SEÑALES EN EL CAMINO 9ª Señal 25. Declaración Conjunta de Católicos y Luteranos sobre la Doctrina de la Justificación: En la Carta del Apóstol Santiago (St. 2, 14-18) se nos habla de que la fe sin obras es cosa muerta. Pero como San Pablo dice: “Sabemos que el hombre no llega a ser justo por la observancia de la Ley, sino por su fe en Cristo Jesús” (Gal. 2, 16), Lutero interpretó que sólo la fe basta y que las obras no valen para nada en la salvación de los seres humanos. Este tema de la fe y las obras en la vida de la Iglesia ha sido de inmensa trascendencia y muy doloroso. En efecto, ha sido un tema muy conflictivo, a partir de la Reforma Protestante, iniciada por Lutero. Pero esta diferencia de tanto tiempo quedó saldada -al menos entre Católicos y Luteranos en Noviembre de 1999, con la firma de la Declaración Conjunta sobre la Doctrina de la Justificación. Sin embargo, aún persiste este errado enfoque en muchas de las iglesias y grupos que se fueron formando –y aún siguen formándose- a raíz de la Reforma Protestante. De este documento copiamos a continuación algunos párrafos que resultan muy esclarecedores y causan mucha alegría a los seguidores de Cristo, tanto Católicos como Luteranos: “En la fe juntos tenemos la convicción de que la justificación es obra del Dios trino ... Juntos confesamos: ‘Sólo en la gracia mediante la fe en Cristo y su obra salvífica y no por algún mérito nuestro, somos aceptados por Dios y recibimos el Espíritu Santo que renueva nuestros corazones, capacitándonos y llamándonos a buenas obras’ (#15). “Juntos confesamos que en lo que atañe a su salvación, el ser humano depende enteramente de la gracia redentora de Dios ... y es incapaz de volverse hacia El en busca de redención, de merecer su justificación ante Dios o de acceder a la salvación por sus propios medios. La justificación es obra de la sola gracia de Dios. Puesto que Católicos y Luteranos lo confesamos, es válido decir que: (#19) “Cuando los Católicos afirman que el ser humano ‘coopera’, aceptando la acción justificadora de Dios, consideran que esa aceptación personal es en sí un fruto de la gracia y no una acción que dimana de la innata capacidad humana. (#20) “Juntos confesamos que el pecador es justificado por la fe en la acción salvífica de Dios en Cristo ... Dicha fe es activa en el amor y, entonces, el cristiano no puede ni debe quedarse sin obras (#25) “Juntos confesamos que las buenas obras, una vida cristiana de fe, esperanza y amor, surgen después de la justificación y son fruto de ella. Cuando el justificado vive en Cristo y actúa en la gracia que le fue concedida, en términos bíblicos, produce buen fruto. Dado que el cristiano lucha contra el pecado toda su vida, esta consecuencia de la justificación también es para él un deber que debe cumplir. Por consiguiente, tanto Jesús como los escritos apostólicos amonestan al cristiano a producir las obras del amor. (#37) “Según la interpretación católica, las buenas obras, posibilitadas por obra y gracia del Espíritu Santo, contribuyen a crecer en gracia para que la justicia de Dios sea preservada y se ahonde la comunión en Cristo. Cuando los Católicos afirman el carácter ‘meritorio’ de las buenas obras, por ello entienden que, conforme al testimonio bíblico, se les promete una recompensa en el Cielo. Su intención no es cuestionar la índole de esas obras en cuanto a don, ni mucho menos negar que la justificación siempre es un don inmerecido de la gracia, sino poner el énfasis en la responsabilidad del ser humano por sus actos. (#38) “Los Luteranos ... consideran que las buenas obras del cristiano son frutos y señales de la justificación y no de los propios ‘méritos’, también entienden por ello que, conforme al Nuevo Testamento, la vida eterna es una ‘recompensa’ inmerecida en el sentido del cumplimiento de la promesa de Dios al creyente” (#39).
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