SEÑALES EN EL CAMINO 9ª Señal 22. ¿Qué sucedió en la Reforma Protestante? Cinco medios para conocer la verdad revelada: 1. Tradición En la Reforma Protestante quedaron eliminados la Tradición y el Magisterio, lo cual no podía hacerse dadas las instrucciones de Jesús a los Apóstoles. Así, tomando la Palabra de Dios, con la presunción de que el Espíritu Santo ilumina siempre a cada lector, y adicionalmente, teniendo la conciencia como juez último de cada creencia que asuma el lector, tenía que suceder lo que ha sucedido: grupos, “iglesias”, denominaciones, pastores, etc. Para comienzos del siglo 20 eran 1.600 las diferentes denominaciones cristianas en el mundo (aproximadamente 4 por año). En el año 2.000 eran ya 36.000 denominaciones (igual crecimiento). Y para el año 2012 ya se calcularon 43.000 diferentes denominaciones (casi 600 por año en lo que va de este milenio!!!). Y dentro de cada una de éstas hay también variaciones de creencias. No podía ser de otra manera, al haber despreciado las instrucciones del mismo Señor: división, división y más divisiones. Lo que conocemos con el nombre de la Reforma Protestante fue un cisma de la Iglesia Católica, ocurrido por iniciativa de un monje agustino llamado Martín Lutero, que dio origen a varias iglesias y organizaciones agrupadas bajo lo que se conoce como Protestantismo. La Reforma dio lugar a que la cristiandad quedara dividida entre una serie de países que reconocían al Papa como máximo pontífice de la Iglesia Católica, y los países que rechazaban la teología católica y la autoridad de Roma, los cuales recibieron el nombre común de Protestantes. La actitud divisionista de Lutero en Alemania fue seguida por Juan Calvino en Suiza, y luego –aunque por otros motivos- por Enrique VIII en Inglaterra. Previo a la Reforma, la Iglesia ciertamente estaba en crisis, por corrupción eclesiástica y falta de piedad religiosa. Y Lutero y sus seguidores aducían, además, que la jerarquía eclesiástica, y particularmente el Papa, usurpaban competencias que no les correspondían. Lutero consideraba que se estaba abusando con las indulgencias, y las rechaza aduciendo que carecen de fundamento bíblico, olvidando la instrucción y autoridad dada a Pedro cuando Jesús fundó la Iglesia: lo que ates en la tierra, quedará atado en el Cielo (Mt 16, 19). . ¿En qué consisten las indulgencias? Esta institución de las indulgencias se remonta al Cristianismo antiguo. Las indulgencias existían antes de la Reforma, después de la Reforma y también existen en la actualidad. Consisten en que la pena temporal del pecado ya perdonado en el Sacramento de la Confesión, pueden ser objeto de una remisión o indulgencia (del latín indulgentia: 'bondad, remisión, favor'). En la doctrina católica, la indulgencia, a diferencia del Sacramento de la Penitencia o Confesión o Reconciliación, no perdona el pecado mismo, sino que exime o disminuye las penas de carácter temporal -o purificación- que los fieles deberán purgar, sea durante su vida terrenal, sea después de la muerte en esa etapa de purificación que se denomina “Purgatorio”. La concesión de las indulgencias se basa en la distribución de los infinitos merecimientos de la Redención de Cristo, los cuales pueden ser administrados por la Iglesia, bajo ciertas condiciones definidas el Papa o los Obispos, los cuales tiene autoridad para ello. A tal efecto, el Papa o algún Obispo u Obispos pueden conceder, por ejemplo, que rezando determinada oración, visitando determinado santuario, utilizando ciertos objetos de culto, realizando ciertas peregrinaciones, o cumpliendo con algunas obras de piedad, se pueda lucrar o ganar una determinada indulgencia. Observemos que este asunto de las indulgencias no es algo medular en la doctrina católica. En realidad son un estímulo en el camino de salvación, un auxilio no despreciable para llegar al Cielo. Se trata más bien de un concepto teológico secundario. A pesar de ello, las indulgencias jugaron en su momento una influencia terrible en la historia de la Iglesia, pero no por eso deben ser descartadas o dejadas de lado. Sucedió que en 1506 antes de la Reforma, se había creado una indulgencia para quien ayudase a la construcción de la Basílica de San Pedro. Lutero adujo esto como “venta” de indulgencias. Así, en 1517, Lutero clavó en la puerta de la iglesia de Wittenberg sus 95 tesis, en las que atacaba las indulgencias. Pero no se quedó en ese detalle secundario, sino que esbozó lo que sería su nueva doctrina sobre la salvación. Después de clavar sus 95 tesis, Lutero continuó atacando las indulgencias y la doctrina del Purgatorio, mediante escritos que la recién inventada imprenta, difundía por toda Alemania. Lutero llamaba a la desobediencia al Papa y a la formación de una Iglesia alemana. Negaba la jurisdicción suprema del Papa sobre la cristiandad universal. Tres años después, en 1521, el recién elegido emperador Carlos V, rey de Italia y Germania, más conocido como Carlos I de España, convocó una Dieta (asamblea de todas las autoridades del imperio) en la ciudad de Worms e invitó a Lutero a que asistiera a la misma para explicar su postura. La Dieta se celebró y Lutero expuso su doctrina ante el mismo Carlos V, pero este no quedó convencido por Lutero y, en cambio, hizo una declaración de lealtad y fidelidad a los principios de la Iglesia Católica. A partir