LECCION # 3 LAS UNIVERSIDADES
1. Han oído ya el comentario negativo sobre la Iglesia como enemiga del saber y del conocimiento. ¿No es así? Pero si la Iglesia es enemiga del saber y del conocimiento ¿por qué dio origen al sistema universitario? Muchos de ustedes y también muchos estudiantes universitarios tal vez no sean capaces de situar cronológicamente la Edad Media o de saber detalles sobre esta era de la historia. Pero si se les nombra esa “Edad Media” lo más probable es que piensen que la Edad Media fue una época de ignorancia, represión y superstición intelectual… en dos palabras: una época de oscurantismo. ¿No? Nada más lejos de la verdad. ¿Cómo podemos sustentar esa idea del oscurantismo medieval si en este período tuvo origen uno de los principales logros de la civilización occidental: el sistema universitario?
¿Y adivinen quién inventó lo que es hoy la Universidad? Correcto: ¡la propia Iglesia Católica! Y para que tengamos una idea del compromiso de la Iglesia con el saber, la cultura y la investigación, pasemos una mirada por nuestro continente. El Descubrimiento de América fue en 1492 ¿no? Ya en 1538, apenas 50 años después de que Colón puso pie en la Isla que hoy es Santo Domingo y Haití, la Iglesia estaba fundando la Universidad de Santo Domingo. ¿Qué tal esto como dato de compromiso de la Iglesia con lo que es y ha llegado a ser la Universidad? En medio de una nueva civilización, tan retrasada como debía ser apenas comenzada la Conquista de América, en medio de un mundo desconocido hasta entonces para los europeos, la Iglesia funda la primera Universidad en nuestro continente. Impresiona ¿no?
Se forman en la Edad Media y desde el seno de la Iglesia Católica. La Edad Media comienza a la caída del Imperio Romano en el Siglo 5 y se extiende hasta el comienzo del Renacimiento en el Siglo 15. Como ven, un largo período de 10 siglos. Avanzando hasta el Siglo 9, vemos que Carlomagno, ese Emperador Cristiano (Católico) de Europa, ordenó que junto a las Catedrales Católicas se construyeran escuelas. De estas Escuelas de Catedrales surgieron las primeras Universidades. Veremos en esta lección cómo las Universidades tuvieron su origen en la Iglesia Católica y durante la Edad Media. ¿Cómo puede considerarse esto oscurantismo? Sorprende ¿no? ¿Por qué es importante notar esto? Porque los enemigos de la Iglesia la acusan de ser opuesta al conocimiento, a los descubrimientos y a la Ciencia. Y los que oímos esas opiniones, las acogemos, entre otros motivos, porque no estamos bien informados o porque no tenemos cómo responderlas.
Los Medios de comunicación y, hasta los libros de texto, acusan a la Iglesia Católica de haber estado contra la ciencia y el conocimiento. Prácticamente lo único que se concede a la Iglesia Católica es que durante la Edad Media los Monjes en los Monasterios hicieron los manuscritos de la Biblia. Y como creen que esto es lo único en que se avanzó en la Edad Media, llaman -¡hasta en los libros de Historia!- a la Edad Media, como una época oscura. Y no es así. Porque… esto del origen de las Universidades, y de algo adicional que fue el origen del método científico en esas Universidades, son sólo dos ejemplos que contradicen las acusaciones equivocadas que tratan de atacar a Dios, atacando a Su Iglesia. Y eso no fue todo. Veremos más adelante que la Iglesia es responsable por muchísimo más que eso: por avances en la Ciencia y en las Artes, por iniciar actividades económicas, como la agricultura, por establecer los primeros centros de la salud, etc., etc., etc.
Universidad viene del latín "universitas", que significa todo, entero y universal, y derivado de “uno”. Con ese nombre se designaban establecimientos o conjunto de unidades educacionales dedicadas a la enseñanza superior y la investigación.
