RETIRO DE PENTECOSTÉS
(Con textos biblícos)

¿QUIÉN ES EL ESPIRITU SANTO?

El Espíritu Santo es nada menos que el Espíritu de Dios; es decir, el Espíritu de Jesús y el Espíritu del Padre.  El es la presencia de Dios en medio de nosotros los hombres: “Mirad que estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mt. 28, 20).  


EL ESPIRITU SANTO COMO BRISA

El es como una suave brisa que sopla donde quiere (Jn. 3, 8).  Ahora bien, si el Espíritu Santo es la brisa, nosotros debemos ser como las velas de una barca, siempre en posición de ser movidos por esa brisa; es decir, debemos ser perceptivos a las inspiraciones del Espíritu Santo y dóciles a éstas, para poder navegar por esta vida guiados por El hacia nuestra meta definitiva. 


EL ESPIRITU SANTO COMO FUEGO

El Espíritu Santo es también el fuego que ardía en el corazón de los peregrinos de Emaús, mientras oían hablar a Jesús resucitado (Lc. 24, 32).   Y es el fuego que descendió a los discípulos reunidos en torno a la Santísima Virgen el día de Pentecostés (Hech. 2, 3).


EL ESPIRITU SANTO NOS SANTIFICA:

Al Espíritu Santo se le atribuyen muchas funciones para con nosotros los hombres, siendo tal vez la principal, la de nuestra santificación.  Es el quien, con sus suaves inspiraciones, nos va sugiriendo cómo transitar por el camino de la santidad. El Espíritu Santo nos asiste a cada uno de nosotros en nuestro peregrinar a la meta a que hemos sido llamados:  el Cielo prometido a aquéllos que cumplan la Voluntad de Dios.


EL ESPIRITU SANTO NOS ENSEÑA:

Así nos dijo Jesucristo:  “Tengo muchas cosas más que decirles, pero ustedes no pueden entenderlas ahora.  Pero cuando venga El, el Espíritu de la Verdad, El los llevará a la verdad plena ... El les enseñará todas las cosas y les recordará todo lo que Yo les he dicho” (Jn. 16, 12 y 14, 26). 

Así que es el Espíritu Santo quien nos lleva a conocer y a vivir todo lo que Cristo nos ha dicho; es decir, nos lleva a conocer y a aceptar el Mensaje de Cristo en su totalidad:  nos lleva a la Verdad plena.


¿COMO FUE LA PRIMERA VENIDA DEL ESPIRITU SANTO?

Los Apóstoles se habían visto privados de la presencia sensible del Señor cuando El subió a los cielos en su Ascensión.  En los cuarenta días que transcurrieron entre su Resurrección y su Ascensión, Jesús Resucitado estuvo apareciéndoseles para fortalecerlos en la fe. 

Con su partida, deben continuar su camino y la misión que les había encomendado, en fe pura, acompañados y conducidos por el Espíritu Santo.

Antes de Pentecostés vemos a los Apóstoles temerosos y tímidos, torpes para comprender las Escrituras y las enseñanzas de Jesús. 

Pero luego de recibir el Espíritu Santo en Pentecostés, cambiaron totalmente:

.         se lanzaron a predicar sin ningún temor y llenos de sabiduría divina

.         se les soltaron las lenguas con un nuevo poder de lenguaje dado por el Espíritu Santo, llamando a todos a la conversión, bautizando a los que acogían el mensaje de Jesucristo Salvador.

.         forman discípulos y comunidades

 .         asisten a los necesitados

.         sufren persecuciones, llegando hasta el martirio. 


¿QUE HACIAN LOS APOSTOLES ANTES DE PENTECOSTES?

 “Todos ellos perseveraban en la oración con un mismo espíritu ... en compañía de María, la Madre de Jesús ... Acudían diariamente al Templo con mucho entusiasmo” (Hech. 1, 12-14 y 2, 46). 


¿CUÁL ES EL SECRETO DE LA ACCION DEL ESPIRITU SANTO?

El secreto de la acción del Espíritu Santo en nosotros y a través de nosotros está en la oración:  oración perseverante, frecuente, con entusiasmo, con la Santísima Virgen María.  ¡Ven, Espíritu Santo! 


EL ESPIRITU SANTO
EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

1. El Espíritu Santo es el origen de la vida: (Gn. 1, 1)

1En el comienzo de todo, Dios creó el cielo y la tierra. 2 La tierra no tenía entonces ninguna forma; todo era un mar profundo cubierto de oscuridad, y el Espíritu de Dios aleteaba sobre el agua”. (Gn. 1, 1-2).


2.   El Espíritu Santo causa gozo, consuelo, liberación:  (Is. 61, 1-2)

Este texto se refiere al Mesías que vendría:

1El Espíritu del Señor está sobre mí,
porque el Señor me ha consagrado;
me ha enviado
a dar buenas noticias a los pobres,
(*)

a aliviar a los afligidos,
a anunciar liberación
a los desterrados,
(“oprimidos”
en otras traducciones)   
libertad a los que están en la cárcel;

2 a anunciar el año favorable del Señor, (**)
el día en que nuestro Dios
nos vengará de nuestros enemigos.
Me ha enviado a consolar a todos los tristes.

(*)“pobres” son los que se sienten nada sin Dios, los que se saben que nada pueden sin Dios.

(**)se refiere esto a las prerrogativas propias de los Jubileos de cada 50 años, prerrogativas que El anunciaba en ese momento:  encarcelados debían salir, deudas quedaban remitidas, esclavos liberados, etc.


