LECCION # 23

RETIRO DE PENTECOSTES
(Sin Textos de la Biblia)

¿QUIÉN ES EL ESPIRITU SANTO?

El Espíritu Santo es nada menos que el Espíritu de Dios; es decir, el Espíritu de Jesús y el Espíritu del Padre.  El es la presencia de Dios en medio de nosotros los hombres: “Mirad que estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mt. 28, 20).  
          
EL ESPIRITU SANTO COMO BRISA

El es como una suave brisa que sopla donde quiere (Jn. 3, 8).  Ahora bien, si el Espíritu Santo es la brisa, nosotros debemos ser como las velas de una barca, siempre en posición de ser movidos por esa brisa; es decir, debemos ser perceptivos a las inspiraciones del Espíritu Santo y dóciles a éstas, para poder navegar por esta vida guiados por El hacia nuestra meta definitiva. 

EL ESPIRITU SANTO COMO FUEGO

El Espíritu Santo es también el fuego que ardía en el corazón de los peregrinos de Emaús, mientras oían hablar a Jesús resucitado (Lc. 24, 32).   Y es el fuego que descendió a los discípulos reunidos en torno a la Santísima Virgen el día de Pentecostés (Hech. 2, 3).

EL ESPIRITU SANTO NOS SANTIFICA:

Al Espíritu Santo se le atribuyen muchas funciones para con nosotros los hombres, siendo tal vez la principal, la de nuestra santificación.  Es el quien, con sus suaves inspiraciones, nos va sugiriendo cómo transitar por el camino de la santidad. El Espíritu Santo nos asiste a cada uno de nosotros en nuestro peregrinar a la meta a que hemos sido llamados:  el Cielo prometido a aquéllos que cumplan la Voluntad de Dios.

EL ESPIRITU SANTO NOS ENSEÑA:

Así nos dijo Jesucristo:  “Tengo muchas cosas más que decirles, pero ustedes no pueden entenderlas ahora.  Pero cuando venga El, el Espíritu de la Verdad, el los llevará a la verdad plena ... El les enseñará todas las cosas y les recordará todo lo que yo les he dicho” (Jn. 16, 12 y 14, 26). 

Así que es el Espíritu Santo quien nos lleva a conocer y a vivir todo lo que Cristo nos ha dicho; es decir, nos lleva a conocer y a aceptar el Mensaje de Cristo en su totalidad:  nos lleva a la Verdad plena.

¿COMO FUE LA PRIMERA VENIDA DEL ESPIRITU SANTO?

Los Apóstoles se habían visto privados de la presencia sensible del Señor cuando El subió a los cielos en su Ascensión.  En los cuarenta días que transcurrieron entre su Resurrección y su Ascensión, Jesús Resucitado estuvo apareciéndoseles para fortalecerlos en la fe. 

Con su partida, deben continuar su camino y la misión que les había encomendado, en fe pura, acompañados y conducidos por el Espíritu Santo.

Antes de Pentecostés vemos a los Apóstoles temerosos y tímidos, torpes para comprender las Escrituras y las enseñanzas de Jesús. 

Pero luego de recibir el Espíritu Santo en Pentecostés, cambiaron totalmente:
 
 .       se lanzaron a predicar sin ningún temor y llenos de sabiduría . divina
 .       se les soltaron las lenguas con un nuevo poder de lenguaje dado por el Espíritu Santo, llamando a todos a la conversión, bautizando a los que acogían el mensaje de Jesucristo Salvador.
 .       forman discípulos y comunidades
 .       asisten a los necesitados
 .    sufren persecuciones, llegando hasta el martirio.

¿QUE HACIAN LOS APOSTOLES ANTES DE PENTECOSTES?

“Todos ellos perseveraban en la oración con un mismo espíritu ... en compañía de María, la Madre de Jesús ... Acudían diariamente al Templo con mucho entusiasmo” (Hech. 1, 12-14 y 2, 46). 

¿CUÁL ES EL SECRETO DE LA ACCION DEL ESPIRITU SANTO?

