LECCION # 23 EL MESÍAS V Muerte - Resurrección - Ascensión |
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1. ¿Quiénes son los culpables de la muerte de Jesús? . Pilato: el lavado de las manos no borraba su culpa al condenar a un hombre inocente. . Los representantes del pueblo judío: son los autores primarios de este drama de injusticia y manipulación. Ellos mataron al Mesías. Por eso San Pedro, enseguida de la Venida del Espíritu Santo los acusa: Israelitas, escuchen mis palabras: Dios acreditó entre ustedes a Jesús de Nazaret. Hizo que realizara entre ustedes milagros, prodigios y señales que ya conocen. Ustedes, sin embargo, lo entregaron a los paganos para ser crucificado y morir en la cruz, y con esto se cumplió el plan que Dios tenía dispuesto. (Hech 2, 22-23) . Todos y cada uno de nosotros: No podemos saber en esta vida cuánto de nuestra maldad y de nuestro pecado está formando parte de los tormento de Jesús en su Pasión y Muerte. Pero sí estamos seguros que ni la cobardía de Pilato, ni la malicia de los jefes de los judíos hubieran podido causar por sí solas la muerte de Jesús, si no es porque Dios había dispuesto que su Hijo Único muriera para redimirnos del pecado y de la muerte eterna. Así que lo que lleva más carga en la injusta y tormentosa muerte de Jesús son nuestros pecados. “Misericordia y perdón, Eterno Dios,
Israel cesa de ser el pueblo escogido. La salvación vino de los judíos, primero como el pueblo escogido al que Dios preparó durante dos mil años para recibir al Mesías. Luego de la muerte de Cristo, la salvación vino a través de los judíos que sí siguieron al Mesías y formaron la Iglesia que El dejó instituida. 3. ¿Cómo fue el camino hacia el Calvario?
La procesión del Crucificado era larga. Cuatro soldados debían ejecutar y vigilar la ejecución de Jesús. Además había una tropa presidida por un Centurión que iba adelante a caballo y otros dos soldados a cada lado de Jesús. Detrás venían los dos ladrones que iban a crucificar con El. Mc 15:
Ninguno de los que iban en el cortejo al Calvario siquiera tocaban la Cruz, pues era signo de ignominia. Así que al ver que Jesús flaqueaba y no podía seguir, obligaron a este hombre que pasaba por allí en ese momento a ayudar a Jesús. La cruz que Cristo llevaba seguramente era el madero horizontal, pues el vertical estaba posiblemente ya clavado en el sitio de la Crucifixión. La gracia de este hombre que no buscaba a Jesús, pero a quien Jesús encontró camino al Calvario, y que tuvo el honor de llevar la Cruz junto con El, se derramó también hacia sus hijos. La referencia de Marcos a los hijos del Cireneo hace ver que eran bien conocidos entre los primeros cristianos. Tanto así que San Pablo menciona a Rufo y a su madre: Saluden a Rufo, elegido del Señor, y a su madre, que ha sido para mí como una segunda madre. (Rom 16, 13) Por tradición se sabe que San Pedro consagró como Obispo a Simón de Cirene.
La Verónica que limpia el rostro de Jesús, dos de las caídas de Jesús y el encuentro con su Santísima Madre, que forman parte de las Estaciones del Via Crucis, vienen de la tradición y de documentos históricos y reliquias. 5. ¿Por qué Pilato no quiso cambiar el letrero sobre la cruz de Jesús?