3.    Los frutos de la efusión del Espíritu Santo son la destrucción del pecado y una vida nueva: (Ez. 36, 25-28)

'Esto dice el Señor: 25 Los lavaré con agua pura, los limpiaré de todas sus impurezas, los purificaré del contacto con sus ídolos; 26 pondré en ustedes un corazón nuevo y un espíritu nuevo. Quitaré de ustedes ese corazón duro como la piedra y les pondré un corazón dócil. 27 Pondré en ustedes mi espíritu, y haré que cumplan mis leyes y decretos; 28 vivirán en el país que di a sus padres, y ustedes serán mi pueblo y yo seré su Dios.


4.    La Ley Natural escrita en el corazón de los seres humanos es uno de los frutos del Espíritu Santo, aunque el texto no Lo menciona directamente.  El Espíritu Santo mueve al ser humano a actuar según la Voluntad de Dios(Jer. 31, 31-34):

31 El Señor afirma: "Vendrá un día en que haré una nueva alianza con Israel y con Judá. 32 Esta alianza no será como la que hice con sus antepasados, cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto; porque ellos quebrantaron mi alianza, a pesar de que yo era su dueño. Yo, el Señor, lo afirmo. 33 Esta será la alianza que haré con Israel en aquel tiempo: Pondré mi ley en su interior y la escribiré en su corazón. Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Yo, el Señor, lo afirmo. 34 Ya no será necesario que unos a otros, amigos y parientes, tengan que instruirse para que me conozcan, porque todos, desde el más grande hasta el más pequeño, me conocerán. Yo les perdonaré su maldad y no me acordaré más de sus pecados. Yo, el Señor, lo afirmo."

5.    La efusión del Espíritu Santo hará surgir personas en el pueblo de Dios que hablen en nombre del Señor.  (Jl. 3, 1-2)

1 Esto es lo que ha de suceder después:  Derramaré mi Espíritu sobre cualquier mortal.  Tus hijos y tus hijas profetizarán, los ancianos tendrán sueños y los jóvenes verán visiones.  2 Hasta sobre los siervos y las sirvientas derramaré mi Espíritu en aquellos días.

Este texto fue citado por San Pedro cuando explicó lo que había sucedido el día de Pentecostés (Hech. 2, 17ss).

EL ESPIRITU SANTO
EN EL NUEVO TESTAMENTO

1.     En la Anunciación: (Lc. 1, 35)

35 El ángel le contestó:  --El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Dios altísimo se posará sobre ti. Por eso, el niño que va a nacer será llamado Santo e Hijo de Dios.

2.    Para informar a San José en sueños sobre el embarazo de María (Mt. 1, 20):

20 Un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: "José, descendiente de David, no tengas miedo de tomar a María por esposa, porque su hijo lo ha concebido por el poder del Espíritu Santo.

La encarnación del Hijo de Dios en el vientre virginal de María es obra del Espíritu Santo.  Así lo rezamos en el Credo:  “Creo en Jesucristo, su Unico Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo”.

3.    En la Visita de María a Santa Isabel:  (Lc. 1, 39-43)

39 Por aquellos días, María se fue de prisa a un pueblo de la región montañosa de Judea, 40 y entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. 41 Cuando Isabel oyó el saludo de María, la creatura se le estremeció en el vientre, y ella quedó llena del Espíritu Santo. 42 Entonces, con voz muy fuerte, exclamó:
    --¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! 43 ¿Quién soy yo, para que venga a visitarme la madre de mi Señor?

El Espíritu Santo inspira a Santa Isabel a reconocer a María como la Madre del Mesías (la madre de su Señor).  Esta exclamación es la fundamentación bíblica del Dogma de la Maternidad Divina de María:  María Madre de Dios. 

San Juan Bautista recibe el Espíritu Santo estando aun en el vientre de Isabel.

4.    En el nacimiento de San Juan Bautista:  (Lc. 1, 67, 68, 71, 76)

67 Zacarías, el padre del niño, lleno del Espíritu Santo y hablando proféticamente, dijo:
 68 ¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha venido a rescatar a su pueblo!
71 El nos salvará de nuestros enemigos                     
76 En cuanto a ti, niño,  serás llamado profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos 77 para hacer saber a su pueblo que Dios les  perdona sus pecados   y les da la salvación.


5.    En la Presentación de Jesús en el Templo: (Lc. 2, 25-32):

25 En aquel tiempo vivía en Jerusalén un hombre que se llamaba Simeón. Era un hombre justo y piadoso, que esperaba la restauración de Israel. El Espíritu Santo estaba con Simeón, 26 y le había hecho saber que no moriría sin ver antes al Mesías, a quien el Señor enviaría. 27 Guiado por el Espíritu Santo, Simeón fue al templo; y cuando los padres del niño Jesús lo llevaron también a él, para cumplir con lo que la ley ordenaba, 28 Simeón lo tomó en brazos y alabó a Dios, diciendo: 29 "Ahora, Señor, tu promesa está cumplida: puedes dejar que tu siervo muera en paz. 30 Porque ya he visto la salvación 31 que has comenzado a realizar a la vista de todos los pueblos, 32 la luz que alumbrará a las naciones y que será la gloria de tu pueblo Israel." 33 El padre y la madre de Jesús se quedaron admirados al oír lo que Simeón decía del niño. 34 Entonces Simeón les dio su bendición, y dijo a María, la madre de Jesús: --Mira, este niño está destinado a hacer que muchos en Israel caigan o se levanten. Él será una señal que muchos rechazarán, 35 a fin de que las intenciones de muchos corazones queden al descubierto. Pero todo esto va a ser para ti como una espada que atraviese tu corazón..

Simeón, guiado por el Espíritu Santo pudo ver al Mesías, llenarse de gozo al saber que había llegado la salvación al pueblo de Israel.  También le anunció las contradicciones que encontraría Jesús en su misión y la participación de la Santísima Virgen María en los dolores de la Pasión y Muerte de su Hijo (la espada que atravesaría su corazón).


