SEÑALES EN EL CAMINO 4ª Señal 8. ¿Qué sentido tiene el sufrimiento? El sufrimiento es como la poda que el jardinero hace a las plantas para que crezcan robustas, frondosas y den mejores frutos. Así nos dice Jesucristo: “Yo soy la Vid verdadera (es decir, la Planta) y Mi Padre es el Viñador (es decir, el Jardinero). Yo soy la Vid y ustedes las ramas. Si alguna de mis ramas no produce fruto, El la corta. Y a toda rama que produce fruto El la limpia (es decir, la poda) para que dé más fruto”. (Juan 15, 2) Para seguir a Jesucristo es importante darnos cuenta que El no ha venido a traernos un mensaje de felicidad terrena, en que quede excluido el dolor, el sufrimiento y aun las lágrimas. Jesús nunca prometió eso. ¡Todo lo contrario! Si revisamos los Evangelios, Jesús no nos prometió felicidad aquí en la tierra. ¡Al contrario! Felices los que lloran porque serán consolados (Mt 5, 4) El que quiera seguirme que renuncie a sí mismo, tome su cruz y me siga. (Mc 8, 34) Jesús ha venido más bien a tomar nuestro sufrimiento y a transformarlo en instrumento de salvación. Perder de vista esto, es perder de vista algo esencial e inherente a nuestra condición cristiana. No tener esto en cuenta y comprenderlo así, es esquivar una muy importante señal de salvación: la aceptación cristiana de sufrimiento. Por eso nos dijo el Papa Juan Pablo II: “Si se desvirtúa la Cruz de Cristo, el hombre pierde sus raíces y sus perspectivas” (JP II, 15-septiembre-96). Jesucristo nos ha indicado que precisamente en el dolor y en el sufrimiento, aceptados y abrazados con entrega a la Voluntad de Dios, está el camino que conduce a la Verdadera Felicidad: “Felices los que lloran, porque ellos serán consolados ... Alégrense y estén contentos porque será grande la recompensa que recibirán en el Cielo” (Mt 5, 4 y 12). Pero puede haber también recompensa aquí en la tierra si dejamos de considerar el sufrimiento como una desgracia que ha de evitarse a toda costa y lo vemos más bien como medio de unirnos a Dios. El sufrimiento es el instrumento por excelencia de imitación a Cristo, que sufrió, murió y resucitó. Es el medio que nos hace posible participar en la resurrección de Cristo -no sin antes sufrir con El. En esto consiste la poda, que hace el Jardinero Divino a las ramas que están unidas a Su Planta, para que crezcamos y demos más fruto. De nuestro dolor -aceptado con amor- saldrá fruto abundante. No debemos temer las manos de Quien hace la poda, pues sólo El sabe lo que verdaderamente conviene a cada una de sus ramas, es decir, a cada uno de nosotros sus hijos. A veces nos cuesta ver la mano de Dios en esas “podas”, en esas purificaciones, y no nos damos cuenta que son gracias. ¡Sí! El sufrimiento, las adversidades, las purificaciones son gracias, gracias muy especiales. Esos momentos de “poda” -aceptados en entrega a la Voluntad Divina- sirven para sacarnos fortalecidos, como se fortalece cada rama cuando es bien podada. Para ello debemos confiar en ese Viñador Divino, Dios nuestro Padre, que desea que demos más y mejor fruto. De nuestro dolor, de nuestra adversidad -aceptada con amor- saldrá fruto abundante. Y, como nos dice Jesús, con ese fruto daremos gloria a Dios y tendremos la Vida Eterna, porque “la gloria del Padre consiste en que den mucho fruto” (Jn 15, 18). La oración es medio indispensable para poder aceptar el sufrimiento y para poder percibir a Dios durante esas etapas de poda. He aquí una oración que puede ser útil durante los momentos de sufrimiento: ORACION
|
||||
|
||||
|
||||