Jn 19: Era costumbre poner sobre la cabeza de cada crucificado una inscripción que definiera la causa de la sentencia de muerte. Las letras que fueron colocadas en la cruz de Jesús significaban Jesús Nazareno Rey de los Judíos: “INRI” (Iesus Nazareum Rex Iudaerum). Pilato no quiso cambiar lo escrito, pues la causa de la condena de muerte por parte de Roma no podía ser otra que por haberse proclamado Jesús Rey de los Judíos. 6. ¿Qué cosas dijo Jesús mientras moría en la Cruz? Jesús dijo siete cosas, que se conocen como “las Siete Palabras” y que vale la pena considerar cuando meditemos el Misterio de la Crucifixión del Señor o cuando pensemos en su Pasión y Muerte. 1ª «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.» (Lc 23, 34) Sus torturadores y los que pasaban por el sitio de la Crucifixión blasfemaban, diciendo cosas como éstas: Jesús no respondía, sino oraba por sus atacantes. Jesús excusaba ante su Padre el pecado de éstos a causa de su ignorancia. No sabían que estaban blasfemando al Hijo de Dios, porque sencillamente no creían en El. La ceguera los llevó a no darse cuenta de lo que estaban haciendo, a pesar de todos los milagros que Jesús había realizado para ayudar a tanta gente y a pesar de los fenómenos extraordinarios que estaban sucediendo mientras Jesús agonizaba en la Cruz. Así son las consecuencias de la ceguera (“no hay peor ciego que el que no quiere ver”, dice el refrán popular): se va cegando cada vez más el entendimiento y endureciéndose el corazón. 2ª «En verdad te digo que hoy mismo estarás conmigo en el paraíso.» (Lc 23, 39-43) Leer Lc 23, 39-43 El que responde a la gracia será salvado y el que se resiste a recibir la gracia se perderá. Es importante ver esta verdad tan cierta en el comportamiento de los dos ladrones. Ambos estaban recibiendo las mismas gracias, Jesús oró por ambos, derramó su Sangre por ambos, pero reaccionan de manera opuesta. Uno llegó directo al Cielo. ¿Y el otro? … Y nosotros ¿cómo respondemos a las gracias que recibimos continuamente? 3º «Mujer, ahí tienes a tu hijo.» «Ahí tienes a tu madre.» (Jn 19, 25-27) Jn 19:
Nuevamente Jesús llama a su Madre “Mujer”: la Mujer de Génesis (3, 15), la Mujer del Milagro de Caná (Jn 2), la Mujer de Apocalipsis 12. San Juan a los pies de la Cruz al lado de María representaba a los demás Apóstoles y a toda la Iglesia. Jesús nos dio a su Madre como la Madre espiritual de todos los cristianos, de toda su Iglesia y de todos sus miembros. María es en un sentido más elevado que Eva la madre de todos los vivientes, porque Ella es la Madre de todos los que han nacido a la Vida Eterna por la Sangre de Jesús derramada en esos momentos. 4ª «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»(Mc 15, 34) Jesús había aguantado tormentos indescriptibles en completo silencio. Mientras los sufrimientos corporales aumentaban y flaqueaban sus fuerzas físicas, su alma se fue oprimiendo más y más a causa del peso de los pecados de todos los seres humanos de todos los tiempos, los cuales El había tomado sobre Sí. Su naturaleza divina dejó que su naturaleza humana soportara todo este dolor de alma y cuerpo, hasta que, privado de toda ayuda y consuelo, su alma se sintió abandonada por Dios, el mayor de todos los sufrimientos que pueda alguien padecer. Para dar a conocer la medida de su tormento interior e invisible, y para mostrarnos el infinito Amor por nosotros, gritó con voz potente esa sensación de abandono.
Pecando merecemos ser abandonados de Dios y vivir eternamente separados de El, rechazados por El. Eso fue lo que Jesús experimentó por nosotros todos en ese momento terrible. Con esa frase Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? comienza el Salmo 21, que es un Salmo que se refiere al Mesías. También al tomar para Sí esas palabras de este Salmo mesiánico, nos está ratificando que El es el Mesías y que esas palabras se referían El. 5ª «Tengo sed» (Jn 19, 28) Esta sed no sólo revelaba la tremenda deshidratación que estaba padeciendo Jesús, a causa del sudor y de la pérdida de sangre sin haber recibido nada de tomar desde la noche anterior. Con esta palabra nos hablaba de su sed por nuestra salvación. Tenía Jesús sed de almas que aprovecharan todo su sufrimiento. Así que depende de cada uno de nosotros calmar esa sed respondiendo a todo lo que nos dio con su Pasión y Muerte. 