6.    Preparaba a San Juan Bautista: (Lc. 1, 80)

80 El niño crecía y se hacía fuerte en espíritu, y vivió en los desiertos hasta el día en que se dio a conocer a los israelitas.

7.    San Juan Bautista anunció que Jesús bautizaría con el Espíritu Santo:  (Mt. 3, 11)

11 Yo, en verdad, los bautizo con agua para invitarlos a que se vuelvan a Dios; pero el que viene después de mí los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego. Él es más poderoso que yo, que ni siquiera merezco llevarle sus sandalias.


8.    El Espíritu Santo en Jesús antes de comenzar su Vida Pública: (Mt. 3, 16ss; Mc. 1, 19ss; Lc. 3, 22).

Antes de comenzar su Vida Pública, fue, como tantos judíos a ser bautizado por San Juan Bautista en el Jordán.  Y, enseguida del Bautismo, Juan vio “al Espíritu de Dios descender como paloma, y venir sobre El, mientras una voz del cielo decía:  ‘Este es mi Hijo amado, en Quien me complazco’” (Mt. 3, 16ss; Mc. 1, 19ss; Lc. 3, 22).  Juan Bautista dio testimonio de Jesús ante sus propios discípulos diciéndoles:  “Yo he visto al Espíritu descender del cielo como paloma y posarse sobre El.  Yo no le conocía, pero el que me envió a bautizar en agua, me dijo:  ‘Sobre quien veas descender el Espíritu y posarse sobre El, ése es el que bautiza en el Espíritu Santo.  Y yo vi, y doy testimonio de que este es el Hijo de Dios’”.

Luego del Bautismo en el Jordán, “Jesús,  lleno del Espíritu Santo, se volvió del Jordán y fue llevado por el Espíritu al desierto” (Lc. 4, 1ss; Mt. 4, 1 ss; Mc. 1, 12ss).


9.    Jesús inundado por el gozo del Espíritu Santo:  (Lc. 10, 21)

21 En aquel momento, Jesús, lleno de alegría por el Espíritu Santo, dijo: "Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas de los sabios y entendidos, y las has mostrado a los pequeños y sencillos. Sí, Padre, porque así lo has querido.

¿Quiénes son los sencillos y pequeños?  Los que saben que nada pueden sin Dios, que nada son sin Dios, que nada valen sin Dios.  No presumen de sus saberes o sabidurías humanas. 


10.    Jesús anunció el don del Espíritu Santo a sus discípulos:  (Jn. 7, 37-39)

37-38 El último día de la fiesta era el más importante.  Aquél día Jesús, puesto de pie, dijo con voz fuerte:    --Si alguien tiene sed, venga a mí, y el que cree en mí, que beba. Como dice la Escritura, del interior de aquél correrán ríos de agua viva. 39 Con esto, Jesús quería decir que los que creyeran en él recibirían el Espíritu.

Este texto recuerda lo que había anunciado San Juan Bautista sobre el que bautizaría con el Espíritu Santo.


11.    Jesús enseña a Nicodemo sobre el Espíritu Santo: (Jn. 3, 5-8)

1 Había un fariseo llamado Nicodemo, que era un hombre importante entre los judíos. 2 Este fue de noche a visitar a Jesús...
 3 Jesús le dijo:    --Te aseguro que el que no nace de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. 6 Lo que nace de padres humanos, es humano; lo que nace del Espíritu, es espíritu. 7 No te extrañes de que te diga: 'Todos tienen que nacer de nuevo.' 8 El viento sopla por donde quiere, y aunque oyes su ruido, no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así son también todos los que nacen del Espíritu.

¿Qué significa nacer de nuevo, nacer del Espíritu Santo?

Nicodemo fue a escondidas, a ver a Jesús, para aprender de él. (cf. Jn. 3, 1-9). Tanto aprendió y tanto creyó en Jesús que fue uno de los pocos “valientes” que estuvo para el momento de la sepultura de Cristo (cf. Jn. 19, 39).

Quien ha nacido del Espíritu Santo se da cuenta de que Dios es lo más importante en su vida, se da cuenta de que quiere vivir para Dios y para lo que El le indique, se da cuenta de que, aunque se ocupe de todo lo que tiene que ocuparse (trabajo, estudios, familia, amigos, etc.) toda su vida está centrada en Dios y hacia Dios va para su encuentro definitivo con El, que tendrá lugar al fin de los tiempos o nos llega en el momento de nuestra muerte.

¿Cómo volver a nacer? ¿Cómo nacer del Espíritu Santo? ¿Cómo puede suceder esa trasformación?

Veamos qué hicieron los Apóstoles antes de recibir el Espíritu Santo:  creer (que recibirían el Espíritu Santo) y obedecer lo que Jesús les dijo (en el caso de ellos, quedarse en Jerusalén), orar, orar junto con María.

Para “volver a nacer” hay que creer en Dios, obedecerlo y orar. Así “seremos bautizados en el Espíritu Santo”.


12.    Jesús anuncia en la Ultima Cena la venida del Espíritu Santo: (Jn. 16, 7-11)

7 Pero les digo la verdad: es mejor para ustedes que yo me vaya. Porque si no me voy, el Defensor, no vendrá para estar con ustedes; pero si me voy, yo se lo enviaré. 8 Cuando El venga, mostrará claramente a la gente del mundo quién es pecador, quién es inocente, y quién recibe el juicio de Dios. 9 Quién es pecador: el que no cree en mí; 10 quién es inocente: Yo, que voy al Padre, y ustedes ya no me verán; 11 quién recibe el juicio de Dios: el que gobierna este mundo, que ya ha sido condenado.

12 "Tengo mucho más que decirles, pero en este momento sería demasiado para ustedes. 13 Cuando venga el Espíritu de la verdad, él los guiará a toda verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que dirá todo lo que oiga, y les hará saber las cosas que van a suceder. 14 Él mostrará mi gloria, porque recibirá de lo que es mío y se lo dará a conocer a ustedes. 15 Todo lo que el Padre tiene, es mío también; por eso dije que el Espíritu recibirá de lo que es mío y se lo dará a conocer a ustedes.


