SEÑALES EN EL CAMINO
DE SALVACIÓN

9ª Señal
Amor, aprecio y obediencia
a la Iglesia

17.  Tradición Oral:

La Tradición Apostólica o Sagrada Tradición (del latín traditio: entregar, de tradere), es la Palabra revelada por Dios, que la Iglesia transmite.

Esa transmisión del mensaje de Cristo fue llevada a cabo, desde los comienzos del cristianismo, por la predicación, el testimonio, el culto, las instituciones. 

Como vemos, la Sagrada Tradición es anterior a la Sagrada Escritura.

Los Apóstoles transmitieron a sus sucesores, los Obispos y, a través de éstos, a todas las generaciones hasta el fin de los tiempos todo lo que habían recibido de Cristo y aprendido del Espíritu Santo:  «Les he dicho todo esto mientras estaba con ustedes.  En adelante el Espíritu Santo, el Intérprete que el Padre les va a enviar en mi Nombre, les enseñará todas las cosas y les recordará todo lo que yo les he dicho.» (Jn 14, 25-26)

La Tradición Apostólica o
simplemente Tradición,
se realiza de dos modos:
.       con la transmisión viva oral
de la Palabra de Dios,
a los fieles de generación en generación,
.       con la Sagrada Escritura,
que es el mismo anuncio de la salvación,
pero puesto por escrito.
Ambas juntas constituyen
el Depósito de la Fe.

TRADICIÓN ORAL
Y SAGRADA ESCRITURA no se contradicen, ni se oponen,
ni compiten una con la otra,
sino que se complementan.

.   ¿CÓMO FUE FORMÁNDOSE Y REALIZÁNDOSE LA TRADICIÓN ORAL?

.       ¿Cómo actuaba Jesucristo?

Jesucristo pudo escoger distintas formas de comunicar su Palabra.  Si observamos la manera de comunicar su mensaje, podemos notar la importancia que le dio a la predicación oral. 

Los Evangelios no lo muestran escribiendo, sino predicando. 

Además tenía una manera muy especial de hacerlo, que resultaba fácil de entender y de retener.  Jesús usó recursos específicos de comunicación oral:  imágenes conocidas a sus oyentes (pesca, pastoreo, agricultura), símiles y parábolas, así como frases fáciles de aprender de memoria.

Su modo de actuar con los Apóstoles demuestra la decisión de trasmitir su mensaje de viva voz:  

Les escoge para que estén con Él y para enviarlos a predicar:  Así instituyó a los Doce (a los que llamó también apóstoles), para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar (Mc 3,14). 

Les va formando personalmente y les va explicando el sentido de las parábolas. 

Les da también una interpretación normativa de las antiguas Escrituras. 

Ustedes han escuchado lo que se dijo a sus antepasados: «No matarás; el homicida tendrá que enfrentarse a un juicio. Pero yo les digo: Si uno se enoja con su hermano, es cosa que merece juicio… (Mt 5, 21..)

Ustedes han oído que se dijo: «No cometerás adulterio.» Pero yo les digo: Quien mira a una mujer con malos deseos, ya cometió adulterio con ella en su corazón. (Mt 5, 27…)

Ustedes han oído lo que se dijo a sus antepasados: «No jurarás en falso, y cumplirás lo que has jurado al Señor.» Pero yo les digo: ¡No juren! No juren por el cielo, porque es el trono de Dios (Mt 5, 33…)

Les envía a anunciar el Reino de Dios, a predicar e instruir a las gentes en todo lo que Él les había enseñado:

Jesús reunió a los Doce…Después los envió a anunciar el Reino de Dios … Ellos partieron a recorrer los pueblos; predicaban la Buena Nueva. (Lc 9, 1-2 y 6)

Jesús se acercó y les habló así: «Me ha sido dada toda autoridad en el Cielo y en la tierra.  Vayan, pues, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos. Bautícenlos en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a cumplir todo lo que yo les he encomendado a ustedes. Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin de la historia.» (Mt 28, 18-20).

Como vemos, para comunicar lo que quiere, Jesús se expresa en palabras, comunicando a sus Apóstoles fórmulas en las que condensa su enseñanza, dándoles la adecuada interpretación de las misma.  Y, además, les envía con la misión de transmitir esas enseñanzas.

En resumen podemos decir que
Jesucristo funda la Tradición oral.

Y la predicación oral,
a través del testimonio personal y vivo de los Apóstoles, tiene un papel preponderante
en la trasmisión de la Buena Nueva
de generación en generación.