SEÑALES EN EL CAMINO 9ª Señal 24. Reacción de la Iglesia -
RESUMEN: . La Reforma protestante afectó a Europa, sino que también tuvo un efecto sobre el catolicismo, que respondió con la Contrarreforma. . El Concilio de Trento, de 1545 a 1563, reafirmó la validez de los siete sacramentos y la presencia real de Cristo en la Eucaristía. . El Concilio también definió formalmente la auténtica doctrina católica de la justificación, que no se basa solamente en la fe, sino también la respuesta a la Gracia y en el ejercicio de la caridad y de todo tipo de buenas obras. . Como parte de la Contrarreforma, San Ignacio de Loyola fundó la Compañía de Jesús en 1540 y fueron fundadas otras congregaciones. . Además, la Biblia se tradujo del latín a otras lenguas, extendiendo su lectura en toda Europa en entre personas no necesariamente intelectuales. La reacción de la Iglesia Católica ante el protestantismo se le conoce generalmente con el nombre de Contrarreforma Católica, aunque algunos historiadores consideran más preciso el término "Reforma Católica". A pesar de la rebelión y de los errores de Lutero y sus seguidores, no hay duda que antes de esto, ya para el 1500, la Iglesia tenía necesidad de reformarse internamente. De hecho había gente que proponía reformas, aún antes de surgir Lutero. Había habido un concilio, justamente antes del fenómeno Lutero, el Concilio V de Letrán, de doce sesiones entre 1512 y 1517, el cual pasó muchos decretos de reforma. Pero la mayoría de los católicos, incluyendo los Papas, sólo tomaron en serio la necesidad de reforma de la Iglesia después que los Protestantes se rebelaron y se separaron. Posterior a la protesta luterana, durante casi 20 años, la Iglesia Católica veía cómo gran parte de sus fieles se iban y algunos Obispos dejaban de reconocer al Papa como máximo pontífice de la Cristiandad. Se separaban de Roma incluso algunos Cardenales. Había habido nuevos intentos de conciliar las diferencias entre Católicos y Protestantes, pero todos los esfuerzos para lograr la reunificación fueron infructuosos. Los Obispos debía entonces responder a la Reforma Protestante de manera unida, definiendo pasos necesarios para la reforma y renovación de la Iglesia Católica. Surgió, entonces, la idea de que la mejor solución era convocar a un nuevo Concilio en el que se pudiesen discutir las posibles reformas. Así que una de las consecuencias positivas de la Reforma Protestante, fue el haber provocado un esfuerzo claro de reforma y renovación dentro de la Iglesia. El Emperador Carlos V presionaba a los Papas para que se convocase ese concilio con la esperanza de que la Iglesia Católica volviese a existir unificada, pero los Papas desconfiaban de las pretensiones políticas de Carlos V en Italia y se resistían a convocar este concilio. Así, después de muchos retrasos, finalmente el Papa Pablo III inauguró el Concilio de Trento en 1545, casi 30 años después de la protesta de Lutero. . El Concilio de Trento (1545-1563) El Concilio de Trento fue el Concilio de la Reforma Católica. Se desarrolló sin la participación de los seguidores del protestantismo (aunque fue Lutero quien primero propuso la necesidad de un concilio, en 1518). Ahora se negaron a participar, pues ya habían creado nuevas “iglesias” separadas del catolicismo. Las sesiones del Concilio de Trento duraron casi 18 años, ya que fueron interrumpidas muchas veces. Varios Papas se sucedieron en Roma en ese lapso y cuando dicho concilio finalizó, en 1563, ya había muerto Carlos V. El Concilio de Trento comenzó por aclarar y definir exactamente lo que la Iglesia Católica enseña, especialmente los puntos de conflictos con el Protestantismo. Se reafirmaron todos los puntos de la doctrina milenaria católica frente a las protestantes:
. ¿Qué sucede en la Iglesia después de la Reforma y del Concilio de Trento? A partir del Concilio de Trento (1545 a 1563), hubo una revitalización de la Iglesia Católica, un resurgimiento de la catolicidad. En vez de ceder a los ataques de los protestantes, más bien se fortaleció la figura del Papa. Además se fue constituyendo una jerarquía eclesiástica disciplinada, ortodoxa, austera y virtuosa. Los Papas que vinieron después de Trento tenían como primera prioridad la reforma de la Iglesia. También los Obispos, entre los cuales se destacó San Carlos Borromeo, Arzobispo de Milán. Este Obispo se reunía con todo su clero varias veces durante el día para la Liturgia de las Horas. Con estos ejemplos y nuevas prácticas, la Iglesia fue fructificando en buenas obras y en santidad de sus miembros. La Iglesia, entonces, salió purificada y con nuevo celo apostólico, aunque un poco a la defensiva para poder mantener su identidad y su fe. Pero uno de los mayores logros de Trento fue el establecimiento de un sistema de Seminarios para la formación del clero secular. No existían antes los Seminarios, salvo por algunos pocos ejemplos escasos. Y ¿es que no habían Seminarios antes? Habían