13.    Jesús les dio a sus Apóstoles el poder de perdonar los pecados dándoles del Espíritu Santo: (Jn. 20, 21-23)

21 Luego Jesús les dijo otra vez: --¡Paz a ustedes! Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes.  22 Y sopló sobre ellos, y les dijo: --Reciban el Espíritu Santo. 23 A quienes ustedes perdonen los pecados, les quedarán perdonados; y a quienes no se los perdonen, les quedarán sin perdonar.  

El Espíritu Santo es el espíritu reconciliador que perdona nuestros pecados y el espíritu pacificador que nos da la paz al sabernos perdonados.


14.    Jesús prometió el Espíritu Santo antes de su Ascensión para que pudieran llevar su mensaje a todos los rincones:  (Hech. 1, 8)

8 Cuando el Espíritu Santo venga sobre ustedes, recibirán poder y saldrán a dar testimonio de mí, en Jerusalén, en toda la región de Judea y de Samaria, y hasta en las partes más lejanas de la tierra.


15.    Todas esas promesas se cumplieron el día de Pentecostés: (Hech. 1, 1-41)

1 Cuando llegó la fiesta de Pentecostés,todos los creyentes se encontraban reunidos en un mismo lugar. 2 De repente, un gran ruido que venía del cielo, como de un viento fuerte, resonó en toda la casa donde ellos estaban. 3 Y se les aparecieron lenguas como de fuego que se repartieron, y sobre cada uno de ellos se asentó una. 4 Y todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu hacía que hablaran.

14 Entonces Pedro se puso de pie junto con los otros once apóstoles, y con voz fuerte dijo: "Judíos y todos los que viven en Jerusalén, sepan ustedes esto y oigan bien lo que les voy a decir. 15 Estos no están borrachos como ustedes creen, ya que apenas son las nueve de la mañana.
.....

36 "Sepa todo el pueblo de Israel, con toda seguridad, que a este mismo Jesús a quien ustedes crucificaron, Dios lo ha hecho Señor y Mesías."
.....

41 Así pues, los que hicieron caso de su mensaje fueron bautizados; y aquel día se agregaron a los creyentes unas tres mil personas.

Así comenzó a organizarse la primitiva Iglesia en Jerusalén.

El Espíritu Santo fortalece al cristiano en la tribulación y lo hace valeroso y sabio para comunicar la fe, aún a costa de grandes sacrificios y hasta de la propia vida.


16.    Otros, que ya habían recibido el Bautismo de agua, reciben el Espíritu Santo por imposición de manos:  (Hech. 8, 14-17)

14 Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén supieron que los de Samaria habían aceptado el mensaje de Dios, mandaron allá a Pedro y a Juan. 15 Al llegar, oraron por los creyentes de Samaria, para que recibieran el Espíritu Santo. 16 Porque todavía no había venido el Espíritu Santo sobre ninguno de ellos; solamente se habían bautizado en el nombre del Señor Jesús. 17 Entonces Pedro y Juan les impusieron las manos, y así recibieron el Espíritu Santo.


17.    Otros no judíos reciben el Espíritu Santo mientras San Pedro predicaba.  Luego fueron bautizados con agua. (Hech. 10, 44-47)

44 Todavía estaba hablando Pedro, cuando el Espíritu Santo vino sobre todos los que escuchaban su mensaje. 45 Y los creyentes procedentes del judaísmo que habían llegado con Pedro, se quedaron admirados de que el Espíritu Santo fuera dado también a los que no eran judíos, 46 pues los oían hablar en lenguas extrañas y alabar a Dios. 47 Entonces Pedro dijo:
 --¿Acaso puede impedirse que sean bautizadas estas personas, que han recibido el Espíritu Santo igual que nosotros? 48 Y mandó que fueran bautizados en el nombre de Jesucristo.


18.    También San Pablo comunicó el Espíritu Santo, después de bautizar con agua a un grupo: (Hech. 19, 1-6)

1 Mientras Apolo estaba en Corinto, Pablo cruzó la región montañosa y llegó a Éfeso, donde encontró a varios creyentes. 2 Les preguntó:

--¿Recibieron ustedes el Espíritu Santo cuando se hicieron creyentes? Ellos le contestaron:--Ni siquiera habíamos oído hablar del Espíritu Santo.

3 Pablo les preguntó: --Pues ¿qué bautismo recibieron ustedes? Y ellos respondieron: --El bautismo de Juan. 4 Pablo les dijo: --Sí, Juan bautizaba a los que se volvían a Dios, pero les decía que creyeran en el que vendría después de él, es decir, en Jesús. 5 Al oír esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús; 6 y cuando Pablo les impuso las manos, también vino sobre ellos el Espíritu Santo, y hablaban en lenguas extrañas, y comunicaban mensajes proféticos. 7 Eran entre todos unos doce hombres.


19.    San Pablo escribe que los hijos de Dios son aquéllos que son movidos por el Espíritu Santo: (Rom. 8, 14-17)

14 Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios. 15 Pues ustedes no han recibido un espíritu de esclavitud que los lleve otra vez a tener miedo, sino el Espíritu que los hace hijos de Dios. Por este Espíritu nos dirigimos a Dios, diciendo: "¡Abbá! ¡Padre!" 16 Y este mismo Espíritu se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que ya somos hijos de Dios. 17 Y puesto que somos sus hijos, también tendremos parte en la herencia que Dios nos ha prometido, la cual compartiremos con Cristo, puesto que sufrimos con El para estar también con El en su gloria.

La gracia de la filiación divina, de ser, pero también de sabernos y sentirnos verdaderos hijos de Dios, nos viene del Espíritu Santo!

