¿POR QUÉ OBEDECER? |
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* ¿Cuál es ese Mandamiento que nos obliga a obedecer a nuestros padres y superiores? Es el Cuarto Mandamiento de la Ley de Dios: Honrar padre y madre. * ¿Y qué nos dice el Nuevo Testamento sobre la conveniencia de obedecer? Nos dice Dios que para ser felices y vivir bien debemos obedecer. * ¿Por qué será que obedecer nos cuesta y parece hacernos infelices? Es por nuestra actitud de querer hacer nuestra voluntad y no lo que nos conviene. * Si hemos desobedecido, ¿qué debemos hacer? Cuando hemos desobedecido, debemos arrepentirnos y, si fuera una desobediencia grave, confesarla. También ayuda confesar desobediencias menos graves. El confesarlas nos ayuda a ser más obedientes, porque la Confesión nos ayuda a ser mejores. * ¿Cómo practicó Jesús la obediencia? Siendo Dios se sometió en obediencia a José y María, quienes a pesar de ser sus padres, no eran Dios, eran seres humanos. Dios nos ha pedido obedecer a nuestros padres y El, siendo Dios, nos dio el ejemplo, pues El obedeció a sus padres. * ¿A quién más obedeció Jesús? También Jesús obedeció a Dios Padre. Una vez dijo: “Yo he bajado del Cielo, no para hacer mi propia voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado” (Jn. 6, 38). * Y nosotros, ¿debemos obedecer a Dios? ¿Qué significa Amar a Dios sobre todas las cosas? No sólo hay que obedecer a nuestros padres y superiores y maestros. Importantísimo es obedecer a Dios. Y Jesús nos dio ejemplo de esto también y nos recordó esto muy bien. Amar a Dios es primero que todo obedecerlo. Miren lo que dice la Biblia: “Guardar los mandamientos es amar a Dios” (1 Jn. 5, 4) * ¿Qué oraba Jesús la noche antes de su muerte, cuando estaba en el Huerto de los Olivos? Jesús oraba y sufría. Y al final dijo: “Padre, si es posible que pase de mí esta prueba, pero no se haga Mi voluntad, sino la Tuya”(Lc. 22, 42). * ¿Qué nos enseña Jesús en esta oración al Padre? Que aún cuando sea muy, muy difícil obedecer, hay que obedecer. Y, además, que cuando venga momentos verdaderamente difíciles, tenemos que entregarnos a la Voluntad de Dios y confiar en que lo que Dios dispone para nosotros es lo que nos conviene para nuestra salvación.
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