APORTE DE LA IGLESIA El caso Galileo opaca todo lo que dentro y desde la Iglesia se ha hecho para el desarrollo de la Ciencia. ¿Qué es lo que se ha hecho? La contribución de la Iglesia a la Ciencia ha sido importante: 1º. Las creencias teológicas del Cristianismo sostenidas por la Iglesia Católica, sentaron las bases para el desarrollo del método científico. 2º. Habían Sacerdotes Católicos, también laicos, que se esforzaban por el desarrollo de la Ciencia, en las áreas de Matemática, Geometría, Óptica, Biología, Astronomía, Geología, Sismología, etc. 3º. Algunas Catedrales sirvieron para el progreso de la Astronomía, y aporte financiero y social a esta ciencia por parte de la Iglesia ha sido considerable. 4º. No es un hecho casual que la Ciencia moderna haya surgido precisamente en el medio católico de Europa. Louis Pasteur, laico católico, gran científico francés del Siglo 19, a quien debemos nada menos que la “pasteurización”, es un reconocido católico. Pasteur descubrió las bacterias y las levaduras, elaboró la teoría infecciosa de las enfermedades que dio pie a la erradicación de las mismas, y desarrolló las primeras vacunas. Pasteur inventó el proceso de la pasteurización de la leche. Pero muchos científicos que sólo reconocemos por sus nombres han sido Sacerdotes católicos. Ha habido muchos Sacerdotes Astrónomos. Para tener una idea de la participación de Sacerdotes en las investigaciones científicas más adelantadas, 35 cráteres de la luna fueron bautizados con el nombre de científicos de la Compañía de Jesús. Un Monje Premonstratense escocés, Juan de Sacrobosco o John Holywood, (aprox.1195-1256) escribió De Sphaera Mundi, el primer libro impreso de astronomía y probablemente el más difundido desde el siglo XIII hasta su última impresión en 1647. Trataba de la división del día, el movimiento de los planetas, el fenómeno de los eclipses, las propiedades de la esfera. Le dedicaron un cráter en la Luna. ¿Y de quién nos viene la ciencia que ahora conocemos como “genética”? De otro Monje, un Agustino ¿se recuerda su nombre? Sí. Mendel. ¿Recuerdas las famosas Leyes de Mendel? Pues ahora éstas resultan imprescindibles para la genética actual. Mendel describió caracteres genéticos dominantes que se caracterizan por determinar el efecto de un gen, y los recesivos, que como su nombre lo indica, están presentes, pero no se muestran de manera inmediata, sino en futuras generaciones. Los «elementos» y «caracteres» han recibido posteriormente infinidad de nombres, pero hoy se conocen de forma universal con el término genes. Por eso con toda razón se puede considerar a Mendel como el padre de la genética moderna. Roger Bacon (Siglo 13), también Religioso. Fue Franciscano y Profesor de Oxford, reconocido y admirado por sus trabajos matemáticos y ópticos. Y está considerado como un precursor del método científico moderno. San Alberto Magno (Siglo 13), Dominico educado en la Universidad de Padua, Profesor en la Universidad de París, tuvo allí como alumno a Santo Tomás de Aquino. Su vasta obra abarcó Física, Lógica, Metafísica, Biología, Psicología y diversas Ciencias de la Tierra. Con razón el Diccionario de Biografía Científica lo presenta como «profundo conocedor de todas las ramas de la ciencia, fue uno de los más famosos precursores de la ciencia moderna en la Alta Edad Media». Robert Grosseteste (Siglo 12), Canciller de Oxford y Obispo de Lincoln, la principal Diócesis de Inglaterra, recibió la influencia de la famosa Escuela de Chartres y en particular de Thierry. Es considerado un de los hombres más eruditos de la Edad Media. Fue el primero en escribir la serie completa de pasos necesarios para realizar un experimento científico. La Geología considera al Sacerdote Nicolaus Steno (siglo 17) como padre de la Estratigrafía (estudio de los estratos o capas de la Tierra), pues estableció la mayoría de los principios de la Geología moderna. ¿Y la teoría atómica? Joseph MacDonnel, investigador actual, afirma que el Padre Roger Boscovich ofreció «la primera descripción coherente de una teoría atómica», con más de un siglo de antelación al nacimiento de la teoría atómica moderna. Entonces: si tantos Sacerdotes, además de ejercer sus funciones sacerdotales, se dedicaron también a las investigaciones científicas ¿cómo