El secreto de la acción del Espíritu Santo en nosotros y a través de nosotros está en la oración:  oración perseverante, frecuente, con entusiasmo, con la Santísima Virgen María.  ¡Ven, Espíritu Santo! 

EL ESPIRITU SANTO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

1.      El Espíritu Santo es el origen de la vida:

Gn. 1, 1

2.      El Espíritu Santo causa gozo, consuelo, liberación: 
         Este texto se refiere al Mesías que vendría:

Is. 61, 1-2

 (*)“pobres” son los que se sienten nada sin Dios, los que se saben que nada pueden sin Dios. 
(**)se refiere esto a las prerrogativas propias de los Jubileos de cada 50 años, prerrogativas que El anunciaba en ese momento:  encarcelados debían salir, deudas quedaban remitidas, esclavos liberados, etc.

3.      Los frutos de la efusión del Espíritu Santo son la destrucción del pecado y una vida nueva:

Ez. 36, 25-28

4.      La Ley Natural escrita en el corazón de los seres humanos es uno de los frutos del Espíritu Santo, aunque el texto no Lo menciona directamente.  El Espíritu Santo mueve al ser humano a actuar según la Voluntad de Dios

Jer. 31, 31-34

5.      La efusión del Espíritu Santo hará surgir personas en el pueblo de Dios que hablen en nombre del Señor.

Jl. 3, 1-2

Este texto fue citado por San Pedro cuando explicó lo que había sucedido el día de Pentecostés:

Hech. 2, 17ss

EL ESPIRITU SANTO EN EL NUEVO TESTAMENTO

1.      En la Anunciación:

(Lc. 1, 35)

2.      Para informar a San José en sueños sobre el embarazo de María:

Mt. 1, 20

La encarnación del Hijo de Dios en el vientre virginal de María es obra del Espíritu Santo.  Así lo rezamos en el Credo:  “Creo en Jesucristo, su Unico Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo”.

3.      En la Visita de María a Santa Isabel: 

(Lc. 1, 39-43)

El Espíritu Santo inspira a Santa Isabel a reconocer a María como la Madre del Mesías (la madre de su Señor).  Esta exclamación es la fundamentación bíblica del Dogma de la Maternidad Divina de María:  María Madre de Dios. 

San Juan Bautista recibe el Espíritu Santo estando aun en el vientre de Isabel.

4.      En el nacimiento de San Juan Bautista:

Lc. 1, 67, 68, 71, 76

5.      En la Presentación de Jesús en el Templo:

Lc. 2, 25-32

Simeón, guiado por el Espíritu Santo pudo ver al Mesías, llenarse de gozo al saber que había llegado la salvación al pueblo de Israel.  También le anunció las contradicciones que encontraría Jesús en su misión y la participación de la Santísima Virgen María en los dolores de la Pasión y Muerte de su Hijo (la espada que atravesaría su corazón).

6.      Preparaba a San Juan Bautista:

Lc. 1, 80

7.     San Juan Bautista anunció que Jesús bautizaría con el Espíritu Santo: 

Mt. 3, 11

8.      El Espíritu Santo en Jesús antes de comenzar su Vida Pública:

t. 3, 16ss; Mc. 1, 19ss; Lc. 3, 22

Antes de comenzar su Vida Pública, fue, como tantos judíos a ser bautizado por San Juan Bautista en el Jordán.  Y, enseguida del Bautismo, Juan vio “al Espíritu de Dios descender como paloma, y venir sobre El, mientras una voz del cielo decía:  ‘Este es mi Hijo amado, en Quien me complazco’” (Mt. 3, 16ss; Mc. 1, 19ss; Lc. 3, 22).  Juan Bautista dio testimonio de Jesús ante sus propios discípulos diciéndoles:  “Yo he visto al Espíritu descender del cielo como paloma y posarse sobre El.  Yo no le conocía, pero el que me envió a bautizar en agua, me dijo:  ‘Sobre quien veas descender el Espíritu y posarse sobre El, ése es el que bautiza en el Espíritu Santo.  Y yo vi, y doy testimonio de que este es el Hijo de Dios’”.