6ª «Todo está cumplido.» (Jn 19, 30) La gran obra de la Redención encomendada por Dios Padre a su Hijo estaba cumplida. Jesús vino al mundo y se hizo uno como nosotros. Vivió 33 años y está muriendo como el verdadero Cordero Pascual que nos libra de la esclavitud del pecado y del Demonio, y así nos está abriendo el camino hacia la Tierra Prometida del Cielo. Hizo todo –y más de lo necesario- para cumplir su obra de salvación: todo está cumplido. 7ª «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu». Y dichas estas palabras, expiró. (Lc 23, 46) 7. ¿Qué fenómenos extraordinarios sucedieron durante la Muerte de Jesús? Mt 27: Lc 23: La cortina que separaba el Santo de los Santos, donde únicamente podía entrar –y sólo una vez al año- el Sumo Sacerdote, significaba que el camino al Santuario no está aún abierto (Hb. 9, 8). Esta es la cortina que se rasgó en este momento de la muerte de Jesús en la Cruz, a pesar de ser hecha de lana e hilos de oro y de tener unos 15 cm de grosor!!! Se rasga porque ya se había realizado la salvación: el camino ya se había abierto. El Templo de la Antigua Alianza con sus leyes y sacrificios de animales ha perdido su vigencia. El Sacrificio de la Nueva Alianza es el sacrificio de Jesús en la Cruz que se reactualiza en cada Misa. No sólo se rasgó la cortina del Templo. La Divinidad de nuestro Señor Jesucristo se manifestó en el momento de su Muerte por otros fenómenos asombrosos que sucedieron: . La oscuridad que comenzó al mediodía, cuando Jesús fue crucificado y terminó a las 3 de la tarde después de morir, ocurrió inclusive fuera de Palestina. El pagano Flegon escribe en sus anales que el más grande eclipse de sol que haya ocurrido sucedió en el año de la muerte del Señor. Pero es que no fue un eclipse, pues la Fiesta de Pascua judía tenía lugar durante la luna llena, cuando un eclipse natural es imposible. La oscuridad duró las tres horas de la agonía del Señor y a las 3 de la tarde fue tal la negrura, que se pudieron ver las estrellas del cielo. El Escritor cristiano Tertuliano testifica que los archivos del gobierno Romano registraron que esta oscuridad extraordinaria fue un evento que impresionó al mundo entero. . El suelo tembló con un fuerte terremoto y las rocas se abrieron, especialmente las del Monte Calvario. Allí aún hoy puede verse la rotura que hay en una de las rocas que arqueólogos y exploradores han visto como extraordinaria por la forma y el sitio en que se abrió, lo cual no es posible con un terremoto corriente.
Fecha exacta de la muerte de Jesús . La resurrección de varias personas santas que fueron vistas por muchos testigos en Jerusalén no es posible, pues aún no había resucitado Cristo y aún no ha tenido lugar la resurrección de los muertos, la cual tendrá lugar justo antes del Juicio Final. Lo que significa esto es que las almas de estos justos aparecieron a varias personas en el mismo momento de la muerte de Cristo. 8. ¿Qué significado tienen todos estos fenómenos extraordinarios? El sol se escondió para no ser testigo de la muerte del Sol de Justicia. La tierra convulsionó y las rocas se abrieron, porque Aquél que había creado rocas y montañas estaba muriendo. Hasta el reino de los muertos dio testimonio que el Señor de la Vida había conquistado la muerte con su Muerte.
Si por algún motivo un crucificado hubiera que bajarlo de la cruz antes de haber muerto, se le partían los brazos y piernas con un garrote y luego se le atravesaba el corazón con una lanza. En el caso de Jesús, el motivo que había era que debía bajarse de la cruz antes de la Pascua que ya comenzaba esa noche. A los dos ladrones les fueron quebradas sus extremidades. Jn 19: Contemplarán al que traspasaron 10. ¿Qué simbolismo enseña la Iglesia sobre la Sangre y Agua que brotaron del Corazón de Jesús? La Iglesia siempre ha visto en la Sangre y el Agua que brotaron con la lanza las gracias infinitas que nos vienen por los Sacramentos. En ese sentido, entonces, el Sagrado Corazón de Jesús es la fuente de todas las gracias sacramentales.
