SEÑALES EN EL CAMINO 8ª Señal 22. Dogmas Marianos: 1º. MARÍA, MADRE DE DIOS: María es madre de Jesús, no sólo porque lo llevó en sus entrañas, sino porque de su cuerpo provino material genético y nutrición para el crecimiento del cuerpo humano de su Hijo en su vientre. Fue por ella -y no por José- que “nació de la descendencia de David, según la carne” (Rom. 1, 3). “De María nació Jesús” (Mt 1, 16). (El que José también fuera descendiente de David es de suma importancia, porque el Mesías vendría de la Casa de David. Por eso San Lucas remarca este detalle de gran importancia: que Jesús hereda de San José, su padre adoptivo su linaje davídico. José subió a Judea, a la ciudad de David, llamada Belén, porque era descendiente de David. -Lc 2, 4. Y no importa que fuera sólo hijo adoptivo, porque todos los derechos se heredaban por adopción. Entonces, de San José recibió el linaje davídico oficial, porque la descendencia legal era dada por el padre, aunque éste fuera adoptivo.) Pero volvamos a María. Como María es la madre de Jesús, también es la Madre de Dios. Porque si María es la madre de Jesús y Jesús es Dios, María también Madre de Dios. María es Madre de la “Persona” de Cristo que es Hombre y Dios, ambas naturalezas inseparables Es lo que se denomina en Teología la “Unión Hipostática”. Hipostática viene de hipóstasis (persona). Es la unión en la persona, en la persona de Jesucristo. La Unión Hipostática es la unión de la naturaleza divina y la naturaleza humana de Jesús en la Persona Divina de Jesucristo. Unión Hipostática es la expresión teológica y del Magisterio de la Iglesia con la que se indica la unión profunda de la realidad divina y de la realidad humana, de la naturaleza divina y la naturaleza humana en Jesús, Hijo de Dios. Como sabemos, ambas realidades y ambas naturalezas son inseparables una de la otra. Lo mismo sucede con todas las demás madres y sus respectivos hijos: no son madres sólo del cuerpo, sino también del alma, pues aunque no generan el componente espiritual de la persona de sus hijos, son madres de la totalidad de la persona de sus hijos, es decir tanto del cuerpo, como del alma de sus hijos. La Santísima Virgen María concibió, entonces, una persona. Como esa persona que es Jesús es “Persona Divina” con dos naturalezas (humana y divina), sabemos que María es verdaderamente “Madre de Dios”. Sin embargo, hay que aclarar que, a pesar de ser Madre de Dios, María no es su madre en el sentido de que ella sea la fuente de la divinidad de su Hijo o que ella sea mayor que Dios. Decimos que es Madre de Dios, porque llevó en su vientre a una Persona Divina, Jesucristo-Dios, y en el sentido que de ella se tomó el material genético para la forma humana que Dios tomó en Jesucristo. Al discutir esto, los fundamentalistas aducen que María sólo llevó en su vientre la naturaleza humana de Jesús. Pero ... ¿es que las madres llevan en sus vientres y dan a luz a una “naturaleza humana” o una “persona humana”? Ese bebé que está en su vientre es alma y cuerpo, no solamente cuerpo. María, igual que todas las madres, dio a luz a una persona. Esa persona es Jesucristo y esa persona a la que María dio a luz es Dios. Por eso es Madre de Dios. En la Biblia muchas veces se habla de María, Madre de Jesús. Pero la cita más explícita en cuanto a la maternidad divina de María es la expresión de Santa Isabel al ser visitada por la Virgen María: “Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: ‘... ¿cómo he merecido que venga a mí la Madre de mi Señor?’” (Lc. 1, 42). “Mi Señor” es sinónimo de “Dios”. Luego añadió Isabel: «¡Dichosa tú por haber creído que se cumplirían las promesas del Señor!»(Lc. 1, 45). Se refería Isabel a lo que Dios le había mandado a decir con el Ángel. Se ve, pues, claramente, que Isabel por inspiración divina, llamó a María “Madre de Dios”. La Tradición Cristiana desde los primeros tiempos en la Iglesia comienza a llamar a María “Theotocos” o “Madre de Dios”. La primera cita de Theotocos se cree que fue del siglo 3. Los Santos Padres expresan esto con claridad, defendiendo fuertemente la Maternidad Divina contra todos los que la atacan en una u otra forma. La declaración formal del Dogma de María Madre de Dios fue en el 431 en el Concilio de Éfeso. . ¿Quién es el Padre de Jesús? Dios mismo. En el caso de nosotros, Dios dio a nuestros padres la capacidad de unirse en forma maravillosa y así dar vida a un bebé que va creciendo en el vientre de la mamá. La concepción de los seres humanos es también un prodigio. Ese bebé es persona desde el mismo momento que se unen la semilla del papá con la de la mamá. Y Dios infunde un alma en ese mismo momento. ¡Eso es algo