Luego del Bautismo en el Jordán, “Jesús,  lleno del Espíritu Santo, se volvió del Jordán y fue llevado por el Espíritu al desierto” (Lc. 4, 1ss; Mt. 4, 1 ss; Mc. 1, 12ss).

9.      Jesús inundado por el gozo del Espíritu Santo: 

Lc. 10, 21  

¿Quiénes son los sencillos y pequeños?  Los que saben que nada pueden sin Dios, que nada son sin Dios, que nada valen sin Dios.  No presumen de sus saberes o sabidurías humanas.

10.    Jesús anunció el don del Espíritu Santo a sus discípulos: 

Jn. 7, 37-39

         Este texto recuerda lo que había anunciado San Juan Bautista sobre el que bautizaría con el Espíritu Santo.

11.    Jesús enseña a Nicodemo sobre el Espíritu Santo:

Jn. 3, 5-8

¿Qué significa nacer de nuevo, nacer del Espíritu Santo?

Nicodemo fue a escondidas, a ver a Jesús, para aprender de él. (cf. Jn. 3, 1-9). Tanto aprendió y tanto creyó en Jesús que fue uno de los pocos “valientes” que estuvo para el momento de la sepultura de Cristo (cf. Jn. 19, 39).

Quien ha nacido del Espíritu Santo se da cuenta de que Dios es lo más importante en su vida, se da cuenta de que quiere vivir para Dios y para lo que El le indique, se da cuenta de que, aunque se ocupe de todo lo que tiene que ocuparse (trabajo, estudios, familia, amigos, etc.) toda su vida está centrada en Dios y hacia Dios va para su encuentro definitivo con El, que tendrá lugar al fin de los tiempos o nos llega en el momento de nuestra muerte.

¿Cómo volver a nacer? ¿Cómo nacer del Espíritu Santo? ¿Cómo puede suceder esa trasformación?

Veamos qué hicieron los Apóstoles antes de recibir el Espíritu Santo:  creer (que recibirían el Espíritu Santo) y obedecer lo que Jesús les dijo (en el caso de ellos, quedarse en Jerusalén), orar, orar junto con María.

Para “volver a nacer” hay que creer en Dios, obedecerlo y orar. Así “seremos bautizados en el Espíritu Santo”.

12.    Jesús anuncia en la Ultima Cena la venida del Espíritu Santo:

Jn. 16, 7-11

13.    Jesús les dio a sus Apóstoles el poder de perdonar los pecados dándoles del Espíritu Santo:

Jn. 20, 21-23

El Espíritu Santo es el espíritu reconciliador que perdona nuestros pecados y el espíritu pacificador que nos da la paz al sabernos perdonados.

14.    Jesús prometió el Espíritu Santo antes de su Ascensión para que pudieran llevar su mensaje a todos los rincones:

Hech. 1, 8

15.    Todas esas promesas se cumplieron el día de Pentecostés:

Hech. 1, 1-41

Así comenzó a organizarse la primitiva Iglesia en Jerusalén.

El Espíritu Santo fortalece al cristiano en la tribulación y lo hace valeroso y sabio para comunicar la fe, aún a costa de grandes sacrificios y hasta de la propia vida.

16.    Otros, que ya habían recibido el Bautismo de agua, reciben el Espíritu Santo por imposición de manos: 

Hech. 8, 14-17

17.    Otros no judíos reciben el Espíritu Santo mientras San Pedro predicaba.  Luego fueron bautizados con agua.

Hech. 10, 44-47

18.    También San Pablo comunicó el Espíritu Santo, después de bautizar con agua a un grupo:

Hech. 19, 1-6

19.    San Pablo escribe que los hijos de Dios son aquéllos que son movidos por el Espíritu Santo:

Rom. 8, 14-17

La gracia de la filiación divina, de ser, pero también de sabernos y sentirnos verdaderos hijos de Dios, nos viene del Espíritu Santo!

