Cómo ser salvo?

SEÑALES EN EL CAMINO
DE SALVACIÓN

8ª Señal
Devoción a la Santísima
Virgen María:


     14. Aparición del Resucitado a su Madre - Pentecostés

(del Libro Espero la Vida del Mundo Futuro,
Isabel Vidal de Tenreiro, Ediciones Trípode)

Los Evangelios no mencionan ninguna aparición de Jesús Resucitado a su Madre.  Pero el Papa Juan Pablo II concluye que “la Virgen fue probablemente testigo privilegiada de la Resurrección de Cristo”.  (JPII, 21-mayo-1997). 

Dice Juan Pablo II:  “¿Cómo podría la Virgen, presente en la Cruz y presente en la primera comunidad de los discípulos (cf. Hch 1, 14), haber sido excluida del número de los que se encontraron con su divino Hijo resucitado de entre los muertos?”

La ausencia de María del grupo de las mujeres que al alba se dirigieron al sepulcro (cf. Mc 16, 1; Mt 28, 1), ¿no podría constituir un indicio del hecho de que ella ya se había encontrado con Jesús?  

Evidentemente, se apareció para consolarla, como añadirá Santa Teresa de Jesús: «Díjome [Jesús] que en resucitando había visto a Nuestra Señora, porque estaba ya con gran necesidad, que la pena la tenía tan absorta y traspasada, que aún no tornaba luego en sí para gozar de aquel gozo … y que había estado mucho con ella, porque había sido menester, hasta consolarla» (Cuentas de conciencia, 13.a, 12). 

Conforme a una larga tradición oriental, el mismo ángel de la Anunciación reveló la nueva dicha a la Virgen sin Consuelo del Calvario:  «así como el adviento [de Jesús], también el gozo de su resurrección fue anunciado a su Madre antes que a los demás, por medio del mismo Ángel Gabriel...» (así lo suponen, entre otros, S. Gregorio Pálamas (siglo 15) y S. Jorge de Nicomedia (siglo 9).

Y la Liturgia de la Iglesia confirma este hecho con la bella oración pascual Regina Coeli:

Regina coeli laetare. Alleluia
Quia quem meruisti portare. Alleluia
Resurrexit, sicut dixit. Alleluia,
Ora pro nobis Deum. Alleluia


Reina del Cielo alégrate, Aleluya
Porque a Quien mereciste tú llevar, Aleluya
Resucitó, según dijo, Aleluya
Ora a Dios por nosotros, Aleluya.

https://www.youtube.com/watch?v=Uu81rBonVxg
La entona B16:
https://www.youtube.com/watch?v=-AL5cu9LPSM

.       PENTECOSTES:

Después de la Ascensión del Señor al Cielo, estando reunidos los Apóstoles, discípulos y también la Santísima Virgen María, vino la fuerza de lo alto, la promesa del Padre:  el Espíritu Santo.  El Evangelio de San Lucas, después de narrar la Ascensión, termina así:

Lc 24:
52.   Después volvieron llenos de gozo a Jerusalén,     
53.   y continuamente estaban en el Templo alabando a Dios.   

Oraban en compañía de María. Oraron durante nueve días, antes de la Venida del Espíritu Santo.  Fue la primera novena que se hizo en la Iglesia. 

Hech. 1:
14.  Todos ellos perseveraban juntos en la oración en compañía de algunas mujeres, de María, la Madre de Jesús, y de sus hermanos. 
      

Hech  2:
1. Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar.
2. De repente vino del cielo un ruido, como el de una violenta ráfaga de viento, que llenó toda la casa donde estaban,
3. y aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y fueron posándose sobre cada uno de ellos.
4. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía que se expresaran.

46.   Todos los días se reunían en el Templo con entusiasmo, partían el pan en sus casas y compartían sus comidas con alegría y con gran sencillez de corazón.

Y el Espíritu Santo iba actuando en esa primera etapa de la Iglesia, como constatamos en la narración de San Lucas en los Hechos de los Apóstoles.

En esa narración podemos captar cuál es el secreto de la acción del Espíritu Santo en nosotros y a través de nosotros.  El mismo que con los Apóstoles:  la oración.  Oración perseverante, frecuente, con entusiasmo, con la Santísima Virgen María.  ¡Ven, Espíritu Santo!

La Santísima Virgen María, recibió también el Espíritu Santo, suponemos que con una plenitud incomparablemente superior a la de los Apóstoles.  Y así continuó con toda la ternura que la caracterizaba, sus funciones como Madre de la Iglesia.   Ella es la Madre de Jesús y también lo es de la Iglesia, que es el Cuerpo Místico de su Hijo.

 

8ª Señal
Devoción a la Santísima Virgen María
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