Como a las 4 pm bajaron los cuerpos de las cruces. Los de los dos ladrones fueron lanzados en una fosa que había por allí cerca. Allí hubieran lanzado también el Cuerpo de Cristo, si un discípulo secreto de Jesús no hubiera proveído su propia tumba para darle una sepultura digna a su Maestro. Ese discípulo era José de Arimatea, quien era miembro del Sanedrín, y seguía a Jesús en secreto por miedo a los jefes de los judíos. Ahora, sin embargo, se descubrió sin temor y pidió a Pilato permiso para retirar el Cuerpo de Jesús, a lo cual Pilato consintió. Entonces José de Arimatea, acompañado por Nicodemo, otro miembro del Sanedrín seguidor de Jesús, el que lo había ido a ver de noche en secreto, bajaron el Cuerpo de la Cruz y lo pusieron en brazos de su Madre por un tiempo. Luego lo lavaron y lo envolvieron en una tela de lino con 50 kilos de finas hierbas aromáticas, de mirra y áloe. Hubo que posponer el embalsamado para después, ya que no alcanzaba el tiempo antes de que la Pascua comenzara al caer el sol. Lo sepultaron a unos 50 metros de distancia del sitio de la Crucifixión, donde José de Arimatea tenía su propio sepulcro. Por eso en la Basílica del Santo Sepulcro está señalado el sitio de la Crucifixión y dentro del mismo recinto a pocos metros está la piedra donde ungieron y envolvieron el Cuerpo y a poca distancia de ésta el propio Sepulcro del Señor.
El sepulcro era una fosa horizontal cavada en la roca viva, a la que se podía entrar y que tenía una especie de mesa en la que se colocó el Cuerpo de Jesús. Su cara fue primero cubierta con el Sudario, el cual debe haberse puesto de lado –como indica San Juan en el recuento de la Resurrección- antes de envolver y su cuerpo en la Sábana Santa. Jn 20: Allí, en el Santo Sepulcro, tuvo lugar la Resurrección de Jesús. 12. ¿A dónde fue el Alma de Jesús mientras su Cuerpo estaba sepultado? “Fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos y al tercer día resucitó”, rezamos en el Credo.
Esos “infiernos” no es el infierno que fue creado para el Demonio y los ángeles caídos, sino lo que se llama el Seno de Abraham, que es el sitio donde estaban -libres de sufrimiento, pero en espera- las almas de los salvados que no podían entrar al Cielo sin que antes Cristo hubiera abierto sus puertas con su Muerte y Resurrección. Cristo visitó a estas almas, entre las que estaba San José –por ejemplo- para anunciarles la buena nueva de salvación que ya se había realizado y que ya pronto entrarían al Cielo.
Durante la madrugada del tercer día, contado desde el momento de la sepultura de Jesús (es decir: siendo Viernes el primer día y Domingo el tercero), sucedió otro gran terremoto. Notemos que hubo un terremoto en el momento de la Muerte del Señor y otro terremoto en el momento de la Resurrección. ¡Es lo menos que podía suceder cuando el Alma del Dios-Hombre entra y sale de su Cuerpo! En ese momento y ante los soldados que montaban guardia, Jesús se levantó de su tumba glorioso y vencedor. Un Ángel bajó del Cielo, su cara fulgurante como relámpago y sus vestiduras blancas brillantes como la nieve al sol. El Evangelio nos dice que fue este Ángel el que rodó la piedra gigantesca que tapaba la tumba donde habían colocado el Cuerpo de Jesús. De nada valieron todas las seguridades que las autoridades judías habían mandado a poner para tener la certeza de que nadie se llevara el Cuerpo: guardias extras (16 hombres en turnos de 4 por cada 3 horas) y unos sellos adicionales que sostenían la piedra. Los jefes judíos no creían que Jesús pudiera de veras resucitar como lo había anunciado, pero por su malicia pensaban que los Apóstoles podrían robarse el Cuerpo para hacer creer que había resucitado. Mt 28: Pero … ¿cómo podían saber que se habían robado el cuerpo si estaban dormidos? Por otro lado, como era una falta grave quedarse dormidos, les dan dinero, asegurándoles que ellos arreglarían con Pilato esta supuesta falta: Mt 28: Lc 24: Mt 28: Pero los Apóstoles no estaban preparados para aceptar de primeras el más grande milagro de Cristo: su propia Resurrección. Los Evangelios no nos muestran a un grupo de hombres entusiasmados porque Cristo fuera a resucitar. Tampoco notamos entusiasmo cuando reciben la noticia de que había resucitado. Muy por el contrario, nos presentan a unos discípulos abatidos, confundidos y asustados. Por eso no le creyeron a las mujeres y "las palabras de ellas les parecieron puros cuentos" (Lc. 24, 11).