20.    El Espíritu Santo nos enseña a orar: 

Rom. 8, 26

Este texto de San Pablo se refiere muy específicamente a el don de oración en leguas, que San Pablo lista entre los Carismas.  Por lo tanto, significa que no puede ser aprehendida a voluntad propia, sino que es una gracia que otorga el Espíritu Santo de manera especial.

Pero, además, este texto puede ser aplicado a cualquier oración que hagamos dejándonos guiar por el Espíritu Santo. 

21.    San Pablo cita algunos Frutos del Espíritu Santo y nos invita a dejarnos guiar por El:

Gal. 5, 22-25

 22.    San Pablo habla de los Carismas del Espíritu Santo: 

Cor. 12,  4-11 y 28-31

23.    San Pablo habla del Cuerpo Místico, obra también del Espíritu Santo: 

1 Cor. 12, 12-27

24.    Somos Templos del Espíritu Santo:

1 Cor. 3, 16-17

25.    Por ser Templos del Espíritu Santo, debemos honrar a Dios con nuestros cuerpos: 

1 Cor. 6, 18-20

 26.    El Espíritu Santo en el Primer Concilio de la Iglesia:

Cuando hubo que decidir si los no judíos debían seguir todas las prescripciones de la Ley de Moisés para hacerse Cristianos, las conclusiones de ese Primer Concilio fueron enviadas a todas las comunidades en forma de carta, la cual decía esto:

Hech. 15, 28

27.    El Espíritu Santo presente en la Iglesia apoyando a los primeros Obispos: 

Hech. 20, 17 y 28

Esto es muy importante de saber y reconocer, es decir, que los Ministros de la Iglesia (el Papa, los Obispos, Sacerdotes, Diáconos) no son el resultado de decisiones puramente humanas, sino que su origen viene del Espíritu Santo

Importante recordar esto cuando vemos los defectos de nuestros pastores.  Recordar que el Espíritu Santo es poderoso y capaz de hacer maravillas , sirviéndose aún de vasos de barro (ver Jer. 18, 4), instrumentos débiles y defectuosos. 

28.    San Pablo aconseja al joven Obispo Timoteo para preservar la doctrina cristiana:

1 Tim. 1, 13-14

29.    San Pedro enseña que las Sagradas Escrituras fueron escritas bajo la acción del Espíritu Santo:

2 Pe 2, 20-21

30.    El Espíritu Santo en el Apocalipsis de San Juan: 

Ap. 2, 7, etc.

El libro último de la Biblia nos invita a escuchar la voz del Espíritu Santo.  Siete veces repite:

El que tiene oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias!

LA ACCION DEL ESPIRITU SANTO
(de un autor anónimo del Siglo IV)

Los que han llegado a ser hijos de Dios y han sido hallados dignos de renacer de lo alto por el Espíritu Santo, y poseen en sí a Cristo, que los ilumina y los crea de nuevo, son guiados por el Espíritu de varias y diversas maneras, y sus corazones son conducidos de manera invisible y suave por la acción de la gracia.

A veces lloran y se lamentan por el género humano, y ruegan por él con lágrimas y llanto, encendidos de amor espiritual hacia los hombres.

Otras veces el Espíritu Santo los inflama con una alegría y un amor tan grandes, que, si pudieran, abrazarían en su corazón a todos los hombres, sin distinción de buenos y malos.

Otras veces experimentan un sentimiento de humildad que los hace rebajarse por debajo de todos los demás hombres teniéndose a sí mismos por los más abyectos y despreciables.

Otras veces el Espíritu les comunica un gozo inefable.

Otras veces son como un hombre valeroso que, equipado con toda la armadura propia de un rey ,y lanzándose al combate, lucha con valentía contra sus enemigos y los vence.  Así también el hombre espiritual, tomando las armas celestiales del Espíritu, arremete contra el enemigo y lo somete bajo sus pies.

Otras veces el alma descansa en un gran silencio, tranquilidad y paz, gozando de un excelente optimismo y bienestar espiritual y de un sosiego inefable.

