SEÑALES EN EL CAMINO
DE SALVACIÓN
3ª. Señal
Humildad verdadera
LETANIAS DE LA HUMILDAD
12 . Su Eminencia, el Cardenal Merry del Val, acostumbraba rezar estas Letanías diariamente, después de celebrar la Santa Misa:
¡Oh Jesús! Manso y Humilde de Corazón,
escúchame:
del deseo de ser reconocido, líbrame Señor
del deseo de ser estimado, líbrame Señor
del deseo de ser amado, líbrame Señor
del deseo de ser ensalzado, líbrame Señor
del deseo de ser alabado, líbrame Señor
del deseo de ser preferido, líbrame Señor
del deseo de ser consultado, líbrame Señor
del deseo de ser aprobado, líbrame Señor
del deseo de quedar bien, líbrame Señor
del deseo de recibir honores, líbrame Señor
del temor de ser criticado, líbrame Señor
del temor de ser juzgado, líbrame Señor
del temor de ser atacado, líbrame Señor
del temor de ser humillado, líbrame Señor
del temor de ser despreciado, líbrame Señor
del temor de ser señalado, líbrame Señor
del temor de perder la fama, líbrame Señor
del temor de ser reprendido, líbrame Señor
del temor de ser calumniado, líbrame Señor
del temor de ser olvidado, líbrame Señor
del temor de ser ridiculizado, líbrame Señor
del temor de la injusticia, líbrame Señor
del temor de ser sospechado, líbrame Señor.
Jesús, concédeme la gracia de desear:
-que los demás sean más amados que yo
-que los demás sean más estimados que yo,
-que, en la opinión del mundo,
otros sean engrandecidos y yo humillado,
-que los demás sean preferidos
y yo abandonado,
-que los demás sean alabados
y yo menospreciado,
-que los demás sean elegidos
en vez de mí en todo,
-que los demás sean más santos que yo,
pero que yo me santifique debidamente.
Imprimatur:
+James A. McNulty, Obispo de Paterson, N.J.
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