Sin embargo, es importante destacar que la palabra "universidad" no se refiere tanto un centro de estudios, sino más bien a una agremiación o asociación corporativa que protegía intereses de las personas dedicadas al oficio del saber. Entendida la Universidad como generadora del saber, se hablaba de ella como el "Alma Mater", que significa literalmente «madre nutricia» (que alimenta), término latino que se usa incluso hoy en día para referirse metafóricamente a una universidad. ¿Por qué? Porque la Universidad proporciona alimento intelectual que nutre al hombre a través de la ciencia y el saber. Antes del siglo 12, que es cuando las universidades están ya bien establecidas, habían escuelas que solían estar anexas a un Monasterio, como vimos en la lección anterior, o anexas a una catedral. Además, existió ya para el siglo 8 la Escuela Palatina fundada por el emperador Carlomagno en su palacio, la cual era dirigida por un Sacerdote, Alcuino de York, considerado el más hábil maestro de la época. A esta escuela asistieron el propio Carlomagno y su familia, y algunos nobles seleccionados para el servicio de la Iglesia y del Estado. Luego comenzaron a surgir centros de estudio a partir de las escuelas catedralicias, iniciadas también por Carlomagno. Algunas de éstas se convirtieron en Universidades.
Se sabe que para el 1200 ya las universidades estaban marchando y, entre las primeras, se observan algunas de las grandes universidades que existen aún hoy. Oxford, Cambridge, Bolonia, París, la escuela de medicina de Salerno fueron de las primeras. Estas instituciones tienen 800 o más años de edad.
Bolonia (especializada en Derecho, 1088). Luego siguió Oxford (antes de 1096), del que se escindió su rival Cambridge (1209), Palencia de 1208, Salamanca (1218, la primera con estudios de Medicina), Padua (1222), Nápoles (1224), París de mediados del siglo 13 (uno de cuyos colegios fue La Sorbona, 1275). La Universidad fue, entonces, un fenómeno enteramente nuevo en la historia. Todas ellas cobraron forma en la segunda mitad del siglo XII, en plena Edad Media y mayormente promovidas desde dentro de la Iglesia!
Para identificar como Universidad un determinado centro de enseñanza medieval observamos una serie de características especiales. Una universidad poseía una especie de pensum obligatorio que los profesores ampliaban según sus respectivas visiones. Contaba además con planes académicos bien definidos, que duraban un número de años más o menos fijo y garantizaban la obtención de ciertos diplomas. La obtención del título de «Maestro» permitía a quienes lo ostentaban el acceso al gremio de docentes, de manera similar a cómo un maestro artesano se incorporaba al gremio de su correspondiente oficio. Las universidades medievales eran comunidades de maestros y estudiantes que, aunque tenían como principal función la enseñanza, también se dedicaban a la investigación y producción del saber, y en ellas se generaban vigorosos debates y polémicas.
Es correcto. En esas universidades medievales vemos ya las características de las universidades modernas. No son idénticas a nuestras universidades, pero vemos muchas cosas parecidas. Se notaba lo que hoy para nosotros es el área de pre-grado y la de post-grado. En ambas etapas se recibía un título. Había un pensum obligatorio más o menos definido. Todo esto nos corrobora lo que estamos tratando de explicar: que las Universidades son algo importante hoy y fueron algo novedoso y de suma importancia en la Edad Media. Que las Universidades son un legado valiosísimo de la Edad Media, el cual permanece hasta nuestros días. Y que las Universidades nacieron del seno de la Iglesia.
En la antigüedad, por supuesto, habían escuelas, habían academias, pero no tenían las características que tuvieron las Universidades en el medioevo. Grecia y Roma tuvieron una muy buena base de educación, saber e investigación, con maestros y alumnos. Fue la época de los grandes eruditos, de las grandes escuelas, de los grandes sabios, como Aristóteles y Platón. La principal diferencia radicaba en el contenido de la enseñanza. Si en la antigüedad pertenecías a una de esas escuelas significaba que pertenecías a la corriente de pensamiento que dominaba esa escuela, la de Platón, la de Aristóteles, etc. En cambio en la universidad medieval no había una escuela dominante de pensamiento, sino que existía un debate vigoroso sobre diferentes temas. He aquí la principal diferencia entre la Universidad y las escuelas filosóficas de la antigüedad. El sentido más preciso de lo que es la “universitas” es lo siguiente: el debate abierto en la búsqueda de la verdad a través de la razón. Otra diferencia de las universidades con relación a las escuelas de pensamiento más antiguas era la conexión entre las diferentes escuelas y entre los diferentes centros universitarios para la obtención de títulos y la capacitación para enseñar en cualquiera de esos centros diseminados por Europa. Como vemos, siguen las similitudes con las Universidades en la actualidad. Y todo eso viene de la Iglesia Católica durante la mal llamada oscura Edad Media.
