LECCION #17 VOCACION CRISTIANA
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1. ¿Por qué soy cristiano? ¿Por haber nacido en una familia cristiana? No escogemos nacer en una familia católica. Eso es una gracia, un regalo de Dios. Y por ese regalo de Dios, hemos nacido católicos y hemos sido bautizados católicos. Somos cristianos y somos católicos. Ahora bien, llega un momento de opción. Llega un momento en que tenemos que hacer una elección personal. En algunos casos, esa elección suele coincidir con el Sacramento de la Confirmación que han de recibir algunos este año, pero esa opción pudimos haberla tomado mucho antes de ese momento tan especial Asimismo, si uno de aleja de la Fe, del Cristianismo, de la Iglesia Católica, es porque no ha hecho una elección personal. 2. ¿Por qué hay que escoger ser cristiano? ¿Qué cambia en nuestra vida por ser cristiano, el ser católico? Algunos Protestantes, por ejemplo, dicen que porque Dios otorga riquezas materiales. ¿Será nuestro caso? Tampoco podemos hacernos cristianos para pasar los exámenes, porque Dios nos vaya a ayudar ¿no?. ¿En qué consiste ser cristiano? ¿En qué consiste ser católico? Ser cristiano es vivir una relación personal con Cristo: yo quiero aceptar este Amor que Cristo me ofrece y también quiero responder a este Amor. Las personas que no han descubierto esa relación de amistad con Cristo no saben ser cristianos. Ser católico consiste en pertenecer a la única Iglesia que Cristo dejó fundada, en la cual tenemos todos los medios de salvación que necesitamos para ser verdaderos cristianos. 3. ¿Podemos ver con nuestros ojos a Cristo en esa relación personal que tenemos con El? En esta relación de Amor, Cristo está escondido, pero presente … más presente que lo yo estoy a mí mismo. Esa relación de amistad con Cristo comienza cuando me doy cuenta que El me mira y que me está amando. Entonces, no me queda otra cosa que yo también responder, amándolo también. 4. ¿Cuándo comienza mi relación con Cristo? En nuestro Bautismo. Vamos a ver ... ¿Qué recibimos en el Bautismo? Recibimos la Gracia, que es la Vida de Dios en mí. Recibimos también la Fe. Y, además, de la Fe, las otras virtudes teologales. Recibimos: Fe, Esperanza y Caridad. 5. ¿Qué es la Fe? La Fe es la luz que ilumina la inteligencia para descubrir a Dios. 6. ¿Y la Esperanza? La Esperanza eleva mi inteligencia y mi voluntad para desear lo que Dios quiere darme. 7. Y … ¿qué será lo que Dios quiere darme? La Caridad. Lo que Dios quiere darme es El mismo. Esa es la Caridad, el Amor de Dios, porque Dios es Amor (1 Jn 4, 7b) 8. ¿Qué otra cosa me ha dado el Bautismo? Me ha hecho hijo de Dios. Más exactamente, me ha dado el derecho a ser hijo de Dios. Pero yo he, de hecho, renunciado a ese derecho cada vez que he pecado, porque el pecado rompe mi relación con Dios. Al comienzo del Evangelio de San Juan vemos el proyecto de Dios, con relación a nosotros, sus creaturas: “a todos los que lo recibieron, que son los que creen en su Nombre les dio la potestad de ser hijos de Dios” (Jn. 1, 17). Y en Efesios 1, 5: “Determinó desde toda la eternidad que nosotros fuéramos sus hijos adoptivos por medio de Cristo Jesús”. Vemos, entonces, el proyecto de Dios:
nos destinó de antemano para ser “hijos de Dios”. Vamos a ver con más detalle en qué consiste ser “hijo de Dios”. Un hijo, por supuesto, es indicativo de que tiene padre. El padre es fuente de vida humana para su hijo. Pero … hijo de Dios ¿qué es? Dios tiene un Hijo Unico, Jesucristo. Pero también quiso tener hijos adoptivos. Por eso es que hemos dicho que “PADRE NUESTRO” significa primeramente que Dios -que es Padre de Jesucristo- es nuestro Padre también, porque Cristo quiso compartir Su Padre con nosotros... sin nosotros merecerlo! 10. ¿Cómo es un hijo adoptivo? ¿ ¿Cuáles son sus derechos? Es alguien admitido a la familia, que aunque no es hijo realmente, tiene los mismos derechos. Pero hay una diferencia en esta comparación de hijos adoptivos de Dios. ¿Cuál será? El padre del hijo de familia adoptado ¿es verdaderamente su padre? No lo es. Pero en el caso nuestro como “hijos de Dios”, Dios nos comunica realmente su Vida, dándonos su Gracia, a pesar de ser adoptados. Somos adoptados, pero recibimos la Vida Divina de nuestro Padre del Cielo. Que Dios es nuestro Padre es una realidad. Y es una realidad con más derechos que en la adopción en sentido humano, pues hay comunicación de vida. Y todo esto, sin ningún merecimiento de nuestra parte. Esto nos debe llevar a la oración de agradecimiento, de alabanza, de Adoración. Además tenemos derecho a herencia, a la misma herencia que tiene el Hijo por naturaleza, que es Jesucristo. 11. ¿Cuál será la herencia nuestra como hijos de Dios? El derecho al Cielo. Esa es nuestra herencia. Todos tenemos derecho a esa herencia. Lo que sucede es que muchos la rechazan (se ponen en contra de Dios) o la cambian por baratijas en esta vida (prefieren los placeres y los apegos materiales). 12. Nuestra herencia es el Cielo y nuestra vocación cristiana aquí ¿en qué consiste? La vocación cristiana es una vocación a la santidad. “Sed santos como Yo soy Santo” es un llamado muy temprano en Historia de la Salvación, desde el tercer libro de la Biblia, el Levítico (Lev. 11, 44; 19, 2; 20,26). San Mateo, en el primero de los Evangelios, repite exactamente lo mismo, pero se ha usado en vez de santo la palabra perfecto. (Mt. 5, 48). Y San Pablo lo reitera: “Dios nos eligió antes de la creación del mundo para ser santos e irreprochables” (Ef. 1, 4). Esa es la vocación cristiana: la santidad. No hay herencia del Cielo sin santidad. 13. ¿En qué consiste la santidad? Y ¿en qué no consiste la santidad? Santidad no consiste necesariamente en tener gracias extraordinarias, ni tener un cuerpo incorrupto, o tener el don de profecía, de éxtasis o tener levitaciones, ni hablar muy bonito. Esto no es la esencia de la santidad, aunque pueden darse tales cosas en personas santas. La santidad consiste esencialmente en hacer la Voluntad de Dios en todo. Esto se dice muy rápidamente, pero es un camino largo, y es posible y fácil si aprovechamos las gracias que Dios nos da. Pero es un camino exigente. 14. ¿La santidad se da de repente o de una vez por todas? No. Por el contrario, la santidad es un camino, que comienza con nuestro Bautismo y termina con nuestro paso a la Vida Eterna. 15. ¿Por qué decimos que es un camino, un proceso, algo que se va desarrollando? ¿Por qué decimos que la santidad es un camino de perfección. Porque Dios nos comunica su Gracia como una semilla en el Bautismo. Como nos dice en Mateo 13, 31: como una semilla de mostaza que es pequeñita, pero cuando crece llega a ser un arbusto grande en el que pueden posarse las aves. Recibimos la Gracia de Dios en el Bautismo en estado de semilla, no de perfección. Y esa semilla hay que hacerla crecer. Depende de nosotros el que crezca o se debilite y muera. 16. ¿Cómo se hace crecer? Buscando siempre la Voluntad de Dios, aprovechando las gracias que El constantemente nos prodiga. La Gracia Divina es la semilla. Las gracias divinas son todos los elementos que hacen que esa semilla se convierta en planta, en árbol. 17. ¿Recuerdan algunas de las gracias que Dios nos comunica? .