Otras veces el Espíritu le otorga una inteligencia, una sabiduría y un conocimiento inefables, superiores a todo lo que pueda hablarse o expresarse.

Otras veces no experimenta nada en especial.

De este modo, el alma es conducida por la gracia a través de varios y diversos estados, según la Voluntad de Dios que así la favorece, ejercitándola de diversas maneras, con el fin de hacerla íntegra, irreprensible y sin mancha ante el Padre Celestial.

Pidamos también nosotros a Dios, y pidámoslo con gran amor y esperanza, que nos conceda la gracia celestial del don del Espíritu para que también nosotros seamos gobernados y guiados por el mismo Espíritu, según disponga en cada momento la Voluntad Divina, y para que El nos reanime con su consuelo multiforme, y así, con la ayuda de su dirección y ejercitación y de su moción espiritual, podamos llegar a la perfección de la plenitud de Cristo.

SECUENCIA DEL ESPIRITU SANTO
(de la Liturgia del Domingo de Pentecostés)

Ven Espíritu Divino
manda tu Luz desde el Cielo,
Padre amoroso del pobre,
don en tus dones espléndido,
Luz que penetra las almas,
fuente del mayor consuelo.

Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma,
divina Luz y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre
si Tú le faltas por dentro,
mira el poder del pecado,
cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas e infunde
calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,

guía al que tuerce el sendero.

Reparte todos tus dones,
según la fe de tus siervos,
Por tu bondad y tu gracia,
dale al esfuerzo su mérito,
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno.
Amén.

PREPARACION PARA LA CONFIRMACION

IMPORTANCIA Y NECESIDAD:

Es muy importante que los confirmandos examinen bien su disposición para recibir el Sacramento de la Confirmación.

¿Por qué? Porque la falta de disposición para recibir este Sacramento pudiera llegar “hasta el punto de hacer que la celebración sacramental quedara estéril y hubiera sido realizada en vano.  O también que el Sacramento fuera válido, pero no produjera frutos a causa de la indisposición del que lo recibe”.  (La Confirmación.  Autor Cardenal  Jorge Medina Estévez, ex Prefecto del la Congregación del Culto Divino y los Sacramentos).  

PREPARACION REMOTA:

1. El Curso Básico que se ha visto durante el año escolar:

. Hemos acumulado un cierto número de conocimientos en Teología y en Biblia.

. Pero no bastan los conocimientos, sino que tenemos que vivir lo que hemos aprendido.

2. Cumplimiento de las obligaciones de la Iglesia Católica:

. Misa y Comunión: Como mínimo, la Misa entera todos los Domingos y Fiestas de la Iglesia.

. Confesión cada vez que hayamos cometido algún pecado grave y, de ser posible, una vez por mes, aunque no hay pecado mortal.

PREPARACION MEDIATA:

1. La Confirmación es un Sacramento que complementa el primer Sacramento que recibimos.¿Qué nos dio el Bautismo?

Entre otras cosas, el Bautismo fue nuestro inicio a la vida cristiana y nuestra  pertenencia a la Iglesia Católica.

2. Ahora que estamos más maduros que cuando nos bautizaron, debemos asumir totalmente el compromiso que nuestros padres y padrinos hicieron por nosotros el día de nuestro Bautismo. 

3. Ahora tenemos nosotros que profundizar ese compromiso en dos aspectos fundamentales:

.     mi santificación personal: desear vivamente la santidad, que consiste en hacer la Voluntad de Dios en todo en mi vida.

.     mi participación en la vida de la Iglesia:  ya no puedo quedarme mirando las cosas de Dios y de la Iglesia como si fuera un espectador, sino que tengo que involucrarme en lo que Dios me pida y en lo que la Iglesia necesite de mí.  Concretamente, me comprometo a ser testigo de Cristo, a dar testimonio de El, a comunicar lo que sé de El y de su Iglesia, sin miedo y con entusiasmo.