20.    El Espíritu Santo nos enseña a orar:  (Rom. 8, 26)

26 De igual manera, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad. Porque no sabemos orar como es debido, pero el Espíritu mismo ruega a Dios por nosotros, con gemidos que no pueden expresarse con palabras. 27 Y Dios, que examina los corazones, sabe qué es lo que el Espíritu quiere decir, porque el Espíritu ruega, conforme a la voluntad de Dios.

Este texto de San Pablo se refiere muy específicamente al don de oración en leguas, que San Pablo lista entre los Carismas.  Por lo tanto, significa que no puede ser aprehendida a voluntad propia, sino que es una gracia que otorga el Espíritu Santo de manera especial. 
Pero, además, este texto puede ser aplicado a cualquier oración que hagamos dejándonos guiar por el Espíritu Santo.


21.    ;San Pablo cita algunos Frutos del Espíritu Santo y nos invita a dejarnos guiar por El:

22 En cambio, lo que el Espíritu produce es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, 23 humildad y dominio propio. Contra tales cosas no hay ley. 24 Y los que son de Cristo Jesús, ya han crucificado la naturaleza del hombre pecador junto con sus pasiones y malos deseos. 25 Si ahora vivimos por el Espíritu, dejemos también que el Espíritu nos guíe.


22.    ;San Pablo habla de los Carismas del Espíritu Santo:  (1 Cor. 12,  4-11 y 28-31)

4 Hay en la iglesia diferentes dones, pero el que los concede es un mismo Espíritu. 5 Hay diferentes maneras de servir, pero todas por encargo de un mismo Señor. 6 Y hay diferentes manifestaciones de poder, pero es un mismo Dios, que, con su poder, lo hace todo en todos. 7 Dios da a cada uno alguna prueba de la presencia del Espíritu, para provecho de todos. a unos les concede que hablen con sabiduría; y a otros, por el mismo Espíritu, les concede que hablen con profundo conocimiento. 9 Unos reciben fe por medio del mismo Espíritu, y otros reciben el don de curar enfermos. 10 Unos reciben poder para hacer milagros, y otros tienen el don de profecía. A unos, Dios les da la capacidad de distinguir entre los espíritus falsos y el Espíritu verdadero, y a otros la capacidad de hablar en lenguas; y todavía a otros les da la capacidad de interpretar lo que se ha dicho en esas lenguas. 11 Pero todas estas cosas las hace con su poder el único y mismo Espíritu, dando a cada persona lo que a él mejor le parece.

28 Dios ha querido que en la Iglesia haya, en primer lugar, apóstoles; en segundo lugar, profetas; en tercer lugar, maestros; luego personas que hacen milagros, y otras que curan enfermos, o que ayudan, o que dirigen, o que hablan en lenguas. 29 No todos son apóstoles, ni todos son profetas. No todos son maestros, ni todos hacen milagros, 30 ni todos tienen poder para curar enfermos. Tampoco todos hablan en lenguas, ni todos saben interpretarlas. 31 Ustedes deben ambicionar los mejores dones.


23.    San Pablo habla del Cuerpo Místico, obra también del Espíritu Santo:  (1 Cor. 12, 12-27)

12 El cuerpo humano, aunque está formado por muchos miembros, es un solo cuerpo. Así también Cristo. 13 Y de la misma manera, todos nosotros, judíos o no judíos, esclavos o libres, fuimos bautizados para formar un solo cuerpo por medio de un solo Espíritu; y a todos se nos dio a beber de ese mismo Espíritu.

14 Un cuerpo no se compone de un solo miembro, sino de muchos. 15 Si el pie dijera: "Como no soy mano, no soy del cuerpo", no por eso dejaría de ser del cuerpo. 16 Y si la oreja dijera: "Como no soy ojo, no soy del cuerpo", no por eso dejaría de ser del cuerpo. 17 Si todo el cuerpo fuera ojo, no podríamos oir. Y si todo el cuerpo fuera oído, no podríamos oler. 18 Pero Dios ha puesto cada miembro del cuerpo en el sitio que mejor le pareció. 19 Si todo fuera un solo miembro, no habría cuerpo. 20 Lo cierto es que, aunque son muchos los miembros, el cuerpo solo es uno.

21 El ojo no puede decirle a la mano: "No te necesito"; ni la cabeza puede decirles a los pies: "No los necesito." 22 Al contrario, los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son los que más se necesitan; 23 y los miembros del cuerpo que menos estimamos, son los que vestimos con más cuidado. Y los miembros que consideramos menos presentables, son los que tratamos con más modestia, 24 lo cual no es necesario hacer con los miembros más presentables. Dios arregló el cuerpo de tal manera que los miembros menos estimados reciban más honor, 25 para que no haya desunión en el cuerpo, sino que cada miembro del cuerpo se preocupe por los otros. 26 Si un miembro del cuerpo sufre, todos los demás sufren también; y si un miembro recibe atención especial, todos los demás comparten su alegría.

27 Pues bien, ustedes son el cuerpo de Cristo, y cada uno de ustedes es un miembro con su función particular.


24.    Somos Templos del Espíritu Santo: (1 Cor. 3, 16-17)

16 ¿Acaso no saben ustedes que son templo de Dios, y que el Espíritu de Dios vive en ustedes? 17 Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él, porque el templo de Dios es santo, y ese templo son ustedes mismos.

25.    Por ser Templos del Espíritu Santo, debemos honrar a Dios con nuestros cuerpos:  1 Cor. 6, 18-20)

18 Huyan, pues, de la prostitución. Cualquier otro pecado que una persona comete, no afecta a su cuerpo; pero el que se entrega a la prostitución, peca contra su propio cuerpo. 19 ¿No saben ustedes que su cuerpo es templo del Espíritu Santo que Dios les ha dado, y que el Espíritu Santo vive en ustedes? Ustedes no son sus propios dueños, 20 porque Dios los ha comprado. Por eso deben honrar a Dios en el cuerpo.