El plan de estudios inicial del proyecto educativo de Carlomagno buscaba revivir el saber clásico estableciendo los programas de estudio a partir de las siete artes liberales divididas en dos pensa, podríamos decir:
Florecieron asimismo los estudios legales, particularmente en Bolonia, cuando se redescubrió el Digesto, que era un compendio de Derecho Romano.
Además de las siete artes liberales para los principiantes, se comenzó a estudiar Derecho Civil y Canónico, Filosofía Natural, Medicina y Teología. La distinción que hoy realizamos entre estudios superiores y estudios no superiores quedó más o menos establecida desde los comienzos del sistema universitario. Y, tal como sucede en la actualidad, determinados centros de enseñanza destacaron entonces en algunas materias, como Boloña en leyes y París en teología y en artes.
¿Sabías que los grados de una universidad con aprobación papal eran respetados en toda la cristiandad. Sin embargo, los grados que contaban con la aprobación de un monarca nacional, eran válidos solamente en el reino donde se habían otorgado? Esto es un gran avance y un gran aporte. Y ¿quién lo hizo posible? No sólo la Iglesia Católica, sino personalmente los Papas, pues ellos contribuyeron a la estabilización de las Universidades y a su permanencia. Así que al impulso intelectual de la Iglesia en el fomento de las universidades se sumó posteriormente el estímulo y el apoyo del papado. Dada esta autorización papal, el grado de «Maestro» facultaba a quien lo alcanzaba para ejercer la enseñanza en cualquier lugar del mundo cristiano. Así el graduado podía enseñar en cualquier universidad de la cristiandad –es decir, de toda Europa Occidental y, posteriormente, hasta de América- aunque en la práctica cada institución prefiriera examinar al candidato antes de su admisión. Como es de imaginar, este privilegio de universalidad concedido por los Papas contribuyó a la difusión del conocimiento y también al establecimiento de una comunidad intelectual a lo largo y ancho de Europa, la cual se extendió posteriormente al mundo entero, comenzando con nuestro continente.
Completado el proceso de estudios, el alumno recibía una licencia oficial. La persona que obtenía su licenciatura se arrodillaba delante del vicecanciller, quien decía: Por la autoridad que me han concedido
Lo más importante –por supuesto- fue el hacer valer los títulos de una universidad a otra del mundo cristiano de la época, que era toda Europa. Es lógico pensar que con esos desplazamientos, comenzó un fructífero intercambio intelectual por toda Europa. Pero hubo otras contribuciones. Por ejemplo, el permitir y estimular un debate intelectual enérgico, el cual tenía sólo algunos límites teológicos bien amplios dentro de los cuales se debatía. ¿Por qué era esto importante? Porque así se promovió el saber, el uso de la razón para la búsqueda de la verdad, la investigación científica, etc. Pero no se quedaba la acción papal en lo macro, los Papas también se ocupaban de detalles como la protección de los estudiantes y la defensa de los profesores cuando no le eran pagados sus salarios. Ninguna otra institución hizo más por difundir el conocimiento, dentro y fuera de las universidades, que la Iglesia Católica. “La Iglesia era la única institución en Europa que mostraba un interés consistente en la preservación y el cultivo del conocimiento” (Lowrie Daly, Historian). Hay que añadir que también era la única que estaba interesada en la búsqueda de la verdad. Por eso fue la que más hizo para que nacieran en Europa las Universidades. El Papa Inocencio IV (1243-1254) describía las Universidades como “ríos de ciencia que riegan y fertilizan la tierra de la Iglesia universal”. El Papa Alejandro IV (1254-1261) las llamaba “lámparas que iluminan la casa de Dios”. Henri Daniel Rops, historiador francés del siglo 20 dice: “Gracias a la constante intervención del papado, la educación de alto nivel pudo extender sus límites. La Iglesia, de hecho, fue la matriz que produjo la universidad, el nido desde el cual alzó vuelo”.