unos tres (dos en España y uno en Italia). Antes del Concilio de Trento, la formación del Clero Secular no existía como tal y la ordenación de nuevos sacerdotes se hacía bastante a la ligera. Se decidió que cada Diócesis tendría su propio Seminario. Y, de hecho, se crearon Seminarios en muchas diócesis en que se formaban los miembros del Clero. Esto tuvo un impacto maravilloso, porque florecía un clero más preparado y más virtuoso. En este resurgimiento católico hubo una profundización de la espiritualidad, en la oración y en las virtudes. Además, se puso énfasis en el arrepentimiento, examen de conciencia diario y el Sacramento de la Confesión muy frecuente. Se estimuló la recepción de la Sagrada Comunión al menos una vez por semana. También la Adoración al Señor en el Santísimo Sacramento, con el establecimiento de las Cuarenta Horas (adoración continuada del Santísimo Sacramento por este lapso de tiempo) y la Bendición con el Santísimo. Otra consecuencia del Concilio de Trento fue la unificación litúrgica en occidente. Anteriormente existían rituales eucarísticos locales, los cuales quedaron abolidos, salvo algunas excepciones. Por tanto, se estableció un solo ritual litúrgico conocido como la Misa Tridentina (ahora después de Benedicto 16, denominado Rito Extraordinario). Se guiaba por un Misal que regulaba el Ordinario de la Misa y las partes variables específicas para los Domingos, las Misas de día de semana, el Santoral, las Misas Votivas y las de Difuntos. La reforma litúrgica tuvo como centro la definición dogmática del Misterio de la Transubstanciación, o sea, la Eucaristía como un auténtico sacrificio, en el que el Pan y el Vino se transforman en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. En cuanto a la música litúrgica se pidió la simplificación de la misma, lográndose una vuelta al canto gregoriano, el cual facilitaba más el recogimiento que la polifonía, la cual trató de evitarse. La música gregoriana viene desde el pontificado de San Gregorio Magno en el siglo 6. Adicionalmente se establecieron rituales regulares para los Sacramentos y se fundaron muchas nuevas parroquias. Se impulsó la práctica de obras caritativas de ayuda a viudas, huérfanos, ancianos y enfermos, así como insistencia en la educación de niños y jóvenes. Cierto que como consecuencia de la Reforma Protestante, la Iglesia dejó de ser totalmente universal, pues perdió muchas naciones y miembros de la Iglesia, pero los que se mantuvieron fieles estaban muy a favor de estas reformas renovadoras. Se establecieron fiestas anuales de las advocaciones de la Santísima Virgen María y de los Santos. Para la época pre-tridentina en la Iglesia existían pocas órdenes religiosas: los Benedictinos, los Agustinos, los Franciscanos, los Dominicos, los Carmelitas, principalmente. . Las Órdenes Religiosas: Puede decirse que la fundación de nuevas órdenes religiosas y la renovación de las ya existentes fue el principal motor de la Reforma Católica. Posterior a Trento, hubo un florecimiento inusitado de nuevas órdenes religiosas, con la consiguiente aparición miembros fundadores y seguidores muy virtuosos y sabios, muchos de ellos Santos canonizados y Doctores de la Iglesia. Entre las órdenes más importantes que surgieron: . la Compañía de Jesús (los Jesuitas), quienes además de los tres votos de pobreza, castidad y obediencia a sus superiores, hacen un voto adicional de obediencia incondicional al Papa. Los Jesuitas se centraron en la educación, la reflexión teológica y las misiones. Su gran preparación intelectual los convirtió en directores espirituales de monarcas y en educadores de dirigentes. La Compañía de Jesús fue congregación religiosa de avanzada. Fundada por San Ignacio de Loyola en 1534 y reconocida por el Papa en 1539. Tras su conversión por convalecencia de una herida de guerra, al leer la vida de Cristo y las vidas de algunos santos, San Ignacio decide dedicar su vida al servicio de Dios y de la Iglesia Católica. San Ignacio y sus primeros compañeros se forman en la Universidad de La Sorbona en París. Comienzan educando a pobres y analfabetas, pero no tardaron luego en educar a príncipes y reyes. Así esa formación intelectual privilegiada se convertiría en parte muy importante del apostolado jesuita. Los jesuitas también fueron grandes misioneros. Entre ellos, San Francisco Javier, quien llevó el Evangelio a la India y Japón. La obediencia a la Iglesia y al Papa también fue una marca distintiva de la Compañía de Jesús. Y, muy importante, en esta época posterior a la Reforma Protestantes, fue la batalla de defensa de la fe Católica, como labor primordial de la Compañía. Destacado en esto fue San Pedro Canisio de Alemania, quien escribió un catecismo de la fe Católica, el cual fue elogiado por los mismos Protestantes. Importante Teólogo fue San Roberto Bellarmino, quien se destacó en el Concilio de Trento. Y de gran trascendencia fue la obra del propio San Ignacio, Ejercicios