Durante los 40 días entre su Resurrección y su Ascensión al Cielo, el Señor se apareció muchas veces para afianzar la fe de sus Apóstoles y discípulos en que de veras estaba vivo. Una de las más peculiares fue la de los Discípulos de Emaús, que nos narra sólo San Lucas (Lc 24, 13-35):
El mismo día de la Resurrección, iban dos discípulos de Jesús regresando de Jerusalén a un pueblo llamado Emaús, situado a unos once kilómetros de distancia. Y mientras iban caminando, Jesús Resucitado se les apareció haciéndose pasar por un viajero más que iba caminando en la misma dirección. Jesús se hace el desentendido, el que no sabía nada de lo que había ocurrido en esos días. Ellos se impresionan: "¿Serás tú el único forastero que no sabe lo que ha sucedido estos días en Jerusalén?". Jesús sigue haciéndose el desentendido, con lo que logra que ellos expresen exactamente qué piensan de Jesús: "Nosotros esperábamos que él sería el libertador de Israel, y sin embargo, han pasado ya tres días desde que estas cosas sucedieron." Luego le contaron que algunas mujeres de su grupo los habían dejado "desconcertados", pues habían ido esa madrugada al sepulcro y llegaron contando que no habían encontrado el cuerpo y que se les habían aparecido unos Ángeles que les habían dicho que Jesús estaba vivo. "Algunos de los nuestros fueron al sepulcro y hallaron todo tal como habían dicho las mujeres, pero a Él no lo vieron." ¡Qué incredulidad la de estos dos hombres! Si Jesús había anunciado a sus discípulos, a sus seguidores que resucitaría al tercer día ¿cómo, entonces, no iban a creer el cuento de las mujeres, si lo que ellas informaron fue justamente lo que El ya había anunciado? Estos dos discípulos tenían apego a sus propios criterios. Ellos esperaban un Mesías "libertador de Israel", con lo que muestran que no aceptaban del todo lo que Jesús había hecho o había dejado de hacer, sino que más bien tenían su propia idea de cómo debían ser las cosas, de cómo debía actuar el Mesías. Con razón el Señor los reprende duramente: ¡Qué insensatos son ustedes y qué duros de corazón para creer todo lo anunciado por los profetas! Es que los Profetas habían anunciado la gloria y el poder del Mesías, pero también su sufrimiento y su muerte. 15. ¿Qué aplicación tiene esto para nuestra Fe? Nuestra Fe cristiana-católica es un paquete que incluye todo. Y ese todo no debe incluir los criterios nuestros que no estén en sintonía con el Magisterio de la Iglesia. No podemos tener una fe que escoge lo que le parece bien y descarta lo que no le gusta. Hay que optar por todo lo que Dios y su Iglesia han dispuesto. En la Aparición a los Discípulos de Emaús atisbamos lo que luego vendrá a ser la Santa Misa: Liturgia de la Palabra con Jesús explicando las Escrituras en el camino y la Liturgia de la Eucaristía al partir el Pan.
Mientras escuchaban a Jesús, el corazón de estos hombres se emocionaba e iban entendiendo lo que les explicaba. Y al recibir a Cristo en la Eucaristía, pudieron reconocerlo y pudieron creer que realmente había resucitado. Para nosotros escuchar a Jesús y entender lo que nos quiere enseñar, debemos: . Buscarlo primeramente en su Palabra contenida en la Biblia y en las lecturas de cada domingo. . Además, recibirlo con frecuencia en la Sagrada Eucaristía. . Y para reconocerlo cuando se nos acerca en nuestro camino, debemos estar en sintonía con El, sobre todo a través de la oración.