La Escuela de Chartres que fue una escuela catedralicia fundada en el siglo 10 por el obispo Fulberto, en la ciudad francesa de Chartres, pero tuvo su máximo esplendor en la primera mitad del siglo 12. Chartres fue un foco de cultura universal y humanística, lo cual quedó plasmado físicamente en el pórtico de la Virgen de la Catedral de Chartres, en el que se representan simbólicamente todas las artes liberales, como expresión de lo que aquel centro del saber significaba. Chartres fue la primera escuela en lograr grandes avances en el conocimiento y la ciencia, y allí se establecieron las bases filosóficas para el surgimiento de la ciencia medieval y la moderna. ¿Qué significa esto de las bases filosóficas de la Ciencia? Veamos: sabemos que la Escuela de Chartres fue centro de reunión de una comunidad de filósofos y pensadores que realizaron grandes contribuciones en variados aspectos del conocimiento humano. Y fue en Chartres donde primero se sostuvo la idea que Dios creó el Universo y que lo regula a través de leyes creadas por Él mismo. Esto suena muy normal hoy en día, pero en la antigüedad y comienzos de la Edad Media, este hecho –que hoy es evidente- no se conocía. Se pensaba, incluso, que los cuerpos celestes eran seres animados con alma y tal vez hechos de una materia diferente a la materia terrestre. Como consecuencia de este descubrimiento, llegaron a la conclusión de que si Dios ha dejado leyes establecidas, el mundo y todo lo creado podía ser mensurado y cuantificado usando el intelecto y la matemática. Así, a pesar de que en Chartres se cultivaron la Filosofía, la Teología y todas las disciplinas humanísticas de la época, durante el siglo 12 el estudio de la Ciencia tuvo por primera vez prioridad sobre la enseñanza de las artes liberales.
Precisamente por ese viraje que hizo Chartres hacia la Ciencia. Tenemos en este momento del siglo 12, una encrucijada en la promoción del saber, ya que esta pre-eminencia de la Ciencia va a marcar un hito en la historia de las Universidades medioevales. ¿Qué consecuencia va a tener este viraje hacia la Ciencia? Esta visión amplia de las artes humanistas, acompañado de lo científico, va a tener una consecuencia importantísima: nada menos que el descubrimiento del método científico (!!!) Como consecuencia del invento del método científico, la Catedral de Chartres simboliza históricamente los comienzos de nuestra era científica y tecnológica. En la Escuela de Chartres se establecieron las bases filosóficas para el surgimiento de la ciencia medieval y la moderna. A partir de Chartres, el estudio de la naturaleza, que antes no se hacía, se constituyó en una disciplina específica. A decir verdad, en Chartres se pretendía entender con la razón el contenido de la fe, es decir, se estudiaban las relaciones entre fe y razón, algo que fue tan determinante en toda la Edad Media. Como la Revelación (la Palabra de Dios) es a la vez el punto de partida y de llegada para conocer la verdad, partiendo de la Revelación, en la Escuela de la Catedral de Chartres hubo mucho interés en un texto muy importante del libro de la Sabiduría de la Biblia: Pero Tú lo has regulado todo con número, con peso y con medida… Pues el mundo entero es ante Ti como un granito de arena en la balanza (Sb. 11, 20-22). Y usando el modo de pensamiento racional cristiano, concluyeron que si hemos de entender el mundo, tenemos que entenderlo de manera cuantitativa, que es una manera de decir que hay que entender el universo a través de la matemática. Así, la contribución de Chartres a la Ciencia fue determinante. Este descubrimiento hecho por la Escuela de la Catedral de Chartres en el Siglo 12, fue un principio muy adelantado para los conceptos de ese momento, en que el mundo andaba por la mal llamada oscura Edad Media, y que ya vamos develando que no fue para nada oscura. Hoy en día los historiadores de la ciencia le dan a esta escuela católica el crédito de haber lanzado la revolución científica muchísimo antes de que ésta comenzara a tener lugar de manera práctica en el siglo 17, pues los principios que la sustentaban salieron de Chartres, de la Iglesia Católica. Eso es un poco diferente a lo que nos dicen los canales de TV, Internet, y los libros y revistas ¿no? Por eso en este Curso de Iglesia y Civilización vamos a llegar a la verdad, y a darnos cuenta de las mentiras, disfrazadas de verdad que nos venden por allí.