 PREPARACION INMEDIATA:

1. Oración:

    .     Orar mucho más:  Ya hemos visto cómo fue la primera venida del Espíritu Santo:  los Apóstoles oraban junto con la Virgen María.  Nosotros vamos a recibir el Espíritu Santo de manera especial en la Confirmación.  Tenemos que ser más asiduos en la oración:  orar muchísimo más en estos días, pidiendo la venida del Espíritu Santo a mi alma.  ¡Ven Espíritu Santo!  (Secuencia del Espíritu Santo:  Ven Espíritu Divino)

    .     El rezo del Santo Rosario siempre, pero muy especialmente en este Mes de Mayo, dedicado a la Santísima Virgen María.  (Ver El Poder del Rosario).

   .     Vivir en atención a Dios:  cuánto me ama, cuánto me da.  Está siempre conmigo.  Me ve, me oye, me conoce. 

2. Confesión antes de recibir la Confirmación:

El Sacramento de la Confirmación hay que recibirlo en estado de gracia, es decir, sin tener un pecado grave no confesado y debidamente arrepentido del mismo.

Si acaso alguno recibiera la Confirmación en pecado, sepa que se haría culpable de un pecado adicional, como es el irrespeto a un Sacramento.   Esa persona no recibiría la gracia de la Confirmación en la celebración del Sacramento.  La recibiría una vez bien arrepentido de sus faltas y confesado sus pecados, especialmente el haber ofendido a Dios recibiendo indignamente un Sacramento.

3. Examen de Conciencia para la Confesión previa a la Confirmación:

Hay que examinar bien nuestra conciencia de acuerdo al Examen de Conciencia que hemos usado anteriormente y siguiendo los Mandamientos de Dios y de la Iglesia.

Pero, dentro de la madurez que implica el recibir este Sacramento, es bueno hacer énfasis además en:     

.     pecados contra la fe:  dudas, cuestionamientos, conversaciones y afirmaciones contra Dios, la Iglesia, la religión, etc., burlas a cosas santas, el no haber estudiado la Teología con el interés que Dios esperaba de mí. 

.     pecados de mal ejemplo:  el haber inducido a otros a no seguir a Cristo o a no participar de la vida de la Iglesia y de los Sacramentos.   

4. Arrepentimiento para la Confesión previa a la Confirmación:

.     Arrepentirnos de todos los pecados, preferiblemente con arrepentimiento perfecto:  por haber ofendido a Dios.

.    Hacer énfasis en los pecados con los que hemos perjudicado a los demás.

.    Darnos cuenta de manera especial que con nuestros pecados hemos afectado a la Iglesia, pues hemos herido al Cuerpo Místico de Cristo del que formamos parte.

5. Propósito de Enmienda para la Confesión previa a la Confirmación:

. Hacer propósito de no volver a pecar, pidiendo esta ayuda al Señor y a la Virgen.

. Hacer énfasis en el propósito de fortalecer mi relación con la Iglesia y mi responsabilidad como Católico:  en mis obligaciones de culto (Misa dominical, como mínimo) y en mis obligaciones como testigo de Cristo.

EL PADRINO O LA MADRINA

El Padrino o la Madrina no pueden escogerse por compromiso social o de amistad o de conveniencia.  A la persona que se escoge se le está convocando a una responsabilidad muy seria.

Esto dice el Código de Derecho Canónico al respecto

Al Padrino o la Madrina le corresponde
“procurar que (su ahijado)
se comporte como verdadero testigo de Cristo
y cumpla fielmente las obligaciones inherentes al Sacramento”
(CDC #872)

 Resulta claro que no puede ser Padrino o Madrina quien no lleva una vida cristiana correcta y no es capaz de apoyar espiritualmente al ahijado.

Esto podría llegar al punto de verse en la situación de tener que intervenir porque el ahijado regrese al la vida cristiana, si eventualmente llegara a abandonarla. 