Lc 24: Tan imposible les parece el más grande milagro de Cristo, su propia Resurrección, que incluso al verlo resucitado, todavía dudan ("pero él les dijo: «¿Por qué se desconciertan? ¿Cómo se les ocurre pensar eso?")(Lc. 24, 38), creen ver un espíritu, ("Miren mis manos y mis pies: soy yo. Tóquenme y fíjense bien que un espíritu no tiene carne ni huesos como ustedes ven que yo tengo.»")(Lc. 24, 39). Tomás ni siquiera acepta el testimonio de los otros diez ("24. Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. El escepticismo era tal, que en su última aparición, en su despedida, justo antes de la Ascensión, algunos seguían dudando, según nos dice el mismo Mateo, uno de los doce.(Cuando vieron a Jesús, se postraron ante él, aunque algunos todavía dudaban.")( Mt. 28, 17) 17. ¿Qué sucede en la aparición de Jesús justamente a la semana del día de la Resurrección, o sea, el siguiente Domingo? Sucede algo de suma importancia para nosotros, pues durante esta aparición al siguiente Domingo de su Resurrección, Jesús instituyó el Sacramento del Perdón o de la Penitencia o Confesión: "Como el Padre me envió a Mí, así los envío Yo también. Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Reciban el Espíritu Santo: A los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados y a los que no se los perdonen, les quedarán sin perdonar". (Jn 20, 21-23) En toda la historia de la humanidad, ésta es la segunda vez que Dios sopla sobre el hombre. La única otra vez fue cuando creó al hombre, cuando le dio vida a Adán (luego sopló en sus narices un aliento de vida -Gn. 2, 7). En aquel momento, Dios sopló sobre el hombre para comunicar la vida humana. Cuando sopla sobre los Apóstoles una semana después de su Resurrección, les da el poder para comunicar nueva vida: el restaurar la vida del alma a quienes, arrepentidos, confiesen sus pecados y, al ser perdonados por el Sacerdote, puedan tener nuevamente la Vida de Dios en sus almas.
Jesús realmente desea perdonarnos. La Confesión Sacramental es el Tribunal de su Misericordia: nos convoca a confesar nuestros pecados al Sacerdote, pero no para condenarnos, sino para perdonarnos. ¡Qué Tribunal! Y no sólo desea perdonarnos nuestros pecados, sino también quiere ofrecernos la posibilidad de eliminar la pena que acarrean nuestros pecados, es decir, la purificación por la que debemos pasar para que queden borradas las consecuencias de nuestros pecados. Por eso no es casual que Jesús mismo haya pedido en el siglo 20, a través de Santa Faustina Kowalska, que El deseaba que se celebrara precisamente en el Domingo siguiente a su Resurrección –aquel Domingo en que estaba apareciéndose a sus Apóstoles para instituir el Sacramento de la Confesión- la Fiesta de su Divina Misericordia, en la cual nos es borrada toda la pena de purificación que acarrean nuestros pecados. Con este ofrecimiento del Señor para el día de la Fiesta de su Divina Misericordia, quien verdadera y completamente arrepentido se confiese y también comulgue, acogiéndose a este llamado de la Divina Misericordia, queda como si se acabara de bautizar, totalmente purificado de toda culpa, como si no hubiera cometido nunca ningún pecado. Es decir: hace unos 2000 años Jesús nos dejó el Sacramento de la Confesión para perdonarnos nuestros pecados. Y precisamente en el año 2000 el Papa Juan Pablo II dejó oficialmente instituida la Fiesta de su Divina Misericordia, que había sido solicitada por Jesucristo unos 70 años atrás en 1931, porque ese día cada año quiere Jesús Misericordioso borrar la purificación en el Purgatorio que demandan nuestros pecados. 18. Hay otra aparición muy importante en que Jesús ratifica la Primacía de Pedro. ¿Cómo fue? Fue en la playa del Lago de Tiberíades. Estaban siete de los Apóstoles en una barca, regresando de una noche de pesca infructuosa y, al amanecer, "alguien" les dijo desde la orilla: "Muchachos, ¿han pescado algo? ... Echen las redes a la derecha de la barca y encontrarán peces. Echaron la red, y no tenían fuerzas para recogerla por la gran cantidad de peces." (Jn. 21, 1-19).