puede acusarse a la Iglesia de estar en contra de la Ciencia? Y ¿saben a quién se debe la Teoría del Big Bang? Sí, a otro Sacerdote. Se llama Geogre Lemaître (1894 -1966). Fue profesor de Física y Astronomía en la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica), y padre de la "Teoría del Big bang", que él llamaba "del átomo primitivo". Sin embargo, el científico Peter Higgs propuso en 1964 esta teoría de Lemaître. Sucede, entonces, que ahora este británico es reconocido como el dueño de la idea, cuando que el Padre Lemaître la había propuesto 33 años antes! Y hoy en día al “átomo primitivo” de Lemaître se le conoce como “el bosón de Higgs” o “partícula de Dios”. Por eso titulé un artículo anterior: Le robaron el copyright al autor de la partícula de Dios. Hallan la entrevista perdida del P. Georges Lemaitre, explicando la teoria del Big Bang ¿Y sabían que algunas Catedrales funcionaron como observatorios astronómicos? Las Catedrales de Bolonia, Florencia y París se diseñaron en los Siglos 17 y 18 y tenían también el propósito de servir como observatorios solares. La función inicial de estos observatorios fue la de realizar cálculos precisos destinados a determinar la fecha exacta de la Pascua Cristiana. Gracias a observaciones realizadas desde estas Catedrales, se logró la medición exacta del tiempo y la predicción de los equinoccios, los cuales marcan el cambio de las estaciones. Hay otra conclusión de suma trascendencia que fue obtenida gracias a las 4.500 observaciones hechas por Sacerdotes científicos en la Catedral de San Petronio en Boloña: lograron comprobar que la teoría del gran astrónomo alemán Kepler de las órbitas elípticas de los planetas era correcta. Esto sucedió en la década de 1650. Así que, no sólo las universidades, como vimos en artículos anteriores, sino los observatorios de las catedrales resultaron indispensables para el avance de la Ciencia. Y ¿a quién debemos la idea de la informática, de las computadoras? ¿quién es el promotor del lenguaje informático? El Sacerdote Jesuita Roberto Busa (1913-2011), quien es además el compilador del Index Thomisticus, la gran obra que reúne todos los trabajos de Santo Tomás de Aquino. Precisamente, por el reto que esta recopilación significó, el Padre Busa llegó a la idea de la necesidad del lenguaje informático. "Si navegas en Internet, se lo debes a él, si pasas de un sitio a otro haciendo clic con los enlaces marcados en azul, se lo debes a él. Si usas el computador para escribir mails y documentos de texto, se los debes a él", afirmaba el Periodista Stefano Lorenzetto de L’Ossevatore Romano, con motivo de la muerte del Padre Busa en 2011. Lorenzetto recuerda que en 1949, habiendo compilado las nueve millones de palabras de las obras de Santo Tomás de Aquino, y habiendo utilizado tomó 1.800.000 horas de trabajo compilar los 118 libros de Santo Tomás y otros 61 autores relacionados con esto, el P. Busa fue a buscar al fundador de IBM, Thomas Watson. Este le informó que las grandes máquinas de ese entonces no podían relacionar estos contenidos. El Sacerdote insistió en que algo podía hacerse, apelando para ello al lema de IBM "lo difícil lo hacemos rápido y lo imposible nos toma un poco más de tiempo", a lo que Watson respondió: "Está bien Padre, lo probaremos, pero con una condición: prométame que usted no cambiará IBM, siglas de International Business Machines a International Busa Machines". De este desafío nació el hipertexto (documento que lleva a otro sitio o a otro lugar en el mismo documento cuando el usuario hace click en un cierto punto de dicho documento con el mouse). Hipertexto fue el nombre acuñado por Ted Nelson en 1965, pero el precursor fue el P. Busa poco más de 15 años antes. El Padre Busa era consciente que el lenguaje informático tenía su origen en la inteligencia humana, que era un reflejo del poder creador de Dios, "autor y productor del cosmos". Por todo esto, Historiadores de la Ciencia sostienen actualmente que el desarrollo de la Ciencia fue posible en el ambiente católico, gracias a las ideas propias de la Iglesia, principalmente la visión cristiana del mundo creado y del uso de la razón. Con todos estos aportes, ningún intelectual honesto puede osar repetir el mito de que la Iglesia es enemiga de la Ciencia. |