extraordinario! Pero la concepción de Jesús fue de otra manera: fue algo inefable, pero además, fue un milagro. El Espíritu Santo, que es la Tercera Persona de la Santísima Trinidad cubrió a María con su sombra, nos dice la Biblia. Y, enseguida comenzó a formarse en el vientre de la Virgen, Jesús bebé. Eso se llama el Misterio de la Encarnación: Dios se hace carne (se hace ser humano) siendo también Dios. Por eso decimos que Jesús es Dios y Hombre verdadero. . ¿Por qué decimos, entonces, que María es Madre de Dios? Porque a ella Dios le pidió ser su Madre aquí en la tierra. Y es Madre verdadera, porque ella concibió en su vientre al Hijo de Dios, lo llevó dentro de ella 9 meses y dio a luz a Jesús de forma extraordinariamente milagrosa (no como todas las mamás de la tierra) y lo cuidó como su Hijo que era. Y también lo acompañó hasta el momento de su muerte en la Cruz. Esto no siempre fue aceptado así no más. Por eso, el Papa Juan Pablo II, en noviembre de 1996, reflexionó sobre las objeciones planteadas por Nestorio para que se comprenda mejor el título “María, Madre de Dios”. ¿Quién fue Nestorio? Fue un cristiano, Patriarca de Constantinopla, declarado hereje en el Concilio de Éfeso por enseñar que Jesús es dos personas (y dos naturalezas) en un cuerpo y que María es sólo la madre del Jesús humano y que no debería ser llamada "Madre de Dios”. Fue en este Concilio de Éfeso (431 aD) en el que se proclamó solemnemente a la Santísima Virgen María como verdadera Madre de Cristo, que es verdadero Hijo de Dios. Pero, en oposición al Nestorianismo, surgió el Monofisismo, que sostenía lo opuesto: solo había una naturaleza en la persona de Cristo, la divina. Para éstos Cristo es sólo Dios. Fueron condenados por el Concilio II de Constantinopla en 553. “La expresión Theotokos” ,que literalmente significa ‘la que ha engendrado a Dios’, dice Juan Pablo II, “a primera vista puede resultar sorprendente, pues suscita la pregunta: ¿cómo es posible que una criatura humana engendre a Dios? La respuesta de la fe de la Iglesia es clara: la maternidad divina de María se refiere sólo a la generación humana del Hijo de Dios y no a su generación divina”. “El Hijo de Dios fue engendrado desde siempre por Dios Padre y es consustancial con Él. Evidentemente, en esa generación eterna María no intervino para nada. Pero el Hijo de Dios, hace dos mil años, tomó nuestra naturaleza humana y entonces María lo concibió y lo dio a luz”, añadió. Asimismo, señaló que la maternidad de María “no atañe a toda la Trinidad, sino únicamente a la segunda Persona, al Hijo, que, al encarnarse, tomó de ella la naturaleza humana”. Además, “una madre no es madre sólo del cuerpo o de la criatura física que sale de su seno, sino de la persona que engendra”, enfatizó San Juan Pablo II. . Existe una fiesta en la Iglesia que conmemora este dogma? La Solemnidad de Santa María Madre de Dios es la primer Fiesta Mariana que apareció en la Iglesia Occidental, su celebración se comenzó a dar en Roma hacia el siglo VI, probablemente junto con la dedicación –el 1º de Enero del templo “Santa María Antigua” en el Foro Romano, una de las primeras iglesias marianas de Roma. Más adelante, la Iglesia celebraba el 1º de enero la Circuncisión del Niño Jesús. Pero en 1931 el Papa Pío XI, con ocasión del 15º centenario del Concilio de Éfeso (431), instituyó la Fiesta Mariana para el 11 de octubre, en recuerdo de este Concilio en que se proclamó a María Madre de Dios. Pero en la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II se trasladó la fiesta al 1º de Enero, con categoría litúrgica máxima de solemnidad, y con título de Santa María, Madre de Dios. A una semana del Nacimiento del Niño-Dios, la Iglesia nos presenta para comenzar el nuevo año, la Fiesta de María, Madre de Dios. Y esta frase “Madre de Dios” se dice muy fácilmente, pero por lo acostumbrados que estamos a oírla y a repetirla tal vez no nos detenemos a pensar en toda su dimensión el significado de que un ser humano, como nosotros, María -una de nuestra raza- pueda ser “Madre de Dios”. De todos los privilegios, títulos y dogmas de María, éste es sin duda el mayor y de más trascendencia, pues todos los demás (Inmaculada Concepción, llena de Gracia, Virginidad perpetua, Asunción, etc.) fueron dados en atención a este hecho tan inmenso y tan elevado: el de ser la Madre de Dios. Después de Jesucristo, aunque salvando la distancia entre lo humano y lo divino, entre lo finito y lo infinito, la Santísima Virgen María Madre de Dios hecho Hombre, es la creatura más grande, más bella, más excelsa que haya existido. Relato místico de
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