La esencia física de Dios son sus atributos, o cualidades, o perfecciones, todas ellas elevadas al infinito. Ahora bien, el tener que describir los atributos de Dios en forma separada no quita nada a la absoluta simplicidad divina, la cual –como hemos dicho- consiste en que en Dios, puro y simple Espíritu, no hay partes ni componentes. El problema está en que asumir a Dios y explicarlo es sumamente difícil para los seres humanos, que somos limitados en saber y en lenguaje para expresar la infinita perfección de Dios. Bien dijo San Agustín (354-430), Obispo de Hipona, Doctor de la Iglesia, uno de los últimos representantes de la Patrística, que Dios no sería Dios si no fuera muchísimo mayor que la capacidad de comprensión de los seres humanos. Todos los atributos divinos Dios los posee sin medida: todos son infinitos. Esto que parece evidente y harto conocido es muy importante de retener y de saber aplicar en nuestra vida espiritual, porque algunos en nuestro tiempo han querido destacar ciertos atributos divinos, como la Misericordia, por ejemplo, y opacar otros, como sucede con la Justicia Divina. Y uno de los más sorprendentes errores es el pretender esconder o soslayar su Omnipotencia, oponiéndola a su Bondad. Pero ... ¿nos damos cuenta que en el Credo de los Apóstoles el único atributo de Dios que se menciona es su Omnipotencia? ¿nos damos cuenta que Dios Todopoderoso se menciona no una vez, sino dos? “Creo en Dios Padre Todopoderoso ... está sentado a la derecha de Dios Padre Todopoderoso”. Y, observemos, siempre unido a Padre. ¿Por qué? Porque la mayor muestra de la Omnipotencia Divina es la Misericordia y el poder de perdonar nuestros pecados. No podemos adaptar la medida de los atributos divinos a nuestra conveniencia, ni quitar y poner atributos a Dios, según nuestro capricho. La esencia física de Dios no depende del conocimiento que tengamos de ésta o de nuestra aceptación, porque Dios es lo que es independientemente de nuestra ignorancia y de nuestros deseos. De allí la importancia de conocer adecuadamente los atributos divinos. Que no nos suceda como los ciegos de aquella fábula que tocando cada uno una parte de un elefante, creyeron ver en cada parte la totalidad del animal: el que palpó una pata pensó que un elefante era como un árbol; el que tomó contacto con la trompa pensó que era como una serpiente; el que tocó el colmillo creyó que un elefante era como un cuerno. Ninguno de los ciegos pudo saber cómo era el animal, pues sólo pudo apreciar una de sus partes. Nosotros estaríamos en una posición similar, si quisiéramos percibir, retener o admitir sólo alguna o algunas de los atributos divinos. Si bien no podemos captar la inmensidad infinita de Dios, pues es demasiado grande para nuestra capacidad mental, podemos –sin embargo- revisar todos sus atributos y saber que todos ellos los posee en medida infinita. En la antigüedad, los Persas pensaban que Dios era fuego … y Dios es luz, ciertamente. Los Caldeos, en cambio, pensaban que era una bellísima estrella … y Dios es ciertamente hermosísimo. Ahora bien, estos conceptos insuficientes y reduccionistas de Dios no son errores prevalentes sólo en las antiguas civilizaciones. En efecto, se da el caso en nuestros días que muchos de nuestros contemporáneos, influidos por los conceptos New Age, piensan que Dios es mera energía. Pero Dios es muchísimo más que energía, Dios es Todopoderoso … o más precisamente: Dios es la Omnipotencia misma. La mayor muestra del Poder divino ¿COMO ES DIOS?
|
||||||
|