LECCIÓN # 20 LA VIDA ETERNA
1. ¿Quién recuerda qué sucedió al tercer día después que Jesús murió en la Cruz? Una cosa maravillosa sucedió. La tierra tembló. La piedra esa inmensa que había usado para tapar la entrada de la tumba quedó removida. Una luz brillantísima que enceguecía salió de la tumba. Los soldados quedaron tumbados en el suelo.
Jesucristo, el Hijo de Dios, resucitó!!!
Primero que todo: significa que Jesús no se dejó vencer por la muerte. Jesús venció sobre la muerte, porque resucitó.
Jesús nos dice que quien crea en El, resucitará. O sea, que aunque vamos a morir, un día, al final, todos los que hayamos creído en Jesús y que Lo hayamos amado, vamos a resucitar como El resucitó.
Resucitar no es lo mismo que revivir. Jesús revivió a tres muertos: una niñita, un muchacho y a Lázaro, su amigo. Pero esas personas tuvieron que volver a morir, pues volvieron a esta misma vida como la que nosotros tenemos. Resucitar es muchísimo más que eso: Jesús resucitó glorioso y no vuelve a morir. Nosotros también resucitaremos gloriosos y no volveremos a morir y viviremos para siempre con Dios, la Virgen y los Santos en el Cielo. Esa es la Vida Eterna que también Jesús nos prometió.
Hay que creer en Dios. Confiar en Dios. Amar a Dios. Hacer la Voluntad de Dios en esta vida que vivimos en la tierra para luego poder llegar al Cielo. Y al final, resucitar, para estar en el Cielo en cuerpo y alma como está Jesús, y gozar para siempre de Dios. (NOTA: Sólo si es necesario se les explica que la muerte es la separación del cuerpo y el alma. El alma va al Cielo, al Purgatorio o al Infierno, según haya amado o no amado a Dios, etc. Y al final, el alma se reunirá con el mismo cuerpo para resucitar gloriosos todos los salvados.)
Memorizar y orar: La resurrección de la carne y la Vida Eterna es justamente lo que Jesús nos prometió cuando nos dijo: «toda persona que crea en el Hijo, tendrá vida eterna, y Yo lo resucitaré en el último día.» (Jn 6, 40)
Lo que llama el Credo “la carne” de nosotros los seres humanos es nuestra parte física, nuestro cuerpo: lo que podemos tocar y ver y oler. Eso es “la carne”. Entonces, cuando el Credo dice que resucita la carne es porque el alma no tiene que resucitar, pues el alma no ha muerto: el alma está viva siempre, pues es inmortal. El alma es nuestra parte espiritual, que no podemos ver, pero que es tan real -o más real- que nuestro cuerpo, y que nunca muere. Pero lo que sí tiene que resucitar es el cuerpo, la carne. Eso es la resurrección de la carne.
Veamos: esta vida que tenemos ahora ¿es eterna? …. Eterna es que no termina nunca. Y esta vida no es eterna, pues termina en algún momento. Cuando una persona muere, se le termina esta vida, la de la tierra. Pero ¿se le acabó todo? No, no se acabó todo, pues queda el alma viviendo. Queda también esperando, porque un día, al final de todo, se unirá nuevamente con su cuerpo. Y en ese momento, que es el momento en que todos resucitaremos, estaremos entonces en la Vida Eterna, que es la vida que nunca se acaba y que será de una felicidad total y completa.
Ni siquiera podemos llegar a imaginarnos cómo será. Sabemos que será para siempre, sin fin. Además sabemos que será una cosa maravillosa, mucho mejor de lo que podemos imaginar, porque será una vida con Dios y en Dios. Y Dios es la felicidad completa y total. Oración de amor a Dios Recemos nuevamente el Credo completo, pensando muy bien cada cosa que decimos, tratando de pensar en Dios, en Jesús, en la Virgen:
Acto de Contrición PADRE NUESTRO AVE MARIA Oración para alabar a la Santísima Trinidad: |
|||||
|
|||||