Catecismo de la Iglesia Católica

LECCION #9

COMUNION DE LOS SANTOS 
PERDON DE LOS PECADOS
RESURRECCION DE LA CARNE – VIDA ETERNA
(Versión Resumida)

*          ¿Qué es la Comunión de los Santos?

La Comunión de los Santos, como el nombre lo indica, es la común unión de todas las personas santas, es decir, de los que están unidos a Cristo mediante la Gracia. 

Los que estamos en la tierra formamos la Iglesia Militante.
         Los que están ya en el Cielo forman la Iglesia Triunfante.
            Y aquéllos que se han salvado, pero que aún no han llegado al Cielo y se están purificando en el Purgatorio, forman la Iglesia Purgante.

La Comunión de los Santos es, entonces, la unión de estos tres grupos de fieles, los cuales nos ayudamos unos a otros.

*        ¿Cuál será la persona más importante en la Comunión de los Santos y por qué?

La Santísima Virgen María.  Primeramente, ella es la Madre de Dios.  Ella fue la persona que -como ninguna otra- estuvo más unida a Jesús en la tierra, y esa unión continúa en el Cielo.

*             A los Católicos nos acusan de rendirle a la Virgen María el culto que sólo se debe a Dios.  ¿Qué respondemos a esto?

Los Católicos adoramos a Dios, a El sólo adoramos.  A la Santísima Virgen María la veneramos. 

*        ¿Qué enseña la Iglesia sobre la Santísima Virgen María?  ¿Qué debemos creer los Católicos sobre la Virgen?

Los Dogmas Marianos, es decir, las verdades que la Iglesia enseña sobre la Santísima Virgen, los cuales son de obligatoria creencia de los Católicos:

.        La Inmaculada Concepción:   La Iglesia enseña que María fue concebida sin pecado original y que ella nunca pecó. 

       María, Madre de Dios: Los Católicos creemos que María es realmente Madre de Dios.  No significa esto que María engendró la divinidad de su Hijo Jesús, sino que María es Madre de una Persona, que es a la vez Hombre y Dios.  

.        María siempre virgen:  Los Católicos creemos que María fue virgen antes, durante y después del parto.  Los no-Católicos se confunden con el hecho de que los Evangelios hablan de unos hermanos de Jesús, que en realidad eran sus parientes cercanos.   

  .        La Asunción:  Significa que la Virgen María se encuentra en el Cielo en cuerpo y alma, gloriosa, como su Hijo.

*        ¿Qué importancia tiene el dogma de la Asunción de la Santísima Virgen María en cuerpo y alma al Cielo?

La Asunción de la Virgen al Cielo es preludio de nuestra futura resurrección.  Además nos muestra qué debemos hacer para lograr nuestra salvación eterna y estar en el Cielo en cuerpo y alma: vivir como María, unidos a la Voluntad de Dios.  

*        ¿Qué significa vivir en la Voluntad de Dios? 

1º.     Vivir cumpliendo sus Mandamientos.
      

 2º.     Aceptando lo que El disponga para nuestra vida

3º      Tratando de hacer lo que creemos que El nos pide.

*        ¿De dónde saca la Iglesia el poder de perdonar los pecados que también rezamos en el Credo?

La Iglesia tiene la misión y el poder de perdonar los pecados porque el mismo Cristo se lo ha dado: «Recibid el Espíritu Santo, a quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados, a quienes se los retengáis, les quedan retenidos» (Jn 20, 22-23) (CIC-C #201). 

*        ¿Qué posibilidades de perdón de los pecados tenemos en la Iglesia?

El Pecado Original se borra sólo con el Bautismo.  Si el que recibe el Sacramento del Bautismo es un adulto o un niño en uso de razón el Bautismo también borra los pecados cometidos por la persona que está siendo bautizada.

Después del Bautismo, los pecados graves sólo quedan perdonados en el Sacramento de la Confesión. 

*             ¿Qué sucede cuando morimos?

En el momento de la muerte nuestra alma se separa de nuestro cuerpo.  El alma es nuestra parte inmortal, es el principio vital del ser humano.  Por eso al separarse del cuerpo, sucede la muerte. 

El cuerpo entra en descomposición, pero el alma no muere, el alma continúa viviendo, en espera de reunirse de nuevo con su cuerpo en la resurrección, la cual tendrá lugar al Fin de los Tiempos.

*        La muerte ¿es un final o es un comienzo?
         Ambas cosas: es el final de nuestra vida en la tierra y el comienzo de una nueva vida, diferente.

En la Liturgia de Difuntos de la Iglesia encontramos mejor y más claramente expresada la visión realista de la muerte.  Así reza el Sacerdote Celebrante en el Prefacio de la Misa de Difuntos: La vida de los que en Ti creemos, Señor, no termina, se transforma. 

*        ¿Qué es el Juicio Particular?

El Juicio Particular consiste en una especie de radiografía o "scaneo" espiritual instantáneo que recibe el alma por iluminación divina, mediante la cual ésta sabe exactamente el estado en que le corresponde ubicarse para la eternidad, según sus buenas y malas obras.

Los Católicos, entonces, creemos que en el Juicio Particular conocemos de nuestro destino eterno. 

*        ¿Cuáles son las opciones que tenemos enseguida de la muerte y del Juicio Particular?

"Cada hombre después de morir recibe en su alma inmortal su retribución eterna en un juicio particular, bien a través de una purificación, bien para entrar inmediatamente en la bienaventuranza del Cielo, bien para condenarse inmediatamente para siempre" (CIC-#1022).

Aquí nos habla la enseñanza de la Iglesia de las opciones que tenemos para la eternidad: Cielo, Purgatorio o Infierno. De estas tres opciones la única que no es eterna es el Purgatorio, pues las almas que allí van pasan posteriormente al Cielo.

*        ¿Hay que prepararse para la muerte?

Sí.  Hay que estar siempre preparados, siempre listos para morir en cualquier momento.  No podemos confiarnos en esperar el último momento.

San Francisco de Sales recomendaba vivir cada día como si fuera el último día de nuestra vida en la tierra.  Pensar que en cualquier momento de cualquier día, puede sobrevenirnos el final: el momento de presentarnos ante Dios a dar cuenta de los pensamientos, palabras, obras y omisiones que tuvimos durante nuestra vida aquí en la tierra.

Estar preparados significa morir en gracia de Dios, sin pecado mortal.  «Es cierta esta afirmación: si hemos muerto con Él, también viviremos con Él» (2 Tm 2, 11). (CIC-C 206) 

 

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