SEÑALES EN EL CAMINO 7ª Señal La Comunión nos invita 14. Los místicos, como el Padre Pío y Santa Teresita, percibían a la Trinidad, la Virgen y toda la Corte Celestial en la Comunión. ¿Cómo pueden percibir a la Santísima Trinidad en la Santa Misa y en la Comunión? Vamos a tratar una idea algo controvertida que trataremos de aclarar hasta dónde nos sea posible sobre la Santísima Trinidad y la Eucaristía, para extraer de ésta todo el provecho espiritual que podamos. Ya hemos visto, entonces, que místicos como el Padre Pío y Santa Teresita percibían a la Trinidad, la Virgen y toda la Corte Celestial en la Comunión. Vamos a tratar de analizar esto teológicamente, porque la Comunión nos invita a ser morada de la Santísima Trinidad, a tener una relación con cada una de las Tres Divinas Personas: “Si alguien me ama … mi Padre lo amará y vendremos a él y haremos morada en él” (Jn. 14, 23). Sólo Cristo, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, se hizo carne y asumió nuestra naturaleza humana. Así que en la Comunión sólo Cristo está presente sacramentalmente, es decir bajo las especies de pan y vino. El Padre y el Espíritu Santo no están presentes sacramentalmente, pero sí están real y verdaderamente presentes junto con Cristo, debido a la perfecta unión de la Trinidad. Los Teólogos usan muchos términos para tratar de clarificar el dogma de la Trinidad: persona, hipóstesis, relación, procesión, circumincesión, etc. Pero el Catecismo de la Iglesia Católica nos dice que no puede haber una explicación plena porque todos los argumentos y términos no bastan, para explicar “un Misterio inefable, infinitamente más allá de todo lo que podemos concebir según la medida humana” (CIC #251). Con esta salvedad en mente, el Catecismo continúa más adelante, refiriéndose a la unidad Trinitaria: “A causa de esta unidad, el Padre está todo en el Hijo, todo en el Espíritu Santo; el Hijo está todo en el Padre; todo en el Espíritu Santo; el Espíritu Santo está todo en el Padre, todo en el Hijo” (CIC #255). Se está refiriendo el Catecismo a la presencia mutua de las Tres Divinas Personas en cada una: cada una es presente en cada otra, sin dejar de ser distintas. Esto se llama en Teología el principio de la circumincesión o pericóresis: Los tres se inhabitan. Donde está el Padre están los otros Dos, y así con cada uno. Los Unos están en el Otro y viceversa el Otro con cada Uno. La idea no es aprender nombres teológicos raros y difíciles, sino demostrar que es un principio teológico establecido que hasta tiene un nombre. Pero también porque los nombres raros, así como las imágenes, pueden ayudarnos a fijar en nuestra mente conceptos inspiradores de devoción, que luego pueden pasar a nuestro corazón. Todo esto para decir que cuando recibimos a Cristo sacramentalmente, el Padre y el Espíritu Santo se hacen presentes con El, no sacramentalmente –es cierto- pero sí de manera verdadera, completa y sustancial, debido a que donde está Una de las Personas de la Santísima Trinidad, están las otras Dos. Por eso, los Místicos sienten a la Santísima Trinidad cuando reciben la Comunión. Nosotros también debemos tomar conciencia de que con la Sagrada Comunión, nos convertimos en morada de la Santísima Trinidad.
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