de entonces, la dinastía de los Habsburgo, a la que pertenecía Carlos V se convertirá en la primera defensora de la Iglesia católica contra los protestantes. Como los Habsburgo eran también reyes de España, la defensa del catolicismo se convertiría en una de las bases de la identidad española, durante siglos. Siete años más tarde, en 1530, Carlos V convocó otra Dieta en la ciudad de Augsburgo y en ella trató de que los luteranos y los católicos se pusieran de acuerdo para aceptar una doctrina cristiana común que superase la división religiosa. Lutero fue invitado de nuevo a asistir, pero se negó y envió en su lugar a su discípulo Philipp Melanchthon. Los esfuerzos de Carlos V en la Dieta fueron inútiles, pues Melanchthon se negó a cualquier acuerdo y en su lugar los protestantes redactaron la llamada Confesión de Augsburgo, en la que exponían sistemáticamente los principios de su doctrina. La cristiandad occidental se había dividido irremediablemente. Varios seguidores de Lutero, algo más radicales, comenzaron a decir que se debían destruir todas las pinturas, estatuas e imágenes religiosas, y que los sacerdotes tenían el deber de casarse. De hecho estas posturas han sido adoptadas por todas las denominaciones protestantes. Afirmaba también Lutero que, de acuerdo a la Biblia, todos los cristianos eran sacerdotes de hecho, sin necesidad de la ordenación sacramental. Veamos con más detalle esta idea del sacerdocio de todos los fieles, según los protestantes y según la Iglesia. . ¿Qué es el Sacerdocio Universal para los Protestantes? Escribe San Pedro una de sus cartas: Pero ustedes son una raza elegida, un reino de sacerdotes, una nación consagrada, un pueblo que Dios hizo suyo para proclamar sus maravillas; pues El los ha llamado de las tinieblas a su luz admirable. (1 Pe 2, 9) El Protestantismo usa esta frase de San Pedro para rechazar cualquier concepto de sacerdocio ministerial, como ha existido siempre desde la fundación de la Iglesia Católica y –como hemos visto- aún en el Antiguo Testamento. Por eso el Catecismo aclara la imposibilidad de la inter-comunión con los protestantes: 1400 Las comunidades eclesiales nacidas de la Reforma, separadas de la Iglesia católica, "sobre todo por defecto del sacramento del orden, no han conservado la sustancia genuina e íntegra del misterio eucarístico" (UR 22). Por esto, para la Iglesia católica, la inter-comunión eucarística con estas comunidades no es posible. Sin embargo, estas comunidades eclesiales "al conmemorar en la Santa Cena la muerte y la resurrección del Señor, profesan que en la comunión de Cristo se significa la vida, y esperan su venida gloriosa" (UR 22). 1401 Si, a juicio del Ordinario, se presenta una necesidad grave, los ministros católicos pueden administrar los sacramentos (Eucaristía, Penitencia, Unción de los enfermos) a cristianos que no están en plena comunión con la Iglesia católica, pero que piden estos sacramentos con deseo y rectitud: en tal caso se precisa que profesen la fe católica respecto a estos sacramentos y estén bien dispuestos (cf CIC, can. 844, §4). Lo curioso es que los protestantes rechazan lo que ellos consideran un monopolio del sacerdocio, a pesar de que asignan personas que trabajan a tiempo completo y cuya única profesión y oficio es ser “ministros” o “pastores”, los cuales se dedican a la enseñanza, predicación, administración, organización, culto, etc. Y suelen llamárseles “ministros ordenados”. Pero ¿qué es para ellos la ordenación de un ministro? Definitivamente no es lo mismo que los ministros ordenados en la Iglesia Católica (Diáconos, Sacerdotes, Obispos), los cuales reciben el Sacramento del Orden Sacerdotal, el cual fue eliminado por Lutero. En el protestantismo “ordenar” un ministro significa primeramente que los jefes de esa comunidad aceptan que esa persona ha sido llamada a ser ministro. Y ordenarlo significa solamente “designarlo” a un trabajo específico dentro de dicha comunidad, asignándole un salario. . ¿Qué nos dice el Catecismo sobre el Sacerdocio Universal? Un pueblo sacerdotal, profético y real Jesucristo es Aquél a quien el Padre ha ungido con el Espíritu Santo y lo ha constituido "Sacerdote, Profeta y Rey". Todo el Pueblo de Dios participa de estas tres funciones de Cristo y tiene las responsabilidades de misión y de servicio que se derivan de ellas (cf .RH 18-21) (CIC 783). ¿En qué sentido el Pueblo de Dios participa de las tres funciones de Cristo: Sacerdote, Profeta y Rey? (CIC-C 155) El Pueblo de Dios . participa del oficio sacerdotal de Cristo en cuanto los bautizados son consagrados por el Espíritu Santo para ofrecer sacrificios espirituales; . participa de su oficio profético cuando, con el sentido sobrenatural de la fe, se adhiere indefectiblemente a ella, la profundiza y la testimonia; . participa de su función regia con el servicio, imitando a Jesucristo, quien siendo rey del universo, se hizo siervo de todos, sobre todo de los pobres y los que sufren. Podemos observar la abismal diferencia entre lo que el Catecismo nos indica sobre esa cita de San Pedro en cuanto al sacerdocio de los laicos y sus función de profeta y rey, y la definición que hace de esa misma cita el protestantismo. Pero la doctrina luterana más conocida y difundida son los llamados 5 “solos” de Lutero.
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