SEÑALES EN EL CAMINO 6ª Señal
El Amor o Caridad no pueden depender del deseo, del afecto o de los lazos de sangre. La Caridad Cristiana está por encima de todo eso. Puede incluir esos lazos de afecto o de sangre, pero no depende de éstos. Al respecto, Jesucristo mismo nos recuerda: “Si amas a los que te aman ¿qué mérito tienes? Hasta los malos aman a los que los aman” (Lc. 6, 32-34). Por eso la Caridad es independiente del sentimiento. La Caridad es más bien una disposición de la voluntad. Es un deseo de hacer el bien porque Dios nos ama y desea que nosotros amemos como El nos ama. Por eso la Caridad no es egoísta; es decir, no busca la propia satisfacción, sino el servir al otro y complacer a Dios. Además la Caridad incluye a todos: buenos y malos, amigos y enemigos, familiares y extraños, ricos y pobres, cercanos y lejanos. Ahora bien, amar también es servir. Amar es dar-se, que no es lo mismo que dar. Amar es dar uno de sí. Dar, sin dar-se, puede ser altruismo o mera filantropía. Pero no es el amor-caridad que viene de Dios amando en nosotros: nosotros amándole a El y El amando a través nuestro. Amar sirviendo significa poner lo que tenemos -dinero, talento, tiempo, habilidades, capacidades, energías, posesiones, gracias, todo- al servicio de Dios que es nuestro Dueño y Dueño de “nuestras” cosas ... porque todo nos viene de El. Y todo eso que tenemos y que en realidad no es nuestro sino de Dios, debe ser usado -es cierto- para nuestra propia salvación eterna.Todo debe ser usado teniendo en cuenta nuestra vocación de santidad, teniendo en cuenta de que la tierra no es la meta y de que vamos camino al Cielo. En resumen: teniendo en cuenta el camino de la salvación. Pero no basta utilizar todo lo que –en teoría- es nuestro para nuestra propia salvación solamente, sino que todo eso debe estar también al servicio de Dios y de los demás. Lo que somos y tenemos debe servir también para el bienestar temporal y eterno de otros. Eso es ejercer la Caridad. Eso es amar como Dios nos pide. Las Obras de Misericordia –corporales y espirituales- son un buen programa de acción. No para hacer las 14 obras de misericordia todas a la vez o para hacerlas una sola persona.
Significa más bien el poner a disposición todo lo que Dios nos ha dado para servir en cuanto se presente el momento ... Eso sí: el servicio se hace sin excusas, sin negarnos, sin hacernos esperar, sin miedo ... sin egoísmo. Así se sirve. Nuestros nombres quedarán definitivamente escritos en el Cielo, si hemos amado a Dios y hemos estado dispuestos a que El ame en nosotros, al poner todo lo “nuestro” a disposición suya y de los demás.
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