Gracias Sacramentales: el Bautismo, y a lo largo de nuestra vida, especialmente
la Confesión y la Comunión. 18 . Decíamos que la Santidad consistía en hacer la Voluntad de Dios en todo. Pero hay que comenzar por lo primero y más específico: los Mandamientos de la Ley de Dios. Y ¿cuál es el Primero y más importante de los Mandamientos? Amar a Dios. Amarlo sobre todas las personas y cosas. Y amarlo con toda nuestra alma, nuestra fuerza, nuestro corazón. Así comienza a darse el camino de perfección que es la santidad. Así comenzamos a estar unidos con Dios y unidos entre nosotros. 19. Vamos a ver ... ¿qué quiere darme Dios? ¿qué comparte Dios conmigo? Notemos, primeramente, que la iniciativa viene de Dios. Dios es Quien da el primer paso: Dios viene a nosotros. El, gratuitamente, me ofrece su amistad, su Amor. Yo puedo decir sí o no. ¿Qué va a compartir Dios conmigo? Todo. Dios quiere darme todo, como le da todo a su Hijo … sin quedarse con nada. Dios quiere hacer lo mismo conmigo. Su Hijo le da todo también. Pero Dios no se impone. Dios quiere ser elegido libremente. Igual que el amor humano, el amor a Dios no puede ser obligado: simplemente no es posible. Dios no nos forza a amarle. Nos hace libres y corre el riesgo de ser rechazado. Y ¡mira si es rechazado! Eso es el pecado: rechazar a Dios. Entonces, si Dios comparte Todo conmigo. ¿Qué me toca a mí compartir con Dios? ¿Cómo puedo amarle como El me ama? Dándome todo yo también. En eso consiste tener una relación personal de amistad con Dios y de amor a Dios. Esa amistad nuestra de amor con Dios se va desarrollando a lo largo de nuestra vida. Así vamos respondiendo a nuestra vocación cristiana. Durante esta vida, nuestra amistad con Dios se encuentra en desarrollo. Llega a su perfección en el Cielo, con la Visión Beatífica. 20. ¿Y qué es la Visión Beatífica? Es el poder ver a Dios como es El y cara a cara. “Seremos semejantes a Dios, porque lo veremos tal cual es” (1 Jn. 3, 2). Significa esto que no podemos ver a Dios si no somos semejantes a El: purificados de toda mancha de pecado. En esa purificación de toda culpa y pena de pecado (vestiduras blancas) consiste nuestra semejanza con Dios. La belleza de la naturaleza nos deja encantados. Y ésta es sólo un pequeñísimo reflejo de Dios. La visión beatífica consiste en contemplar la belleza de Dios cara a cara. Para esto es la Esperanza. La Esperanza dispone nuestra voluntad para que desee el don de Dios. 21. Pero ¿nos damos cuenta que a veces cambiamos a Dios por baratijas? ¿Pueden dar algunos ejemplos de baratijas o “cosas chimbas”? Placer, libertad sexual, libertinaje (libertad para hacer lo que me provoca). Y hasta cosas lícitas, como salud, longevidad, bienes humanos. Estas últimas son cosas lícitas, pero Dios quiere darnos muchísimo más que eso. Pueda que nos dé algunas de esas cosas, pero eso no es lo esencial. Eso nos lo da por añadidura. Porque lo que Dios nos ofrece es El mismo. El quiere darse El mismo. Y tengamos en cuenta que sólo Dios nos satisface plenamente. Por más que busquemos felicidad por aquí y por allá, en personas y/o cosas, no la encontraremos. Serán felicidades postizas y pasajeras. Todo lo que nos es Dios nos llena a medias y de manera engañosa, pero no nos plena. Por eso decía San Agustín: “Nos has creado para Ti y nuestro corazón no puede descansar sino en Ti”. Ser cristiano es querer llegar a la Visión Beatífica y caminar para alcanzarla. Esto es la vocación cristiana. 22. ¿Quiénes pueden ser santos? ¿La santidad para quiénes es? Convertirse en santo es una vocación para todo el mundo: es para todos; no es para privilegiados. No es una vocación extraordinaria: es para todos. 23. Y ¿cómo se llega a la santidad? Uniendo mi voluntad a la Voluntad de
Dios. Haciendo mi voluntad igual a la Voluntad de Dios, comenzando por
los Mandamientos y siguiendo con aceptar los planes de Dios para nuestra
vida.