Espirituales, clásico de la espiritualidad católica, para retiros y discernimiento espiritual. . los/las Carmelitas Descalzas-os, que nacen a partir de la Reforma de la Orden del Carmen, se diseminan por toda España, con la febril actividad fundacional de Santa Teresa de Jesús. Pero lo más importante fue que renovaron la espiritualidad cristiana mediante la mística. Tanto Santa Teresa, como su seguidor San Juan de la Cruz, son –además de Santos- Doctores de la Iglesia. . los Capuchinos, que se originan a partir de los Franciscanos, se dedicaron especialmente a la protección de los pobres, viviendo una vida muy austera. . las Ursulinas, de Santa Ángela de Merici, que se dedicaron a la formación de las niñas y jóvenes. . los Teatinos u Orden de Clérigos Regulares, decididos a acabar con la herejía a través de la regeneración del clero, con una profunda espiritualidad. . los Oratorios, especialmente los fundados bajo la inspiración de San Felipe Neri alrededor de 1575. Eran especies de casas religiosas, o pequeñas congregaciones de sacerdotes seculares y de seglares. Su característica más original era que no hacían votos, pero vivían según el modelo iniciado por San Felipe Neri. Cada oratorio era y es del todo autónomo de los demás. Esta actividad prolífica de las órdenes religiosas revitalizó la acción de la Iglesia, haciéndola más eficiente. Pero muy importante es que puso de manifiesto la reafirmación católica de que la salvación se realiza a través de la fe y también de las obras, contradiciendo la idea de Lutero de que sólo la fe basta para la salvación. Como vemos estas órdenes se dedicaron a diferentes labores de espiritualidad y caridad de la Iglesia. Pero hubo también movimientos espirituales, que atendían a la espiritualidad de las personas. Entre éstos, los místicos españoles e italianos. . Santos contemplativos y santos activos: Esta era de renovación en la Iglesia Católica también fue caracterizada por la abundancia de grandes místicos y grandes apóstoles. La vía mística o contemplativa floreció especialmente en España. Siendo la espiritualidad mística una vía mediante la cual se capta a Dios interiormente en el alma, la Iglesia se mantuvo cautelosa acerca de estas manifestaciones, dada la posibilidad de que en estas experiencias interiores pudiera haber engaños del demonio y espíritus malignos. A pesar de eso, Dios hizo surgir muchos grandes santos místicos, destacándose Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz entre estos santos contemplativos. Santa Teresa (1515-1582), perteneciente a la Orden Carmelita desde los 20 años de edad, después de unos 15 años de aridez, recibió su segunda conversión y comenzó a experimentar los frutos de la vida mística, acompañados de algunos fenómenos místicos, como visiones, voces, levitaciones, etc. Su vida contemplativa la lleva a la reforma de la Orden Carmelita, fundando la Orden del Carmelo Descalzo o Carmelitas Descalzas(os), con 17 casas religiosas y numerosas obras escritas: Vida, Camino de Perfección, Castillo Interior, las cuales son consideradas clásicos espirituales y, además, clásicos de la literatura española. Por sus obras espirituales y aporte a la Iglesia, el Papa Pablo VI la declaró Doctora de la Iglesia en 1967. Santa Teresa influyó a un Carmelita varón, Juan de Yepes (1542-1591), el gran Doctor de la Iglesia, San Juan de la Cruz. Su descripción del camino místico, como el camino de las nadas, es de purificación, sufrimiento y oscuridad. Sus obras Noche Oscura del Alma, Subida al Monte Carmelo, Cántico Espiritual y Llama de Amor Viva, son igualmente clásicos espirituales y literarios. En la Iglesia Católica francesa, surgieron santos de gran actividad apostólica, como San Francisco de Sales (1567-1622), Santa Juana de Chantal (1572-1641) y San Vicente Paúl (1581-1660). San Francisco de Sales, Obispo de Ginebra (Suiza), fue un gran pastor y un autor de gran sabiduría. Escribió tratados espirituales muy reconocidos como camino de santidad para la vida diaria, Introducción a la Vida Devota y Tratado del Amor de Dios. La labor apostólica de San Francisco de Sales a través de escritos breves que repartía casa por casa, su predicación y su guía fue clave para que muchos protestantes suizos regresaran a la Iglesia Católica. Junto con Santa Juana de Chantal fundó la Orden de la Visitación con mujeres dedicadas a la atención a los pobres y enfermos y dedicadas ellas mismas a una vida de oración. San Vicente de Paúl tuvo una dedicación especial a la renovación de la Iglesia y a la atención a los pobres. Su Congregación de la Misión promovía la santidad en el clero francés. También ayudó a fundar las Hermanas de la Caridad o Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, la primera congregación de religiosas que vivieron una total vida activa en el mundo, atendiendo a los pobres y enfermos. Por su labor caritativa, San Vicente de Paúl es el patrono de las obras de caridad.
