Encabezado del curso

LECCIÓN # 20

LA VIDA ETERNA

 Jesús nos recibe en el Cielo

1.      ¿Quién recuerda qué sucedió al tercer día después que Jesús murió en la Cruz?

Una cosa maravillosa sucedió.  La tierra tembló.  La piedra esa inmensa que había usado para tapar la entrada de la tumba quedó removida.  Una luz brillantísima que enceguecía salió de la tumba.  Los soldados quedaron tumbados en el suelo.


2.      ¿Qué fue lo que sucedió?

Jesucristo, el Hijo de Dios, resucitó!!!
Jesucristo,
la Segunda Persona
de la Santísima Trinidad, resucitó!!!

Jesucristo, nuestro Señor,
verdadero Dios y verdadero Hombre,

resucitó de entre los muertos!!!


3.      Y ¿qué importancia tiene eso para nosotros?

Primero que todo:  significa que Jesús no se dejó vencer por la muerte.  Jesús venció sobre la muerte, porque resucitó.


4.      Y ¿qué más?  ¿Qué significarán estas palabras de Jesús:  «Esta es la decisión de mi Padre: toda persona que crea en el Hijo, tendrá vida eterna, y Yo lo resucitaré en el último día.» (Jn 6, 40)?

Jesús nos dice que quien crea en El, resucitará.  O sea, que aunque vamos a morir, un día, al final, todos los que hayamos creído en Jesús y que Lo hayamos amado, vamos a resucitar como El resucitó.


5.      Y ¿qué es resucitar?  ¿Cómo era Jesús cuando resucitó?

Resucitar no es lo mismo que revivir.  Jesús revivió a tres muertos:  una niñita, un muchacho y a Lázaro, su amigo.  Pero esas personas tuvieron que volver a morir, pues volvieron a esta misma vida como la que nosotros tenemos.

Resucitar es muchísimo más que eso:  Jesús resucitó glorioso y no vuelve a morir.  Nosotros también resucitaremos gloriosos y no volveremos a morir y viviremos para siempre con Dios, la Virgen y los Santos en el Cielo.  Esa es la Vida Eterna que también Jesús nos prometió.


6.      Pero ¿cuál es la condición para resucitar y vivir para siempre en el Cielo?

Hay que creer en Dios.  Confiar en Dios.  Amar a Dios.  Hacer la Voluntad de Dios en esta vida que vivimos en la tierra para luego poder llegar al Cielo.  Y al final, resucitar, para estar en el Cielo en cuerpo y alma como está Jesús, y gozar para siempre de Dios.

(NOTA:  Sólo si es necesario se les explica que la muerte es la separación del cuerpo y el alma.  El alma va al Cielo, al Purgatorio o al Infierno, según haya amado o no amado a Dios, etc.  Y al final, el alma se reunirá con el mismo cuerpo para resucitar gloriosos todos los salvados.)


7.      Vamos a ver qué más rezamos en el Credo.  ¡Ya hoy lo vamos a rezar completo!  Vamos a fijarnos qué cosas nuevas decimos al final…
 

Memorizar y orar:
CREDO
Creo en Dios Padre Todopoderoso,
Creador del Cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo,
nuestro Señor.

que fue concebido por obra y gracia
del Espíritu Santo,

nació de Santa María Virgen.
Padeció bajo el poder de Poncio Pilato
Fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos.
Y al tercer día resucitó
de entre los muertos.

Subió a los Cielos
y está sentado a la derecha
de Dios Padre Todopoderoso.

Desde allí ha de venir a juzgar
a vivos y muertos.

Creo en el Espíritu Santo,
la Santa Iglesia Católica,
la Comunión de los Santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la Vida Eterna.

Amén

La resurrección de la carne y la Vida Eterna es justamente lo que Jesús nos prometió cuando nos dijo:  «toda persona que crea en el Hijo, tendrá vida eterna, y Yo lo resucitaré en el último día.» (Jn 6, 40)


8.      ¿Qué será, entonces, la resurrección de la carne?

Lo que llama el Credo “la carne” de nosotros los seres humanos es nuestra parte física, nuestro cuerpo:  lo que podemos tocar y ver y oler.  Eso es “la carne”.

Entonces, cuando el Credo dice que resucita la carne es porque el alma no tiene que resucitar, pues el alma no ha muerto:  el alma está viva siempre, pues es inmortal.  El alma es nuestra parte espiritual, que no podemos ver, pero que es tan real -o más real- que nuestro cuerpo, y que nunca muere.

Pero lo que sí tiene que resucitar es el cuerpo, la carne.  Eso es la resurrección de la carne.


9.      Y ¿qué será la Vida Eterna?

Veamos:  esta vida que tenemos ahora ¿es eterna?

….

Eterna es que no termina nunca.  Y esta vida no es eterna, pues termina en algún momento.  Cuando una persona muere, se le termina esta vida, la de la tierra.  Pero ¿se le acabó todo?

No, no se acabó todo, pues queda el alma viviendo.  Queda también esperando, porque un día, al final de todo, se unirá nuevamente con su cuerpo.

Y en ese momento, que es el momento en que todos resucitaremos, estaremos entonces en la Vida Eterna, que es la vida que nunca se acaba y que será de una felicidad total y completa. 


10.    ¿Cómo será la felicidad en la Vida Eterna?

Ni siquiera podemos llegar a imaginarnos cómo será.  Sabemos que será para siempre, sin fin.  Además sabemos que será una cosa maravillosa, mucho mejor de lo que podemos imaginar, porque será una vida con Dios y en Dios.  Y Dios es la felicidad completa y total. 

Oración de amor a Dios

Gracias, Jesús, porque me tienes preparado un lugar en el Cielo.
Quiero llegar al Cielo, Señor,
para vivir contigo para siempre.

Gracias porque un día resucitaré
como Tú resucitaste.

¡Qué bueno eres, Señor, Dios mío!

Ayúdame a vivir esta vida en la tierra
pensando siempre lo que me espera después en la Vida Eterna.

Santísima Virgen María,
Madre de Jesús y Madre mía,

enséñame a ser como Jesús,
para poder vivir con El
para siempre en el Cielo.

Amén.

Recemos nuevamente el Credo completo, pensando muy bien cada cosa que decimos, tratando de pensar en Dios, en Jesús, en la Virgen:


Memorizar y orar
CREDO
Creo en Dios Padre Todopoderoso,
Creador del Cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo,
nuestro Señor.
que fue concebido por obra y gracia
del Espíritu Santo,
nació de Santa María Virgen.
Padeció bajo el poder de Poncio Pilato
Fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos.
Y al tercer día resucitó
de entre los muertos.
Subió a los Cielos
y está sentado a la derecha
de Dios Padre Todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar
a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la Santa Iglesia Católica,
la Comunión de los Santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la Vida Eterna.
Amén


Acto de Contrición

Jesús, mi Señor y Redentor:
yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy,
y me pesa de todo corazón, porque con ellos ofendí a un Dios tan bueno.
Propongo firmemente no volver a pecar

y confío en que, por tu infinita misericordia,
me has de conceder el perdón de mis culpas
y me has de llevar a la vida eterna. Amén


PADRE NUESTRO
Padre nuestro que estás en el cielo, 
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.  Amén


AVE MARIA
Dios te salve, María,
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita tú eres entre todas las mujeres
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte.  Amén


Oración para alabar a la Santísima Trinidad:
Gloria al Padre,
y al Hijo
y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
 ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.


Lección # 21
La Misa
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