26.    El Espíritu Santo en el Primer Concilio de la Iglesia: (Hech. 15, 28)

Cuando hubo que decidir si los no judíos debían seguir todas las prescripciones de la Ley de Moisés para hacerse Cristianos, las conclusiones de ese Primer Concilio fueron enviadas a todas las comunidades en forma de carta, la cual decía esto:

28 Pues ha parecido bien al Espíritu Santo y a nosotros no imponer sobre ustedes ninguna carga aparte de estas cosas necesarias.


27.    El Espíritu Santo presente en la Iglesia apoyando a los primeros Obispos:  (Hech. 20, 17 y 28)

7 Estando en Mileto, Pablo mandó llamar a los ancianos de la iglesia de Éfeso. 18 Cuando llegaron les dijo: ... estén atentos y cuiden de todo el rebaño, sobre el cual el Espíritu Santo los ha constituido como Obispos para que cuiden de la Iglesia de Dios, que El compró con su propia sangre.

Esto es muy importante de saber y reconocer, es decir, que los Ministros de la Iglesia (el Papa, los Obispos, Sacerdotes, Diáconos) no son el resultado de decisiones puramente humanas, sino que su origen viene del Espíritu Santo.

Importante recordar esto cuando vemos los defectos de nuestros pastores.  Recordar que el Espíritu Santo es poderoso y capaz de hacer maravillas , sirviéndose aún de vasos de barro (ver Jer. 18, 4), instrumentos débiles y defectuosos. 

1 Cor 1, 26-31:

26 Hermanos, deben darse cuenta de que Dios los ha llamado a pesar de que pocos de ustedes son sabios según los criterios humanos, y pocos de ustedes son gente con autoridad o pertenecientes a familias importantes. 27 Y es que, para avergonzar a los sabios, Dios ha escogido a los que el mundo tiene por tontos; y para avergonzar a los fuertes, ha escogido a los que el mundo tiene por débiles. 28 Dios ha escogido a la gente despreciada y sin importancia de este mundo, es decir, a los que no son nada, para anular a los que son algo.

1 Cor 2, 1-16:

1 Pero hermanos, cuando yo fui a hablarles del designio secreto de Dios, lo hice sin hacer alardes de retórica o de sabiduría. 2 Y, estando entre ustedes, no quise saber de otra cosa sino de Jesucristo y, más estrictamente, de Jesucristo crucificado. 3 Me presenté ante ustedes débil y temblando de miedo, 4 y cuando les hablé y les prediqué el mensaje, no usé palabras sabias para convencerlos. Al contrario, los convencí haciendo demostración del Espíritu y del poder de Dios, 5 para que la fe de ustedes dependiera del poder de Dios y no de la sabiduría de los hombres.


28.    San Pablo aconseja al joven Obispo Timoteo para preservar la doctrina cristiana: (1 Tim. 1, 13-14)

13 Sigue el modelo de la sana enseñanza que de mí has recibido, y vive en la fe y el amor que tenemos gracias a Cristo Jesús. 14 Con la ayuda del Espíritu Santo que vive en nosotros, cuida de la buena doctrina que se te ha encomendado.


29.    San Pedro enseña que las Sagradas Escrituras fueron escritas bajo la acción del Espíritu Santo:

20 Pero ante todo tengan esto presente: que ninguna profecía de la Escritura es algo que uno pueda interpretar según el propio parecer, 21 porque los profetas nunca hablaron por iniciativa humana; al contrario, eran hombres que hablaban de parte de Dios, dirigidos por el Espíritu Santo.


30.    ;El Espíritu Santo en el Apocalipsis de San Juan:  (Ap. 2, 7, etc.)

El libro último de la Biblia nos invita a escuchar la voz del Espíritu Santo.  Siete veces repite:

7 ¡El que tiene oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias!

LA ACCION DEL ESPIRITU SANTO
(de un autor anónimo del Siglo IV)

Los que han llegado a ser hijos de Dios y han sido hallados dignos de renacer de lo alto por el Espíritu Santo, y poseen en sí a Cristo, que los ilumina y los crea de nuevo, son guiados por el Espíritu de varias y diversas maneras, y sus corazones son conducidos de manera invisible y suave por la acción de la gracia.

A veces lloran y se lamentan por el género humano, y ruegan por él con lágrimas y llanto, encendidos de amor espiritual hacia los hombres.

Otras veces el Espíritu Santo los inflama con una alegría y un amor tan grandes, que, si pudieran, abrazarían en su corazón a todos los hombres, sin distinción de buenos y malos.

Otras veces experimentan un sentimiento de humildad que los hace rebajarse por debajo de todos los demás hombres teniéndose a sí mismos por los más abyectos y despreciables.

Otras veces el Espíritu les comunica un gozo inefable.

Otras veces son como un hombre valeroso que, equipado con toda la armadura propia de un rey ,y lanzándose al combate, lucha con valentía contra sus enemigos y los vence.  Así también el hombre espiritual, tomando las armas celestiales del Espíritu, arremete contra el enemigo y lo somete bajo sus pies.

Otras veces el alma descansa en un gran silencio, tranquilidad y paz, gozando de un excelente optimismo y bienestar espiritual y de un sosiego inefable.

Otras veces el Espíritu le otorga una inteligencia, una sabiduría y un conocimiento inefables, superiores a todo lo que pueda hablarse o expresarse.

Otras veces no experimenta nada en especial.

De este modo, el alma es conducida por la gracia a través de varios y diversos estados, según la Voluntad de Dios que así la favorece, ejercitándola de diversas maneras, con el fin de hacerla íntegra, irreprensible y sin mancha ante el Padre Celestial.