APOLOGETICA La Biblia menciona en algunos pasajes a unos “hermanos” de Jesús. Pero es muy importante destacar que nunca habla de otros “hijos de María”. Y hay una diferencia entre hermanos de Jesús e hijos de María ¿no? “Alguien le dijo: ‘Tu madre y tu hermanos están ahí fuera y quieren hablar contigo’” (Mt. 12, 47). “¿No es éste el hijo del carpintero? ¡Pero si su madre es María y sus hermanos son Santiago, y José, y Simón, y Judas! Sus hermanas también están todas entre nosotros?” (Mt. 13, 55-56). La palabra hermano puede resultar confusa para quien no conoce el idioma arameo y el hebreo, porque el término “hermano” en la Biblia se utiliza para designar, tanto a los hermanos carnales, como a los parientes, entre ellos primos en diferentes grados, sobrinos, etc. Por ejemplo, Lot era sobrino de Abraham (cf. Gen. 11, 27-31) y éste dice que son hermanos: “Abraham dijo a Lot: ‘Mira, es mejor que no haya peleas entre nosotros ... ya que somos hermanos” (Gen. 15, 8). “Tobías dijo a Rafael: ‘Hermano Azarías, dile a Ragüel que me dé por esposa a mi prima Sara” (Tob. 7, 9). Sara, efectivamente, era prima de Tobías. Pero unos versículos más adelante Ragüel le entrega Sara a Tobías diciendo lo siguiente: “Recibe a tu hermana” (Tob. 7, 12). Hay una consideración adicional: ¿Por qué Jesús, muriendo en la cruz, tuvo que encomendar su Madre, la Santísma Virgen María, a San Juan? Si hubiera María tenido otros hijos, esto no hubiera sido necesario. Esta escena al pie de la cruz en que Jesús encomienda su Madre al discípulo amado, descrita por el mismo San Juan en su Evangelio, quien estaba allí presente en ese momento, nos da indicios adicionales de que al pie de la cruz había varias Marías distintas a la Madre de Jesús. También este trozo es un ejemplo del uso de la palabra “hermana”, como prima o pariente. “Cerca de la cruz de Jesús estaba su madre, con María, la hermana de su madre, esposa de Cleofás, y María de Magadala. Jesús, al ver a la Made y junto a ella al discípulo que más quería, dijo a la Madre: ‘Mujer, ahí tienes a tu hijo’. Después dijo al discípulo: ‘Ahí tienes a tu madre’. Y desde aquel momento el discípulo se la llevó a su casa” (Jn 19, 25-27). Así que cuando se habla de hermanos de Jesús (que no “hijos de María"), se está hablando de parientes de Jesús más o menos cercanos a El. De dos de los llamados “hermanos” de Jesús, Santiago y José, el Evangelio nos da el dato de quién era su madre: por cierto, otra María, pero no la misma madre de Jesús: Al describir la escenas de las personas que estaban al pie de la cruz con Jesús, el Evangelio de Mateo nos dice esto: “También estaban allí, observándolo todo, algunas mujeres que desde Galilea habían seguido a Jesús para servirlo. Entre ellas estaba María Magdalena, María, madre de Santiago y de José, y la madre de los Zebedeo” (Mt. 27, 55-56). De haber sido hermanos carnales de Jesús e hijos de la Virgen María, se hubiera especificado. Por el contrario, unos versículos más adelante el Evangelista hace saber que la madre de Santiago y José es otra María, distina a María Santísima: “Mientras tanto, María Magdalena y la otra María estaban allí, sentadas frente al sepulcro” (Mt. 27, 61). Por otro lado, en la lista de los Apóstoles que da el mismo Mateo, informa quien es el padre de Santiago, esposo de esa otra María, por tanto padre también de ese José: “Santiago, el hijo de Alfeo” (Mt. 10, 3b). El Evangelista