las cuatro copas de vino de la Ultima Cena

La Cena de Pascua judía se llama Seder, que significa Orden. Y éste se constituye en torno a 4 copas de vino

En la víspera de pascua, cuando se avecina el tiempo de Minjá (sacrificio vespertino), nadie debe comer hasta que no anochezca. Incluso el más pobre de Israel no comerá mientras no esté reclinado en la mesa, y no tendrá menos de cuatro copas de vino, aunque sea de los de la olla popular” (Mishná Capítulo 10, Masejet Pesajim)

Tomar las 4 copas de vino era obligatorio para todos, incluso hasta para el más pobre, a quien le resultaba muy difícil poder acceder al vino.

Breve descripción de los rituales de las 4 copas:

La primera copa es la que nos introduce a la celebración. Es la copa de la bendición, el Kiddush.

La segunda copa, llamada la copa del Juicio o del dolor,  se sirve y da inicio a la liturgia pascual donde se relata la historia de lo que pasó en el éxodo a través de un orden particular, y otros ritos entre el padre de la mesa y el niño menor. Se explican los símbolos de las comidas especiales de este día y se canta el salmo 114.

Leer: Salmo 114

La tercera copa está relacionada con la cena, la comida. El pan sin levadura, las hierbas amargas, y otros alimentos, cuyos símbolos apuntan a rememorar la historia del éxodo. Esta copa es llamada la copa de la redención. (y es, como veremos más adelante, en la que Jesús instituye la Eucaristía en la Última Cena.)

NOTA IMPORTANTE: De acuerdo a la Mishná (tradición oral judía de forma escrita), está prohibido tomar vino entre la tercera y cuarta copa.(Mishná Capítulo 10.7, Pesajim).  Entre éstas, se cantan los salmos del 115 al 119 y al finalizarlos se toma la copa final.

Leer: Salmo 115

Leer: Salmo 116

Leer: Salmo 117

Leer: Salmo 118

Leer: Salmo 119

 

La cuarta copa, la copa de la alabanza, da fin a la celebración y completa el rito pascual.

¿Cuántas copas hubo en la Ultima Cena de Jesús?
Los estudiosos de la Biblia analizando la Ultima Cena en los evangelios identificaron la presencia de 3 copas.

Llegada la hora, Jesús se sentó a la mesa con los Apóstoles y les dijo:
«He deseado ardientemente comer esta Pascua con ustedes antes de mi Pasión, porque les aseguro que ya no la comeré más hasta que llegue a su pleno cumplimiento en el Reino de Dios». Y tomando una copa, dio gracias y dijo: «Tomen y compártanla entre ustedes. Porque les aseguro que desde ahora no beberé más del fruto de la vid hasta que llegue el Reino de Dios». Luego tomó el pan, dio gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: «Esto es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía». Después de la cena hizo lo mismo con la copa, diciendo: «Esta copa es la Nueva Alianza sellada con mi Sangre, que se derrama por ustedes. » (Lc. 22.14)

De acuerdo al evangelista Lucas, esta copa fue la que se tomó luego de la comida, “ Después de la cena hizo lo mismo con la copa” (Lc. 22.20),  lo que implica que fue la tercera copa.

 En el evangelio de Marcos (Mc. 14.24) y en el de Mateo aparece lo mismo y luego cuenta que “Después del canto de los Salmos, salieron hacia el monte de los Olivos”. (Mt. 27.30), indicando una vez más, que no se tomó la copa final.

 Teniendo en cuenta esto podemos ver que no sólo Jesús no tomó la cuarta copa, sabiendo el significado que eso tenía,  sino que aseguró que no volvería a beber del fruto de la vid hasta que llegue el reino de Dios.  «Y les digo que desde ahora no volveré a beber del jugo de las uvas, hasta  el día en que lo beba nuevo con ustedes en el Reino de mi Padre.»  (Mt 26, 29)

Viéndolo desde el punto de vista judío, Jesús no finalizó la celebración de la Pascua Judía, y por lo que pudimos evaluar, lo hizo intencionalmente.


¿Por qué Jesús no tomó la cuarta copa en la Última Cena?

Continuemos el trayecto de esa noche.

Cuando salieron de la cena, de la sala donde estaban celebrando la Pascua, se dirigieron al jardín de Getsemaní, donde Jesús “cayó con el rostro en tierra, orando así: «Padre mío, si es posible, que pase lejos de Mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad, sino la tuya». (Mt. 26.39)
 
Y nuevamente… “Se alejó por segunda vez y suplicó: «Padre mío, si no puede pasar este cáliz sin que Yo lo beba, que se haga tu voluntad». (Mt. 26.42)

“…Nuevamente se alejó de ellos y oró por tercera vez, repitiendo las mismas palabras.” (Mt.26.44)


En el Jardín de Getsemaní Jesús reza al Padre tres veces pidiéndole que lo libre del “cáliz”. Es normal asociar esto hoy a la Cruz, a la Pasión, pero ¿no era algo extraño para ese momento acaso, comparar esto con un cáliz, con una copa?  Es que Jesús está hablando sobre la Cuarta Copa, la copa con que culmina la Liturgia Pascual.