Chartres fue pionera en el saber, pero poco a poco su fama se fue extinguiendo, entre otras razones, por la creación de otras universidades, particularmente la de París, ubicada a sólo 100 Km. de Chartres. La famosa universidad de París fue una ampliación de la escuela catedralicia de Notre-Dame, muy prominente durante el siglo 12, la cual atraía estudiantes de toda Europa. A la Universidad de París se le conocía como “la nueva Atenas”, que fue lo que pretendía establecer en medio de los francos el delegado de Carlomagno, Alcuino.
Contrario a lo que pudiera creerse que los profesores tendrían una línea de enseñanza impuesta por el Obispo o el Papa, la vida intelectual de estas universidades era tan vigorosa y robusta que no había cuestión que no fuera ampliamente debatida en ellas. Es cierto que habían unos límites teológicos bien amplios dentro de los cuales se debatía. “De hecho los debates e intercambios de ideas eran mucho más activos en las universidades medievales que en las de hoy”. (Thomas Woods en la serie de EWTN Cómo la Iglesia construyó la Civilización Occidental). Se conoce cómo funcionaba el horario: en las mañanas los profesores daban sus clases y en la tarde un profesor reunía a todo el alumnado para un procedimiento que se llamaba “determinar una cuestión”. ¿Cómo funcionaba esa sesión de “determinar una cuestión? Un tema controversial era debatido por hábiles ponentes en ambos extremos de la polémica, los cuales presentaban su caso lo más convincentemente posible. Luego el profesor resumía todos los planteamientos y se llegaba a una conclusión. Para obtener un título de una de estas universidades, el graduando debía pasar por la difícil tarea de presidir una de estas sesiones de “determinar una cuestión”.
Porque a lo largo de la historia siempre ha habido enemigos de la Iglesia, que tratan de caricaturizarla como gestora de retraso y de represión. Dicen la mayoría de los textos -y lo que se oye en los medios de comunicación social- que una edad oscura descendió sobre Europa a medida que la Iglesia crecía enseguida de la caída del Imperio Romano, que durante muchos años no hubo sino atraso y oscuridad en Occidente. La idea es hacer ver que a medida que la Iglesia crecía, se desplegaba un velo de oscuridad en Europa. Pero lo que ha sucedido es que historiadores actuales han estado regresando a ese tiempo catalogado de oscuro y se han encontrado sorpresas.
De hecho sí hubo un período oscuro, enseguida de la caída de Roma, una época en que la educación, la cultura y la civilización decaen. Pero eso no fue culpa de la Iglesia. ¿Qué pasaba durante y enseguida de la caída de Roma? Los grupos bárbaros, invasores y violentos, tenían control político de varias zonas de Europa. Pero las invasiones bárbaras no fueron culpa de la Iglesia, más bien ésta fue víctima también de las invasiones. Veamos lo que dice el historiador Will Durant al respecto. Pero primero vamos a ver ¿quién es Will Durant? Un agnóstico, no propiamente defensor de la Iglesia, sino a veces muy crítico de ella. Y Will Durant sostiene que no se puede culpar a la Iglesia de todo lo malo que sucedía en Europa durante la Edad Media. “La causa básica del retroceso cultural no fue el cristianismo, sino el barbarismo; no la religión, sino la guerra. Las oleadas humanas arruinaron o empobrecieron las ciudades, monasterios, bibliotecas, escuelas, e hicieron imposible la vida del estudioso y del científico. Quizá la devastación hubiera sido peor si no hubiera estado la Iglesia para mantener algo de orden en esa civilización que se desmoronaba.” (Will Durant, Historiador) Así que, en medio de la destrucción, según este historiador más bien desfavorable a la Iglesia, ésta hizo todo lo que pudo -que fue mucho, como vimos en la lección anterior- a través de los Monjes y los Monasterios.