Pidamos también nosotros a Dios, y pidámoslo con gran amor y esperanza, que nos conceda la gracia celestial del don del Espíritu para que también nosotros seamos gobernados y guiados por el mismo Espíritu, según disponga en cada momento la Voluntad Divina, y para que El nos reanime con su consuelo multiforme, y así, con la ayuda de su dirección y ejercitación y de su moción espiritual, podamos llegar a la perfección de la plenitud de Cristo.

SECUENCIA DEL ESPIRITU SANTO
(de la Liturgia del Domingo de Pentecostés)

Ven Espíritu Divino
manda tu Luz desde el Cielo,
Padre amoroso del pobre,
don en tus dones espléndido,
Luz que penetra las almas,
fuente del mayor consuelo.

Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma,
divina Luz y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre
si Tú le faltas por dentro,
mira el poder del pecado,
cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas e infunde
calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.

Reparte todos tus dones,
según la fe de tus siervos,
Por tu bondad y tu gracia,
dale al esfuerzo su mérito,
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno.
Amén.

PREPARACION PARA LA CONFIRMACION

IMPORTANCIA Y NECESIDAD:

Es muy importante que los confirmandos examinen bien su disposición para recibir el Sacramento de la Confirmación.

¿Por qué? Porque la falta de disposición para recibir este Sacramento pudiera llegar “hasta el punto de hacer que la celebración sacramental quedara estéril y hubiera sido realizada en vano.  O también que el Sacramento fuera válido, pero no produjera frutos a causa de la indisposición del que lo recibe”.  (La Confirmación.  Autor Cardenal  Jorge Medina Estévez, ex Prefecto del la Congregación del Culto Divino y los Sacramentos).  

PREPARACION REMOTA:

1.      El Curso Básico que se ha visto durante el año escolar:

.      Hemos acumulado un cierto número de conocimientos en Teología y en Biblia.  

.      Pero no bastan los conocimientos, sino que tenemos que vivir lo que hemos aprendido. 

2.      Cumplimiento de las obligaciones de la Iglesia Católica: 

.      Misa y Comunión:  Como mínimo, la Misa entera todos los Domingos y Fiestas de la Iglesia. 

.      Confesión:  cada vez que hayamos cometido algún pecado grave y, de ser posible, una vez por mes, aunque no hay pecado mortal.

PREPARACION MEDIATA:

 1.      La Confirmación es un Sacramento que complementa el primer Sacramento que recibimos.   ¿Qué nos dio el Bautismo?

Entre otras cosas, el Bautismo fue nuestro inicio a la vida cristiana y nuestra  pertenencia a la Iglesia Católica.

2.      Ahora que estamos más maduros que cuando nos bautizaron, debemos asumir totalmente el compromiso que nuestros padres y padrinos hicieron por nosotros el día de nuestro Bautismo. 

3.      Ahora tenemos nosotros que profundizar ese compromiso en dos aspectos fundamentales:

.      mi santificación personal:  desear vivamente la santidad, que consiste en hacer la Voluntad de Dios en todo en mi vida.

.       mi participación en la vida de la Iglesia:  ya no puedo quedarme mirando las cosas de Dios y de la Iglesia como si fuera un espectador, sino que tengo que involucrarme en lo que Dios me pida y en lo que la Iglesia necesite de mí.  Concretamente, me comprometo a ser testigo de Cristo, a dar testimonio de El, a comunicar lo que sé de El y de su Iglesia, sin miedo y con entusiasmo.

PREPARACION INMEDIATA:

1.      Oración:

.      Orar mucho más:  Ya hemos visto cómo fue la primera venida del Espíritu Santo:  los Apóstoles oraban junto con la Virgen María.  Nosotros vamos a recibir el Espíritu Santo de manera especial en la Confirmación.  Tenemos que ser más asiduos en la oración:  orar muchísimo más en estos días, pidiendo la venida del Espíritu Santo a mi alma.  ¡Ven Espíritu Santo!  (Secuencia del Espíritu Santo:  Ven Espíritu Divino)

.      El rezo del Santo Rosario siempre, pero muy especialmente en este Mes de Mayo, dedicado a la Santísima Virgen María.  (Ver El Poder del Rosario).

.      Vivir en atención a Dios:  cuánto me ama, cuánto me da.  Está siempre conmigo.  Me ve, me oye, me conoce. 

2.     Confesión antes de recibir la Confirmación:

El Sacramento de la Confirmación hay que recibirlo en estado de gracia, es decir, sin tener un pecado grave no confesado y debidamente arrepentido del mismo.

Si acaso alguno recibiera la Confirmación en pecado, sepa que se haría culpable de un pecado adicional, como es el irrespeto a un Sacramento.   Esa persona no recibiría la gracia de la Confirmación en la celebración del Sacramento.  La recibiría una vez bien arrepentido de sus faltas y confesado sus pecados, especialmente el haber ofendido a Dios recibiendo indignamente un Sacramento.

3.     Examen de Conciencia para la Confesión previa a la Confirmación:

Hay que examinar bien nuestra conciencia de acuerdo al Examen de Conciencia que hemos usado anteriormente y siguiendo los Mandamientos de Dios y de la Iglesia.

Pero, dentro de la madurez que implica el recibir este Sacramento, es bueno hacer énfasis además en:

.     pecados contra la fe:  dudas, cuestionamientos, conversaciones y afirmaciones contra Dios, la Iglesia, la religión, etc., burlas a cosas santas, el no haber estudiado la Teología con el interés que Dios esperaba de mí. 

.      pecados de mal ejemplo:  el haber inducido a otros a no seguir a Cristo o a no participar de la vida de la Iglesia y de los Sacramentos. 

4.      Arrepentimiento para la Confesión previa a la Confirmación:

.      Arrepentirnos de todos los pecados, preferiblemente con arrepentimiento perfecto:  por haber ofendido a Dios.