¿Habrán intuido los Apóstoles la relación entre esta pesca de peces y la pesca de hombres que tendrían que comenzar ahora? El hecho es que Juan, el más joven, el discípulo amado, se da cuenta de quién es el hombre en la playa: "¡Es el Señor!". Y San Pedro, el impetuoso, le pareció que para ver de nuevo a Jesús Resucitado era demasiado largo el tiempo que tomaba llevar la barca a la orilla ... y saltó al agua. Hay mucho simbolismo profético en esta nueva pesca milagrosa: El lago simboliza el mundo; la barca, la Iglesia; la red, la doctrina de la Iglesia. Había una sola barca, la de Pedro, como hay una sola Iglesia, bajo el comando de Pedro. Este sacó los peces y los llevó al Señor. La cantidad de peces simboliza que el Pedro (el Papa) y los Apóstoles (Obispos y Sacerdotes) guiados por Pedro llevarán muchas almas a Cristo, a la playa eterna del Cielo. ¡Qué delicadeza la del Señor! Los invita a desayunar. En la Ultima Cena les sirvió lavándoles los pies. Aquí, el Resucitado, les tiene preparadas las brasas para cocinar lo que habían pescado, un pescado asado para comenzar y pan para acompañar el pescado. El Señor sabe que tiene que fortalecer la fe en su Resurrección a sus "pescadores de hombres" y no sólo les cocina, sino que nuevamente come con ellos para que se den cuenta que no es un espíritu, sino que es El mismo vuelto a la vida, pero no a la misma vida que tenía antes, sino a una vida gloriosa.
Y Jesús no sólo comparte con ellos este desayuno playero a orillas del lago, sino que aprovecha esta aparición suya, para dejarles instrucciones muy importantes sobre la función de Pedro. Le pregunta a San Pedro : "¿Me amas más que éstos?". Y no se lo pregunta una sola vez, sino tres. Triple requerimiento de amor que se contrapone a la triple negación que Pedro le hizo durante la Pasión. El Señor le requería amor seguro, cuando lo estaba dejando definitivamente encargado de su rebaño: "Apacienta mis corderos ... Pastorea mis ovejas ... Apacienta mis ovejas". (Jn 20, 15, 16 y 17) Ovejas y corderos representan a todo el rebaño del Buen Pastor, es decir, a toda su Iglesia: Obispos, Sacerdotes y fieles ordinarios.
Los Evangelios no mencionan ninguna aparición de Jesús Resucitado a su Madre. Pero la respuesta a esta pregunta, la dejaremos al Papa Juan Pablo II (21-mayo-1997), quien concluye que "la Virgen fue probablemente testigo privilegiada de la Resurrección de Cristo".
Dice Juan Pablo II: "¿Cómo podría la Virgen, presente en la Cruz y presente en la primera comunidad de los discípulos (cf. Hch 1, 14), haber sido excluida del número de los que se encontraron con su divino Hijo resucitado de entre los muertos?" La ausencia de María del grupo de las mujeres que al alba se dirigieron al sepulcro (cf. Mc 16, 1; Mt 28, 1), ¿no podría constituir un indicio del hecho de que ella ya se había encontrado con Jesús? (del Libro Espero la Vida del Mundo Futuro, Isabel Vidal de Tenreiro, Ediciones Trípode) Mt 28: Jesús los cita al Monte de los Olivos, que queda como a media hora de camino de Jerusalén, y allí les dice que Él tiene total autoridad en el Cielo y en la tierra. Y esa autoridad se la pasa a ellos para que bauticen y hagan que todos los pueblos sean sus discípulos y para que les enseñen a cumplir todo lo que El les enseñó. Mc 16: Lc 24: Hech 1: ¡Cómo sería esa escena! Si la Transfiguración del Señor fue algo tan impresionante, ¡cómo sería la Ascensión!
Quedaron todos los presentes tan impactados de esa triste, pero gloriosa despedida, en la que el Señor subía para sentarse a la derecha del Padre, que aún después de haber desaparecido Jesús, ocultado por una nube, los Apóstoles y discípulos seguían mirando fijamente al Cielo. Fue, entonces, cuando dos Ángeles interrumpieron ese éxtasis colectivo de amor, de nostalgia, de admiración al Señor, cuyo cuerpo radiantísimo había ascendido al Cielo, y les dijeron: "¿Qué hacen ahí mirando al cielo? Ese mismo Jesús que los ha dejado para subir al Cielo, volverá como lo han visto alejarse" (Hech. 1,11). Importantísimo recordar ese anuncio profético de los Ángeles sobre la segunda venida de Jesucristo, en la que volverá de igual manera: en gloria y desde el Cielo. Jesucristo vendrá, entonces, como Juez a establecer su reinado definitivo. Así lo reconocemos cada vez que rezamos el Credo: de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su Reino no tendrá fin. ORACION |
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