CONDICIONES PARA SER PADRINO O MADRINA:
         (se aplican igual al Bautismo que a la Confirmación)

1.      Ser Católico, haber recibido la Confirmación y la Eucaristía. 

2.      Llevar una vida coherente con la fe cristiana y con la misión que se va a asumir.

3.      Haber cumplido 16 años. 

4.      No estar afectado por una pena canónica (ex–comunión u otra).

5.      No ser padre o madre del confirmado.

CEREMONIA DEL SACRAMENTO DE LA CONFIRMACION

El Sacramento de la Confirmación se administra dentro de la Santa Misa.

El color de los ornamentos del Celebrante puede ser Blanco (simbolizando la relación de la Confirmación con el Bautismo) o Rojo (simbolizando el fuego con que se presentó el Espíritu Santo en Pentecostés; también la sangre del martirio o confesión de fe a costa de la propia vida, para lo cual la Confirmación confiere una gracia especial).

En la Misa, después del Evangelio y la Homilía, comienza el Rito de la Confirmación:

1.    Renovación de las Promesas del Bautismo y Profesión de Fe Católica:

Ambas cosas se realizan por medio de preguntas que hace el Celebrante y respuestas que dan los que van a ser confirmados.

Unas interrogaciones son con la palabra renuncia y otras son creer.

Las renuncias:

Se les pregunta si renuncian a Satanás, padre el odio y la mentira que nos impide a aceptar a Jesús como Señor.

Estas interrogaciones suponen que el confirmando conoce que el poder del Demonio es muy grande, que la vida cristiana implica una permanente lucha contra este Enemigo, pero que contamos con la ayuda de Dios para vencerlo. 

Es el Combate Espiritual que nos describe San Pablo:

“Revístanse de todas las armas de Dios,
para que puedan resistir
los ataques del Diablo.

Porque nuestra lucha
no es contra fuerzas humanas,

sino contra los poderes y autoridades
que rigen este mundo

 y sus fuerzas oscuras.
Nos enfrentamos con los espíritus
y las fuerzas sobrenaturales del mal.

Por eso, pónganse la armadura de Dios,
para que en el día malo puedan resistir
y mantenerse en fila,

valiéndose de todas sus armas.
Tomen la Verdad como cinturón,
la Justicia como coraza,

y como calzado el celo
por propagar el Evangelio de la paz.

Tengan siempre en la mano el escudo de la Fe,
y así podrán atajar
las flechas incendiarias del Demonio.

Por último, usen el casco de la Salvación,
y la espada del Espíritu,
o sea, la Palabra de Dios.

Vivan orando y suplicando. 
Oren en todo tiempo,
según les inspire el Espíritu.

Velen en común y prosigan sus oraciones
sin desanimarse nunca,

intercediendo a favor de todos los hermanos.
Ef. 6, 10-18

Luego viene la Profesión de Fe:
         Es como un Credo dialogado, que sustituye el Credo de la Misa.
         La palabra creo tiene varios niveles:

.    estar convencido de que Dios existe.
         .   aceptar las verdades porque Dios lo ha dicho, aunque sean cosas que no entendemos o que no se pueden demostrar.
         .    no sólo creo que Dios existe y acepto lo que El ha revelado, sino que también me entrego a Dios.

Estas interrogaciones sobre la Fe son un resumen de las enseñanzas cristiana que están en el Catecismo y que hemos ido aprendiendo.

2.    Oración por los que se van a confirmar:

El Celebrante invita a todos los presentes a orar para que Dios conceda a los confirmados el don de su Espíritu. Se hace una oración fervorosa en silencio.

3.    Imposición de manos:

El Celebrante extiende las manos sobre los confirmados y recita una oración, pidiendo al Padre Celestial que envíe al Espíritu Santo con sus Siete Dones.

4.    Crismación o Unción:

Esta es la parte más importante de la administración del Sacramento de la Confirmación. 

El Celebrante va ungiendo a cada confirmado en la frente, haciéndoles una cruz untando el Santo Crisma, diciendo: 

“Recibe por esta señal, el don del Espíritu Santo”.

Y el confirmado responde:  “Amén”.

El Celebrante lo saluda:  “La paz sea contigo”.

Responde el confirmado:  “Y con tu espíritu”.     

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