.      Hacer énfasis en los pecados con los que hemos perjudicado a los demás.

.      Darnos cuenta de manera especial que con nuestros pecados hemos afectado a la Iglesia, pues hemos herido al Cuerpo Místico de Cristo del que formamos parte.

5.      Propósito de Enmienda para la Confesión previa a la Confirmación:

.      Hacer propósito de no volver a pecar, pidiendo esta ayuda al Señor y a la Virgen.

.      Hacer énfasis en el propósito de fortalecer mi relación con la Iglesia y mi responsabilidad como Católico:  en mis obligaciones de culto (Misa dominical, como mínimo) y en mis obligaciones como testigo de Cristo.

EL PADRINO O LA MADRINA

El Padrino o la Madrina no pueden escogerse por compromiso social o de amistad o de conveniencia.  A la persona que se escoge se le está convocando a una responsabilidad muy seria.

Esto dice el Código de Derecho Canónico al respecto:

Al Padrino o la Madrina
le corresponde
“procurar que (su ahijado)
se comporte
como verdadero testigo de Cristo

y cumpla fielmente
las obligaciones inherentes al Sacramento”
(CDC #872)

Resulta claro que no puede ser Padrino o Madrina quien no lleva una vida cristiana correcta y no es capaz de apoyar espiritualmente al ahijado.

Esto podría llegar al punto de verse en la situación de tener que intervenir porque el ahijado regrese al la vida cristiana, si eventualmente llegara a abandonarla. 

CONDICIONES PARA SER PADRINO O MADRINA:
(se aplican igual al Bautismo que a la Confirmación)

1.      Ser Católico, haber recibido la Confirmación y la Eucaristía. 

2.       Llevar una vida coherente con la fe cristiana y con la misión que se va a asumir.

3.       Haber cumplido 16 años. 

4.       No estar afectado por una pena canónica (ex–comunión u otra).

5.       No ser padre o madre del confirmado.

CEREMONIA DEL SACRAMENTO DE LA CONFIRMACION

El Sacramento de la Confirmación se administra dentro de la Santa Misa.

El color de los ornamentos del Celebrante puede ser Blanco (simbolizando la relación de la Confirmación con el Bautismo) o Rojo (simbolizando el fuego con que se presentó el Espíritu Santo en Pentecostés; también la sangre del martirio o confesión de fe a costa de la propia vida, para lo cual la Confirmación confiere una gracia especial).

En la Misa, después del Evangelio y la Homilía, comienza el Rito de la Confirmación:

1.    Renovación de las Promesas del Bautismo y Profesión de Fe Católica:

Ambas cosas se realizan por medio de preguntas que hace el Celebrante y respuestas que dan los que van a ser confirmados.

Unas interrogaciones son con la palabra renuncia y otras son creer.

Las renuncias:

Se les pregunta si renuncian a Satanás, padre el odio y la mentira que nos impide a aceptar a Jesús como Señor.

Estas interrogaciones suponen que el confirmando conoce que el poder del Demonio es muy grande, que la vida cristiana implica una permanente lucha contra este Enemigo, pero que contamos con la ayuda de Dios para vencerlo. 

Es el Combate Espiritual que nos describe San Pablo:

“Revístanse de todas las armas de Dios,
para que puedan resistir
los ataques del Diablo.

Porque nuestra lucha
no es contra fuerzas humanas,

sino contra los poderes y autoridades
que rigen este mundo

 y sus fuerzas oscuras.
Nos enfrentamos con los espíritus
y las fuerzas sobrenaturales del mal.

Por eso, pónganse la armadura de Dios,
para que en el día malo
puedan resistir y mantenerse en fila,

valiéndose de todas sus armas.
Tomen la Verdad como cinturón,
y como calzado el celo
por propagar el Evangelio de la paz.

Tengan siempre en la mano el escudo de la Fe,
y así podrán atajar
las flechas incendiarias del Demonio.

Por último, usen el casco de la Salvación,
y la espada del Espíritu,
o sea, la Palabra de Dios.

Vivan orando y suplicando. 
Oren en todo tiempo,
según les inspire el Espíritu.

Velen en común y prosigan sus oraciones
intercediendo a favor de todos los hermanos.
(Ef. 6, 10-18)

Luego viene la Profesión de Fe:

Es como un Credo dialogado, que sustituye el Credo de la Misa.

La palabra creo tiene varios sentidos:

        .   estar convencido de que Dios existe.
        . aceptar las verdades porque Dios lo ha dicho, aunque sean cosas que no entendemos o que no se pueden demostrar.
         .  no sólo creo que Dios existe y acepto lo que El ha revelado, sino que también me entrego a Dios.

Estas interrogaciones sobre la Fe son un resumen de las enseñanzas cristiana que están en el Catecismo y que hemos ido aprendiendo.

2.    Oración por los que se van a confirmar:

El Celebrante invita a todos los presentes a orar para que Dios conceda a los confirmados el don de su Espíritu. Se hace una oración fervorosa en silencio.

3.    Imposición de manos:

El Celebrante extiende las manos sobre los confirmados y recita una oración, pidiendo al Padre Celestial que envíe al Espíritu Santo con sus Siete Dones.

4.      Crismación o Unción:

Esta es la parte más importante de la administración del Sacramento de la Confirmación. 

El Celebrante va ungiendo a cada confirmado en la frente, haciéndoles una cruz untando el Santo Crisma, diciendo: 

“Recibe por esta señal, el don del Espíritu Santo”.

Y el confirmado responde:  “Amén”.

El Celebrante lo saluda:  “La paz sea contigo".Responde el confirmado:  “Y con tu espíritu”.

 

Versión Resumida de esta Lección
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del Curso

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Retiro de Pentecostés sin textos bíblicos

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