lo mejor para sus hijos, les facilitan esta lectura. Su respuesta es interesante: solamente una cultura enferma puede considerar la varita mágica como apetecible. Harry Potter no es un cuento moderno de hadas. En los cuentos de hadas, las brujas y magos son figuras claramente malvadas de cuya influencia el héroe se libera a través de actos de virtud. En esta historia nadie quiere ser bueno. Gabriele Kuby recomienda a los padres de familia analizar con maestros y amigos la obra de Harry Potter. La autora también dice que experimentó momentos oscuros durante la lectura de este libro en el curso de su investigación. No se le hace un favor a la generación joven cuando se le seduce con la magia y se les llena la cabeza con imágenes de un mundo donde el mal gobierna, mundo del que no se buscan salidas, sino que es más bien deseable. Hay que tomar en cuenta que el niño se educa también con lo que alimenta su espíritu. |
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