¿Cuándo tomó Jesús la cuarta copa?

En el Calvario:  “Cuando llegaron al lugar llamado Gólgota, que significa «lugar del Cráneo», le dieron de beber vino con hiel. El lo probó, pero no quiso tomarlo.” (Mt. 27.31)

Y luego de ser crucificado nos encontramos al final de todo con esta escena tan conmovedora descrita por San Juan evangelista :

 “Después, sabiendo que ya todo estaba cumplido, y para que la Escritura se cumpliera hasta el final, Jesús dijo: Tengo sed. Había allí un recipiente lleno de vinagre; empaparon en él una esponja, la ataron a una rama de hisopo y se la acercaron a la boca. Después de beber el vinagre, dijo Jesús: «Todo se ha cumplido». E inclinando la cabeza, entregó su espíritu.” (Jn. 19.23.30)

Vamos a analizar el “Tengo sed” y el “Todo se ha cumplido” o “Todo está consumado”.  Recordemos los diferentes sentidos que que pueden tener frases y palabras de la Sagrada Escritura:  

Leer: Catecismo

  El «Tengo sed» de Jesús en la Cruz tiene un sentido literal:  tenía sed física y en ese sentido tiene relación con la Cuarta Copa.  Pero el sentido alegórico quien lo interpreta maravillosamente es la Madre Teresa de Calcuta:

 “Estas palabras:  «tengo sed» ¿tienen un eco en nuestra alma?  Jesús es Dios, por lo tanto su amor y su sed son infinitos. Él, Creador del universo, pidió el amor de sus creaturas. Tiene sed de nuestro amor…  

Tú te olvidas de mí y, sin embargo, Yo te busco a cada momento del día y estoy ante las puertas de tu corazón, llamando.  ¿Encuentras esto difícil de creer?  Entonces, mira la Cruz, mira mi Corazón que fue traspasado por ti.  ¿No has comprendido mi Cruz? Entonces escucha de nuevo las palabras que dije allí, que te dicen claramente por qué Yo soporté todo esto por ti:  «… Tengo sed de ti» (Jn. 19, 28). Sí, Tengo sed de ti. Como el resto del Salmo que Yo estaba rezando dice de Mí: «…esperé compasión inútilmente, esperé alguien que me consolara y no le hallé» (Salmo 69, 20). Toda tu vida he estado deseando tu amor.  Nunca he cesado de buscarlo y de anhelar que me correspondas. Tú has probado muchas cosas en tu afán por ser feliz. ¿Por qué no intentas abrirme tu corazón, ahora mismo, abrirlo más de lo que lo has hecho antes?”

El «Todo se ha cumplido» de Jesús significa en sentido literal que Jesús toma la cuarta copa, y culmina así la celebración de la pascua con su sacrificio pascual. Pero en sentido espiritual alegórico, el «Todo se ha cumplido» por supuesto significa que Jesús ha cumplido nuestra Redención en su parte de sufrimiento y muerte, aunque aún faltaba la Resurrección que es la plena culminación de la Redención.

Jesús no finalizó la celebración pascual en la sala de la Última Cena, Él la extendió para consumarla en la Cruz, con su propia muerte, el sacrificio pascual por excelencia.

El sacrificio de Jesús no comenzó con la pasión, sino en la cena de Pascua. Y esta celebración a la vez, no terminó en donde celebraron la Última Cena, sino en el Calvario.

Jesús une la Cena de Pascua con su Muerte en la Cruz y lleva los sacrificios pascuales judíos a su plenitud.

No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento.” (Mt.5.17)

 Es hermoso ir descubriendo como Jesús fue dejando huellas en su vida que sólo pueden ser descubiertas analizando las raíces judías, su propia identidad.

Meditando este tema de las Cuatro Copas, podemos pensar que de algún modo Jesús se nos ofrece Él mismo como la Cuarta Copa. Por eso al “traspasarlo” brotan de su interior Sangre y Agua, del mismo modo que las copas de vino de la Cena de Pascua eran diluidas con un poquito de agua.

Jesús se entrega tomando la Cuarta Copa en la Cruz, y a la vez se hace para nosotros ese Cáliz. Para que podamos beber de él,  ya no una vez al año en la Pascua, sino todos los días. Recordando y dando gracias por el nuevo éxodo, la nueva liberación, la “nueva alianza”; saboreando este nuevo maná, mediante el cual “jamás volveremos a tener sed”.

(Tomado de The Fourth Cup de Scott Hahn y Jewish roots of the Eucharist de Brant Pitre)

 

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