. Expansión misionera católica: Además de los santos místicos y activos, y de la renovación de la Iglesia, en esta época de la Reforma Católica comienza un período de expansión de las misiones católicas por todo el mundo. La verdad es que en la Edad Media, salvo por alguno que otro intento de los Franciscanos, la actividad misionera de la Iglesia fue muy reducida. La presencia de la Iglesia estaba más bien restringida a Europa. Vino una verdadera explosión misionera, encendida principalmente por el descubrimiento de América y las exploraciones de los portugueses en la India. Surge un San Francisco Javier, que evangeliza India y Japón, un Mateo Ricci que va a China. Pero el mayor éxito misionero de la Iglesia Católica fue en Filipinas, que aún hoy tiene una mayoría católica. Coincidiendo en el tiempo, sucede el Descubrimiento de América. Sabemos que el propósito de Isabel la Católica al financiar los viajes de Colón era la evangelización de los habitantes del Nuevo Mundo. Así, junto con los conquistadores, viajaron a Sur América misioneros de varias órdenes religiosas, destacándose los dominicos Antonio de Montecinos y Bartolomé de las Casas, que defendían los derechos humanos de los indígenas. El Obispo de Lima, Santo Toribio de Mogrovejo, al evangelizar defendía también los derechos de los indios y esclavos negros. En Norteamérica hubo colonización francesa e inglesa hacia el norte principalmente, además de española en el sureste y el suroeste. Destacado misionero fue Fray Junípero Sierra, franciscano, que fundó misiones a lo largo de la costa oeste californiana. Reconocido en el mundo civil, el Capitolio de Washington tiene una estatua suya, causa de controversia en 2015, al querer removerla algunos opositores de la Iglesia Católica. Beatificado por Juan Pablo II, fue canonizado por Francisco en su visita a Washington en 2015. . ¿Qué efectos tuvieron la Reforma Protestante y la Reforma Católica? Al final del Concilio de Trento en 1563 ya la mitad de Europa estaba en manos del Protestantismo. Pero esta tendencia fue revertida durante el resto del siglo 16. El cisma no se pudo neutralizar totalmente, pero ya para 1650 dos tercios de Europa prestaba de nuevo obediencia al Papa. La influencia protestante quedó relegada al norte de Europa. Con la publicación de las conclusiones de Trento y el ardor apostólico surgido en la Iglesia Católica, se recuperaron grandes porciones de territorio europeo: Polonia, grandes extensiones de Alemania, Francia y el sur de Holanda. Ya el Protestantismo no siguió expandiéndose por Europa. Y, aunque no fue sólo una consecuencia directa del Concilio de Trento, ni de la Reforma, durante esta época tiene lugar la Conquista y Evangelización de América, por parte de España. Muchos Sacerdotes y Religiosos se convirtieron en misioneros del Nuevo Mundo. Los reyes de España promovían la conquista de las tierras descubiertas y esto incluía la evangelización de sus habitantes. Y la pérdida de tantos fieles cristianos que se fueron con el cisma protestante, Dios en su Providencia y a través de la Conquista y Evangelización de América, repone con creces la feligresía que se fue a raíz de la Reforma Protestante. La Iglesia de Cristo había enfrentado su mayor reto hasta el momento y había sobrevivido con un renovado vigor. La Reforma Protestante ha sido un cisma muy doloroso e inconveniente para la cristiandad. Por eso, a partir del Concilio Vaticano II y de la década de 1960, han habido reales esfuerzos de ecumenismo, de ponerse de acuerdo católicos y protestantes. Cuarenta años más tarde, en 1999, durante el pontificado de Juan Pablo II, se firmó un documento común entre Católicos y Luteranos.
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