Las principales invasiones bárbaras tuvieron lugar entre el Siglo 3 y el Siglo 8, afectando la casi totalidad de Europa. Durante este tiempo, los Monjes, valiente y tenazmente, defendieron la civilización. Recordemos que por orden de Carlomagno, en las Catedrales se establecieran escuelas. Así, en los siglos 8 y 9, los Obispos de la Iglesia se esforzaron por construir escuelas. Pero además del florecimiento de las Universidades, ésta fue la gran era del copiado de manuscritos en latín que venían de la antiguedad. “Nuestro conocimiento total de la literatura antigua es debido a la recopilación y copiado que se inició con Carlomagno” (Kenneth Clark en su obra “Civilización”).
A la Iglesia. En los Monasterios no sólo se copiaba la Biblia y otros escritos religiosos, sino también las obras de literatura de la Antigüedad. El término scriptorium, literalmente «un lugar para escribir», se usa habitualmente para referirse a la habitación de los monasterios de la Europa medieval dedicada a la copia de manuscritos por parte de los Monjes escribas.
Los siglos 8 y 9 fueron testigos de un comienzo de renacimiento cultural, que se conoció como el Renacimiento Carolingio, en que vemos un intento de volver al aprendizaje y a la cultura, y observamos la copia de manuscritos, que es algo muy importante. Antes del Renacimiento Carolingio se usaban sólo las en letras similares a éstas. Fue en este tiempo que surgió la letra minúscula, llamada la . Podemos damos cuenta cómo se facilitaba la lectura con el invento de las minúsculas. Para completar, no había espacios entre las palabras, ni signos de puntuación antes de la minúscula carolingia. Además había el problema de que en cada zona la gente se inventaba su propia forma de escribir. Así que cuando los Monjes introdujeron, la minúscula, los espacios y los signos de puntuación, existió entonces un modo de escribir uniforme. Parece pequeño este aporte a la escritura y a la literatura, pero pensándolo bien, no lo es. Eso contribuyó también al alfabetismo. Y eso salió del Renacimiento Carolingio, principalmente de los Monasterios. Desafortunadamente este renacimiento medieval se apagó, dada la continuación de invasiones bárbaras, musulmanas y vikingas. Los monasterios y los centros de aprendizaje eran saqueados y destruidos. Y esas destrucciones sucedían año tras año.
A pesar de las invasiones, la Iglesia tenía una gran vitalidad, siendo sus Monasterios una de las instituciones medievales más resistentes y con mayor capacidad de recuperación. Si destruían uno, habían otros cien. Y, si hubieran destruido todos excepto uno, ése podía restaurar la cultura. Christopher Dawson fue uno de los grandes historiadores católicos del siglo 20. Era Profesor en Harvard y llegó a decir esto: “99 de 100 monasterios podían ser quemados, y los monjes asesinados o dispersados, y aún así la tradición entera podía ser re-establecida a partir del único sobreviviente, y los lugares desolados podrían ser repoblados por refuerzos frescos de monjes que retomarían la tradición interrumpida, observando la misma regla, cantando la misma liturgia, leyendo los mismos libros y pensando igual que pensaban sus predecesores”.