Marcos aclara la identidad de esta otra María aún más: “Había unas mujeres que miraban de lejos, entre ellas, María Magdalena, María, madre de Santiago el Menor y de José, y Salomé” (Mc. 15, 40). LITURGIA TRIDUO PASCUAL ¿Qué vamos a conmemorar en la SEMANA SANTA? En la Semana Santa recordamos los misterios más importantes de nuestra fe cristiana, pues conmemoraremos la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, además de la Institución de la Eucaristía. JUEVES SANTO: Conmemoramos la Institución de la Eucaristía. En la mañana se celebra la Misa Crismal del Obispo de cada Diócesis con sus Sacerdotes. En es Misa se bendicen el Oleo de los catecúmenos (usado para el exorcismo antes del Bautismo) y el Oleo de los Enfermos (usado en la Unción de los Enfermos y se consagra el Santo Crisma. El Santo Crisma es el óleo perfumado que representa al mismo Espíritu Santo y que recibimos en nuestro Bautismo y también es el mismo que recibimos en nuestra Confirmación. El Santo Crisma se usa también ¡nada menos! que en la ordenación de los Diáconos, Sacerdotes y Obispos. La palabra crisma proviene de latín: chrisma, que significa unción. Y en la tarde hay una sola Misa en cada Iglesia o Parroquia para conmemorar la Institución de la Eucaristía y la del Sacramento del Orden Sacerdotal. VIERNES SANTO: Conmemoramos la Pasión y Muerte del Señor. Es el único día del año, junto con el Sábado Santo, en que no se celebra ninguna Misa en ninguna parte del mundo, porque Jesucristo muere y está en el sepulcro, hasta el Sábado en la noche. Lo que se celebra el Viernes Santo es una Liturgia, en la que se distribuye la Comunión con las Hostias consagradas el Jueves Santo y guardadas para este fin. La noche del Jueves Santo las Iglesias permanecen abiertas hasta más tarde para propiciar la Adoración del Santísimo, en lo que se llama el Monumento, el cual queda expuesto también todo el Viernes Santo hasta que comienza en la tarde la Liturgia propia de la Pasión y Muerte del Señor. NOTA: En Venezuela hay la tradición de la visita a los 7 Templos, posiblemente originada por alguna Indulgencia concedida en algún momento antaño. La visita a los 7 Templos no es lo más importante del Triduo Pascual. Lo más importante del Jueves y Viernes Santo es la Adoración al Señor en el Santísimo Sacramento solemnemente expuesto esta noche y este día. No hay que ir a 7 sitios diferentes, puede ser –y tal vez sea mejor- en un solo sitio, para poder adorar al Señor con recogimiento y mucho respeto. VIGILIA PASCUAL el SABADO SANTO en la noche: Esta es la celebración más bella e imponente de todo el año litúrgico, pues se conmemora la Resurrección del Señor. La Liturgia está dirigida a hacer vivir el gozo del triunfo del Señor. Y, si nos hemos preparado adecuadamente en la Cuaresma y en la Semana Santa, seguramente podremos experimentar el gozo de la Resurrección: Cristo ha triunfado de la muerte y nos ha liberado de la atadura del pecado!!! Quien ha ido a la Vigilia del Sábado Santo no le es indispensable ir a Misa el Domingo de Resurrección. Las Misas del Domingo de Pascua o Resurrección también nos informan de este gozo pascual, pero no con la solemnidad de la Vigilia Pascual. NOTA: Lo más importante de la Vigilia Pascual no es la bendición del agua, que suele ser considerado así por una gran mayoría de los que va a esa celebración.
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