SEÑALES EN EL CAMINO 2ª Señal Oración según 3. ¿Qué es la Oración Mental o Meditación? La palabra “meditación” ha sido usada siempre dentro del catolicismo como una forma especial de oración de reflexión o discurso mental. La meditación cristiana es llamada también oración mental. En este tipo de oración reflexionamos por medio de representaciones mentales y/o lecturas, algún pasaje de la Sagrada Escritura, o alguna verdad de nuestra Fe, o alguna faceta o momento de la propia vida, para tratar de descubrir la Voluntad de Dios en la meditación. Sin embargo, debemos aclarar que la palabra “meditación” se toma en nuestros días como una práctica espiritualista pagana, usualmente venida del paganismo oriental, la cual nada tiene que ver con el concepto católico de lo que es la meditación cristiana. Dice Santa Teresa de Jesús sobre la oración mental: "Llamo yo meditación al discurrir mucho con el entendimiento". En cierta forma la contrapone a la contemplación. La aprueba sin mucho entusiasmo ("es admirable y muy meritoria oración"). Sin embargo para Santa Teresa la meditación es búsqueda, tanteo; la contemplación, hallazgo, posesión. Recomienda no convertir toda la oración en reflexión: "Es bueno discurrir un rato ... pero que no se vaya todo el tiempo en esto ... porque la sustancia de la oración no está en pensar mucho, sino en amar mucho ... y amar es complacer a Dios en todo". Dice el Catecismo de la Iglesia Católica que la meditación es sobre todo una búsqueda, en la que la persona trata de comprender el por qué y cómo de la vida cristiana para responder a lo que el Señor le pide (cfr. #2705).
En la meditación cristiana contemplamos por medio de representaciones mentales y/o lecturas, algún pasaje de la Sagrada Escritura (Lectio Divina), o alguna verdad de nuestra Fe, o alguna faceta o momento de la propia vida, para tratar de descubrir en la meditación qué quiere Dios decirme, qué desea de mí. Por eso decimos que la meditación es un trabajo intelectual con el que se busca mover la voluntad hacia un mejoramiento espiritual. Si se usa la Biblia, lo normal es usar sobre todo el Nuevo Testamento, pero no debe descartarse el Antiguo, que ayuda a comprender mejor el Nuevo. “Ignorancia de la Escritura es ignorancia de Cristo”, decía San Jerónimo (traductor de la primera Biblia -la llamada Vulgata- al Latín común o vulgar). Y cuando hablaba de la Escritura, él se estaba refiriendo al Antiguo Testamento. El Padre Marie Dominique Philippe, op, dice de la meditación: “es muy buena si tenemos tiempo para dedicarle y, ordinariamente hay que mantenerla. Si podemos consagrar cada semana una o dos horas para leer (y meditar) la Escritura, es excelente”. Según el último Manual de Indulgencias, se puede lucrar Indulgencia Plenaria por la lectura de la Biblia durante media hora. Se puede aprovechar mejor esta lectura, por supuesto, si se hace en forma de meditación o lectio divina. Pero debemos recordar que la meditación está ordenada hacia la contemplación. De tal manera que, si estando en meditación, el Espíritu Santo nos da la gracia de recogernos en silencio o de darnos contemplación, no podemos tratar de seguir meditando. No podemos decirle al Espíritu Santo: “un momentito, pues estoy haciendo mi meditación”. El Espíritu Santo es nuestro guía en la oración. Hay que dejarle a El hacer lo que quiera, cómo quiera, cuándo quiera y dónde quiera… aunque no completemos la media hora o la hora que hayamos previsto para la meditación. El Rosario, por ejemplo, es a la vez oración vocal y meditación, si al rezar las Ave Marías vamos meditando sobre algún Misterio del Rosario o sobre las palabras del Ave María. Pero podría suceder, cuando se está rezando el Rosario, que sintamos el silencio de recogimiento, el llamado a la contemplación ¡para eso también es el Rosario! No hay que insistir en seguir repitiendo Ave Marías. El Rosario puede concluirse después. Hay que saber que la finalidad de la oración vocal y de la meditación es el recogimiento y la contemplación. Allí en recogimiento es que mejor puede el Alfarero actuar en la suave arcilla del alma.
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