La característica dialéctica del pensamiento medieval puede verse también en los escritos de la época, desde las primeras etapas de las universidades. Tomemos el gran Santo Tomás de Aquino (1225-1274), admirado por cualquier persona civilizada del mundo entero. No hay más que abrir aunque sea una página de la Suma Teológica para ver lo que es un debate escrito. Santo Tomás de Aquino pertenece a ese grupo de pensadores, llamados los escolásticos, quienes usan la razón como herramienta indispensable para el estudio de la teología y la filosofía y para la dialéctica. Santo Tomás demostró que Aristóteles, a quien tanto él como muchos de sus contemporáneos consideraban el mejor pensador profano, podía armonizar perfectamente con las enseñanzas de la Iglesia. Su obra más importante, la Suma Teológica, está organizada con preguntas y respuestas, a cantidades de cuestiones. Santo Tomás y otros escolásticos debatían las cosas así: escogían una cuestión, luego consideraban todas las posibles objeciones a su postura y las escuchaban. Luego explicaban su propia posición y al final responderían todas las objeciones. En aras al debate intelectual y a la búsqueda de la verdad, Santo Tomás presentaba los argumentos contrarios de manera muy persuasiva y hasta añadía defensas que sus oponentes no habían presentado y también respondía éstos. Como ejemplo de la manera como Santo Tomás trata cada tema puede consultarse este link: http://hjg.com.ar/sumat/a/c52.html Suma teológica - Parte Iª - Cuestión 52 Relación de los ángeles con el lugar. Ahora hay que tratar lo referente al lugar del ángel. Esta cuestión plantea y exige respuesta a tres problemas:
Así era la vida intelectual de la Edad Media y vemos en Santo Tomás este debate escrito que es una sola página de la Suma Teológica. Santo Tomás es una muestra de lo que era la civilización occidental en la Edad Media. No había uniformidad, sino debate y discusión para llegar a la verdad. Otro pensador de la Edad Media fue San Anselmo, anterior a Santo Tomás. Vivió un poco antes de que las universidades se iniciaran, pero tenía el mismo espíritu de investigación racional. Entre otras muchas cuestiones, San Anselmo estuvo muy pendiente de explicarse y explicar por qué Dios se hizo Hombre. Y, siguiendo el método de pensamiento y retórica medievales, usó argumentos puramente racionales para revisar esta realidad. Si Dios quería reconciliar a la especie humana consigo, ¿por qué simplemente no hizo una declaración salvífica desde el Cielo? Y San Anselmo, usando la razón, piensa sobre esto. En su tratado Cur Deus Homo (Por qué Dios se hizo Hombre), San Anselmo concluye que la deuda del pecado era tan grande que sólo Dios podía satisfacerla, pero que era el hombre quien debía pagarla. Por eso, quien lo hiciera debía ser Dios y Hombre.
Es un hecho que uno de los principales aportes de la Edad Media a la ciencia moderna fue la libertad de investigación en el medio universitario, donde los académicos podían debatir y discutir propuestas basados en la razón. El esfuerzo de los intelectuales medievales resultó decisivo para nuestra civilización. «Los eruditos de la Alta Edad Media», concluye David Lindberg en The Beginnings of Western Science (1992), «crearon una extensa tradición intelectual, en ausencia de la cual el progreso de la filosofía natural [esencialmente las ciencias naturales] habría sido inconcebible» (Thomas E. Woods, Cómo la Iglesia construyó la civilización occidental). Un historiador de ciencia importante Edward Grant investigó estas universidades medievales y descubrió algo muy importante: “¿Qué hizo posible que la civilización occidental desarrollara la ciencia y las ciencias sociales como ninguna civilización anterior pudo hacerlo? Estoy convencido que la respuesta está en el penetrante y profundo espíritu de cuestionamiento, que fue consecuencia natural del énfasis en la razón que comenzó en la Edad Media. Con la excepción de las verdades reveladas, la razón fue entronizada en las universidades medievales como el árbitro definitivo de la mayoría de los argumentos y controversias. Era natural que los académicos que estaban inmersos en el ambiente universitario usaran la razón para estudiar áreas nunca antes exploradas, así como discutir y tratar posibilidades que no habían sido seriamente contempladas.”
¿Y de dónde viene esta metodología? Grant sostiene que la discusión racional que vemos en la Edad Media y que ha pasado a nuestro mundo moderno es uno de los grandes regalos de la Edad Media europea a nuestro mundo. Desafortunadamente, a pesar de ser todo esto evidente para cualquier estudioso de la Edad Media, es uno de los secretos mejor guardados de nuestra civilización. Por eso es que estamos revelando estos secretos a ustedes con este curso de la Iglesia y la Civilización. La creación de las universidades, el compromiso con la razón y la argumentación racional y el espíritu de investigación que caracterizaba la vida intelectual en la Edad Media fueron un regalo del Medioevo al mundo moderno. Y ese empeño en buscar y llegar a la verdad a través de la razón, que hoy tomamos como natural, fue promovido por la Iglesia en la mal llamada oscura Edad Media.
Gracias, Señor, por tu Iglesia. |
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Versión resumida |
Temario del Curso |
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